La honestidad de un mendigo lo convirtió en comandante del ejército

Durante la dinastía Qing (1644—1912), vivía un ciego de apellido Chen, el podía predecir la suerte con solo tocar los huesos de la persona. Esta es su historia.

Cultura - Sucesos históricos 28/08/2020 CVA  Producciones Integrales CVA Producciones Integrales

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    Fue mendigo durante su adolescencia y gracias a su honestidad los dioses lo premiaron permitiéndole ser comandante del ejército. Imaen ilustrativa; theepochtimes.



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Durante la dinastía Qing (1644—1912), vivía un ciego de apellido Chen. Era muy conocido porque podía predecir la suerte con solo tocar los huesos de la persona. La gente de lugares lejanos había oído hablar de él.

El comandante en jefe del área militar de Zhangzhou, en la actual provincia china de Fujian, invitó a Chen a su residencia. Le pidió al ciego que tocara los huesos de algunos de sus subordinados. Chen hizo una descripción minuciosa y precisa de sus pasados. Cuando fue el turno del comandante en jefe, Chen dijo: “Un mendigo, no es digno del esfuerzo”. Los subordinados reprendieron a Chen por su falta de respeto hacia su comandante.

Pero el comandante en jefe no se molestó. Simplemente le pidió a Chen que tocara sus huesos una vez más. Chen dijo: “¡De hecho, ésta es la estructura ósea de un mendigo!”. Sin embargo, cuando llegó a la cabeza, dijo: “¡Esta es la cabeza de un comandante en jefe que estaba destinado a tener un rango noble!”. El comandante en jefe quedó sorprendido por la experiencia de Chen y la historia exacta que describió de él.

El comandante en jefe explicó a todos que en realidad él era un mendigo en su adolescencia. Un día, él halló una bolsa de plata en la carretera. Sostuvo la bolsa y esperó a que el dueño regresara. Pronto alguien volvió y parecía estar buscando algo. El mendigo adolescente charló con él. Después de confirmar que él era el dueño, le devolvió la bolsa de plata. El dueño se mostró muy agradecido y quería compartir una porción de la plata con el adolescente. Sin embargo, el adolescente no aceptó ninguna recompensa. El dueño pidió su nombre para que pudiera devolver el favor en el futuro. El adolescente tampoco le dio su nombre.

Esa noche el adolescente tuvo un sueño extraordinario. En el sueño, un ser divino le frotaba la cabeza. Al poco tiempo del extraño sueño se alistó en el ejército, escaló posiciones y con el tiempo se convirtió en comandante en jefe.

Solo entonces la gente entendió toda la historia.

Fuente: Minghui.org

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