Fuego de malabares

PPOSDATA Digital Press | Argentina 

Por Luis García Orihuela | Escritor | Poeta | Dibujante  

Creo que desde aquel día que le vi

supe el que antes o después

escribiría sobre él.

Desde entonces son meses

los que han pasado

o incluso puede que un año...

o quién sabe si dos.

A ciertas edades el tiempo

parece tener prisa

por quitársenos de en medio.

Es como si se hubiese aburrido

de ver la misma cara

todos los días

y se hubiera buscado

un cuerpo nuevo

al que envejecer

y ajar sin miramientos.

 

Pero a lo que iba,

sentado siempre a horas tempranas

o muy tardías, refugiado del frío

y de la gente plomiza, esperando la divina

y ansiada aparición del transporte urbano

fue y es en dónde le veo

hacer juegos malabares

en cuanto el semáforo frente a mí

cambia del verde al rojo

y los autos se detienen con desgana.

Es entonces cuando el muchacho

toma protagonismo

y hace su número circense

allí en medio.

 

La primera vez que le vi

lanzaba al aire sus tres bolos

blancos y rojos sin un gran acierto.

Resultaba triste y desagradable

ver como se le caían al suelo

una y otra vez

sin conseguir mejorar

su patética actuación.

Recuerdo que en aquella ocasión

pensé "¿pero como espera obtener

algún dinero siendo tan malo?

Pero a cada cambio del semáforo

ahí aparecía él nuevamente.

Rojo, verde, rojo, verde... así una y otra vez. Unos pocos segundos para convencer,

unos pocos segundos para que le puedan

dar acaso unas monedas.

 

 

Hoy volví a la parada de siempre,

era noche cerrada y allí estaba.

¿Era él? No lo se.

Estaba encapuchado,

con una sudadera negra

y unos jeans oscuros.

En sus manos los bolos blancos y rojos

Ahora eran antorchas que despedían fuego

e iluminaban el cielo con destreza.

Rojo, verde, rojo.

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AUDIO

VOZ  EN OFF, Y PRODUCCIÓN: Luis García Orihuela

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