La vida es un puñado de rosas

«Entrevista con Graciela Enriquez»

Mi mundo mágico 10/12/2021 Graciela Cecilia Enriquez
Graciela Enrique
Graciela Cecilia Enriquez 

POSDATA Digital Press | Argentina

Por Yanna Gab

Son las tres de la tarde, estoy en el banco de esta plaza esperando por Graciela. Siempre me gusta llegar un poco antes, para poder esperar yo, y no tengan que esperar los demás. Manías que uno tiene.

El sitio lo eligió ella, es una bella plaza, tiene mucho verde y arreglos florales muy coloridos. El banco en donde estoy sentada esta pintado de color blanco, lo que me trae mucha paz.

La veo caminar, el día es cálido, así que tiene puesto una blusa lisa de color blanco que parece de seda porque brilla, y un pantalón pescador color azul, en sus pies sandalias. Cuando llega a mi, nos saludamos con dos besos y la invitó a sentarse junto a mí.

—Hola Graciela, ¿cómo estas?

—Muy bien.

—Yo te conozco, pero que tal si te presentas a los lectores 

—Me llamo Graciela Cecilia Enriquez, y soy escritora.

¿Qué significa para ti escribir? —le hago la primera pregunta.

—Para mi escribir es una pasión, es como hacer realidad el sueño de mi niñez y adolescencia. Es el fruto de todo lo que he imaginado, la esencia de mi naturaleza como humana.

¿Desde cuándo escribes? —Recargo mi peso sobre el respaldo del banco.

—Escribo exactamente desde los diez años. Después de conocer La Colección de Robin Hokk, quedé atrapada entre esas páginas y supe que quería ser cuando fuese grande. A partir de allí, mi pluma se desató y mis manos sin problemas armaron palabras, y oraciones que nunca hubiera creído poder escribir. La adolescencia llegó con poemas y versos hablando de amor y desamor. Aunque siempre supe que la narrativa y los cuentos eran mi fuerte.

Entonces, ¿Cómo definirías tu estilo?

—Mi estilo —dijo acomodándose el cabello—. Es de género fantástico y místico. —Emite una sonrisa leve como si hubiese recordado algo—. Entre realidades posibles mezclado con lo sobrenatural. El suspenso y el misterio de portales que se abren cruzando tiempos y espacios al pasado o futuro. —Subo mis piernas al banco, estoy disfrutando tanto la entrevista que me invita a sentirme cada vez más cómoda—. La fantasía es la que me saca de mi presente, para construir líneas paralelas alrededor de sus personajes.

Es muy interesante el estilo que escribes, particularmente me gusta mucho. Yo soy adulta, pero cuéntame…

¿Para quién escribes?

—Muchos... —se ríe levemente— me catalogaron como escritora para niños. Es verdad, no lo niego. Escribo para chicos que ya entiendan una lectura más juvenil. —Elevó las cejas, y quedó pensativa—. Pero al mismo tiempo, es de interés general, para el adulto que desee encontrarse con su niño interior. Algunos de los cuentos, leyendas traen consigo una historia que también los puede hacer reflexionar. —Ladea la cabeza—. No en todos los casos.

Hablando de reflexiones. Como escritores buscamos que el personaje sea lo más real posible, aun si es fantasioso. —La miró directo a los ojos—. Y me preguntó:

¿A cuál de ellos te pareces psicológicamente?

—Bueno —suena dubitativa—. Me gusta ser parte de un personaje épico, con sus dramas, problemas y amoríos entre reinos y plebe.

¿Cuál te ha costado crear más? —Aprovecho a preguntarle cuando hace una pausa.

 —Uno que tengo publicado, una novela que en realidad es Graciela y su familia. Son parte de esa historia, porque con mucho esfuerzo y emoción logré crear a «Ela… La heredera» —Se acomoda su cabello nuevamente. Ya estoy creyendo que es un tic suyo—. Anteponiendo mi vida real, una autobiografía dentro de un cuento fantástico. —Carraspea para aclarar su voz—. No hay nada más complicado que relatar mis experiencias, vivencias, mis sufrimientos. Así también como las alegrías y felicidad que me han dado mis hijos y nietos. —Sus ojos se llenan de lágrimas—. Fue y es mi personaje más complicado por la sensibilidad y responsabilidad de exponerme, no solo mis sentimientos, sino la de mis hijos y la familia en general. Padres y hermanos —Sacude sus manos al aire—. Soy yo que lucha por sobrevivir en un mundo donde ella al principio es invisible ante sus ojos. Están plasmados en la historia también el recuerdo de mi abuelita, y su dedicación conmigo, que me permitieron plasmar en esas hojas su identidad con la sabiduría de lo chamánico y la fe de que el amor todo lo puede.

Podrías decir, ¿Qué ese es tu favorito? —le pregunto.

—En verdad, mi favorito es. —Sonríe—. una novela llamada La Leyenda del Guerrero I, perteneciente a una saga que he comenzado a escribir entre el 2016 y 2017, esa aun no esta publicada. Y ya tiene un segundo libro La leyenda vuelve a surgir II t la tercera aún está en borrador. —Se queda pensativa—. Es mi libro favorito porque sus personajes son todo lo que soñé leer en un libro y ver en una película.

Tienes muchos libros escritos. ¿Cómo te inspiras?

—Primero, cuando siento y deseo escribir algo. Buscó en que época ubicar la historia, lugares para desarrollar. Entonces estudio, me informo sobre el tema en cuestión, los porqué y cómo. El segundo paso es dejarme llevar por él, la o los personajes. Van naciendo de una manera… —La observé buscar las palabras— espontánea. Seguramente después cambio algunos datos físicos como color de ojos, piel o lo que fuese necesario. Los presento con su carácter, su identidad y fuerza para sobrellevar lo que va acontensiéndole. —Baja la mirada, como buscando no olvidarse de nada y me sonríe dándome paso a la siguiente pregunta.

La gente quiere conocer más del trasfondo de un autor, y ya que estamos en el tema, te pregunto ¿Cuál es el estado habitual de Graciela?

—Se podría decir que soy muy sensible, que todo me fluye a flor de piel. Tengo un carácter avasallador. —Se sonríe—. Reconozco la amistad sobre todas las cosas, la lealtad y sinceridad cuando tengo que expresar algo, son dos cualidades que siempre me acompañan. No me gustan para nada las mentiras. —Niega con la cabeza—. Me ponen mal las injusticias, y la ignorancia de creerse alguien más que otros. —Su efusividad en las palabras me asombra, culmina diciendo—. Me considero melancólica y meditabunda.

La siguiente pregunta no es para que medites, si no respondas rápido —Sonreímos—. La apodé Tres al hilo. Responde: ¿Cuál es tu flor favorita? ¿Tu animal favorito? ¿Tu color favorito? —Quedó callada unos segundos y respondió.

—Mi flor favorita es la Hortensia, me gusta mucho el violeta, y el animal que es mi favorito es el León.

—Eso sí que fueron tres al hilo —Rio—. Sigamos conociéndote:

¿Algún amor platónico literario?

—El Guerrero Moronihe, de mi libro aún no nacido.

¿Escribes de día o de noche?

—Para escribir busco la tranquilidad y el silencio. Esas sensaciones me las brinda la noche. Si el día es tímido y puede cobijarme en mi habitación, me encierro en ella y me escapo con mis personajes a su mundo.

Es fascinante como hablas de tus libros y personajes. ¿Tienes planes para este 2021?

—Sí, varios. Dentro de mis planes está editar cuatro de mis títulos ya listos para publicar. Continuar con Diario Literario de Cuentos de Hadas y Fantasías. Hace poco salió el Nº2. Donde invito a mis pares a publicar sus escritos, para difundir sus obras.

Es un gesto súper valioso, que también le des espacio a otros escritores. Hablemos de tus lectores para finalizar:

¿Algo que quieras decirles?

—La vida es un puñado de rosas, pero las rosas también tienen espinas; por lo tanto si escribes, nunca creas que no lo haces bien, si aún estas indeciso es cuestión de practicar todos los días un rato, verás que puedes. Si ya escribes hace tiempo y crees que lo tuyo paso de moda, créeme… no es así. Una bella lectura nace de la experiencia y los sentimientos. Y para mis lectores que tienen la oportunidad de conocer a nuevos escritores y poetas, que hay muchos y muy buenos —acota—. Para volver a encontrarse con lecturas de escritores con experiencia.

—Graciela, fue un placer entrevistarte. Amo el lugar que elegiste, no estuvimos solas, la naturaleza nos ha acompañado a cada momento —dije mirando hacia arriba—. Algunas preguntas fueron contestadas por las dos aves que están encima de ese árbol. —Reímos.

—Mil gracias a ti, por esta sublime oportunidad que me has dado hoy, gracias a ello pueden conocerme un poquito más.

Ambas nos paramos, y nos despedimos saludándonos con dos besos. La vi alejarse por el mismo camino que vino. Coloque mis manos en los bolsillos del pantalón que traía puesto y me dedique a observarla hasta que se perdió de mi vista. Elevé mi vista nuevamente hacia donde estaban nuestros acompañantes alados, y me despedí. Dejé el lugar con paso lento y una sonrisa en los labios.

 

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