Cuando el mundo calla, la paz se desangra: Irán, Israel, EE. UU. y el colapso de la gobernanza mundial

Opinión06/27/2025 Maylene Cotto Andino
  

 _30dcef8b-d63b-42b1-9bac-f350e2d0a4a0

POSDATA Digital Press| Argentina


Por Maylene Cotto Andino 


“La paz no es simplemente la ausencia de guerra. La paz es la creación de

condiciones justas de vida para todos.”

— Federico Mayor Zaragoza, Delito de Silencio (2006)

Mientras las bombas caen sobre instalaciones civiles en Irán, Gaza o Siria, mientras los drones son activados a distancia desde oficinas con aire acondicionado en Washington o Tel Aviv, y mientras las víctimas—la mayoría civiles, mujeres y niños—son borradas del mapa y de la conciencia colectiva, nos enfrentamos no solo a una guerra, sino al fracaso total de la arquitectura internacional de la paz.

El conflicto triangular entre Irán, Israel y Estados Unidos ha dejado de ser una pugna geoestratégica para convertirse en un laboratorio de impunidad. Israel bombardea sistemáticamente con respaldo diplomático estadounidense, Irán responde con operaciones encubiertas o misiles de alcance regional, y Washington articula la escena con sanciones, armas, bombardeos sorpresivos y veto en el Consejo de Seguridad. Pero lo más peligroso no es la guerra en sí: es el silencio institucional, la parálisis moral, la fractura de los mecanismos internacionales de mediación y derecho. ¿Cómo se puede comprender que se negocie la paz a base de bombas?

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, creado para prevenir conflictos, ha sido secuestrado por intereses hegemónicos. El principio de veto, convertido en licencia para matar, para violar los principios más básicos de los derechos humanos, impide una respuesta colectiva ante crímenes documentados, ante crímenes televisados. La Corte Internacional de Justicia dicta medidas cautelares, como en el caso de Gaza, pero los Estados poderosos las ignoran con total impunidad. En un país, donde el único derecho es ser deportado si no eres norteamericano, Estados Unidos se erige como una auténtica amenaza no solo a la economía mundial, sino a la paz internacional. Con un presidente, que convoca a

los medios de comunicación que pagan todos los ciudadanos, cual estrella de cine, para anunciar ante el estupor nacional y mundial un bombardeo que había desautorizado meses antes, porque no quería someter la nación norteamericana, ya de por sí torpedeada internamente por él, a un conflicto bélico.

Frente a esta distopía política, la cultura de paz promovida por la UNESCO desde 1999 sigue siendo ignorada o reducida a retórica institucional, a discursos interminables que no nos llevan a ninguna parte. La Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (A/RES/53/243), aprobada por unanimidad por la Asamblea General de la ONU, exigía ya entonces:

  •  La resolución pacífica de los conflictos;
  •  El pleno respeto al derecho internacional humanitario;
  • Y el fortalecimiento del papel de la sociedad civil en la mediación internacional.

¿Dónde están esos principios ahora? ¿Quién los defiende? ¿Qué líder mundial se enfrenta de cara a exigir un cese de conflictos por el bien de la humanidad? ¿Hasta cuándo la sociedad civil tiene que soportar que los líderes que escogemos nos lleven al fracaso más absoluto y a los genocidios más impunes?

Israel viola sistemáticamente el derecho internacional humanitario al atacar población civil en Gaza, Siria e Irán, incluso fuera de conflictos declarados. Irán, a través de proxies armados como Hezbollah o milicias en Irak y Yemen, contribuye a la escalada regional. Estados Unidos, con su ayuda militar masiva a Israel (3.8 mil millones de dólares anuales, según CRS, 2023) y su negativa a respetar resoluciones internacionales, perpetúa el ciclo y ahora ataca, en un despliegue digno de la Guerra de las Galaxias, poniendo en peligro no sólo a medio oriente sino al mundo. Y, como advirtió Federico Mayor Zaragoza en su libro El Mundo Nuevo (2002): “La paz exige valor. No consiste en no tomar partido, sino en tomar el partido de los que sufren, de los despojados, de los sin voz.”

Exigimos la creación de una comisión internacional independiente bajo mandato conjunto de la UNESCO, la Comisión de Derecho Internacional de Naciones Unidas y representantes de la sociedad civil de los países implicados, para:

  • Supervisar las violaciones del derecho internacional humanitario en tiempo real;
  • Proponer mecanismos vinculantes de sanción a los Estados agresores (sin posibilidad de veto unilateral);
  • Aplicar urgentemente el Programa Transversal de Cultura de Paz en contextos de posconflicto y educación transformadora.
  • Proteger el patrimonio documental de los pueblos atacados para preservar su identidad e importancia histórica.

Además, urge impulsar una Asamblea General extraordinaria de la ONU para revisar el estatuto del Consejo de Seguridad y proponer la eliminación del derecho de veto en casos de crímenes de guerra y genocidio, en línea con la propuesta francesa de 2015 respaldada por más de 100 Estados miembros. Somos más, muchos más y ¿por qué no lo hacemos? El mundo necesita más acción y menos palabras.

“Nos han robado la palabra ‘paz’”, decía Federico Mayor Zaragoza en sus últimos años, “y la han convertido en consigna vacía, en lema de cumbres sin consecuencias.” Es hora de devolverle su fuerza. Porque la paz verdadera exige voz, justicia, verdad y acción multilateral valiente. Y mientras Irán, Israel y Estados Unidos convierten los territorios en infames cementerios poblados de seres humanos que solo desean vivir y vivir con dignidad y las cumbres se transforman en farsas, nos toca a quienes aún creemos en la ética internacional, alzar la voz y denunciar, pero una denuncia real, que se extienda, acompañada de acciones eficaces. Porque es muy importante que se haga en memoria de los que ya no pueden hacerlo. La paz y los derechos humanos están de luto. En nombre de la humanidad.

 

 


Prof. Dra. Maylene Cotto – Andino fundadora junto a Federico Mayor Zaragoza de la Red Global de Universidades e Instituciones Científicas y Artísticas de Apoyo a la Educación para la Paz, la Convivencia Democrática, los Derechos Humanos, la Cultura, la Ciencia, la Educación y la Sostenibilidad, una plataforma internacional con vocación transformadora y humanista, integrada por universidades, centros de investigación, entidades culturales y científicas de los cinco continentes.

Te puede interesar
Lo más visto

"Bienvenidos a nuestro universo, donde las palabras cobran vida y cada historia conecta, inspira y transforma. Gracias por unirse a Posdata, su hogar de grandes relatos."