
POSDATA Digital Press | Argentina

A su paso todo muere
y nada queda.
Nada sobrevive a su huella
las flores no florecen
se marchitan, perecen
al acercárseles
sin remisión.
El agua
antes clara y cristalina
se vuelve turbia, huele mal
los charcos se tornan fango,
los ríos corren vidriosos
cómo ojos de muerto
y hablan entre llantos
a la lóbrega noche.
Los perros despavoridos
ladran sin parar
a la nada, a lo invisible
que se les acerca
corriendo con el rabo
entre las piernas.
Los orgullosos lobos aúllan
reunidos en manada
a una luna que se esconde
tras las negras nubes
evitando ser cómplice.
Suenan acercándose
cascos de caballos y campanillas
un corcel negro aparece
recortándose en un horizonte
que amanece rojo
como la sangre recién derramada
sobre un altar.
La tierra tiembla horrorizada
al sentirse pisoteada
por la bestia del Averno
cuyos ojos miran
despavoridos hacia el frente.
A los lados saltan
pequeñas esquirlas prendidas,
un fuego fatuo aparecido de improviso
prende todo a su paso.
Relincha la negra bestia
al sentirse espoleada
por su huesuda montura.
La Hueca ríe
y muestra su voraz dentadura
los árboles se retuercen
y crujen a su paso
incapaces de huir de su gélida presencia
enterrados de pie de por vida.
***
AUDIO.-Voz en off y producción:Luis García Orihuela
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