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Por María Beatriz Muñoz Ruiz
Como siempre he dicho, las películas, los libros, o cualquier otra cosa, vienen a uno en un momento determinado, nunca sabremos si es el momento acertado o no, pero la película estrenada en Netflix “Persuasión” ha venido a mí en un día extraño, un día de esos en los que no tienes motivos para sentirte como te sientes.
¿Cómo me siento? Perdida en el tiempo-espacio, paralizada mientras los minutos y la gente pasan por delante de mí viviendo.
Es extraño, ¿verdad? Puede que sea egoísta por desear en esos momentos encerrarme en un pisito minúsculo situado en el centro de una gran ciudad que divisaría desde lo más alto, sentarme en mi suelo de moqueta con mi libro de poemas de Lord Byron y una copa de vino tinto, una de esas que te dejan el paladar rasposo. Puede que sea egoísta por desear no significar nada para nadie en esos momentos, por no ser necesitada por alguien, por ser invisible a todos e insignificante, por no ser importante para absolutamente nadie, desear que no te echen de menos y vivir ese mal día mirando por la ventana y viendo como todos aprovechan el tiempo menos tú, porque… sí, a veces me gustaría no tener que aprovechar el tiempo, me gustaría dejar de mirar el y dejar de sentir que tengo el día programado ¿y si no quiero hacer nada? ¿el mundo me ha preguntado si deseaba nacer? ¿me ha preguntado si quiero ser feliz los trescientos sesenta y cinco días del año? Con esto no quiero decir que sea infeliz, amo la vida, amo el planeta, amo mi trabajo en el mundo literario y en la moda, amo a mis hijos, a mi familia y a mi marido; él sí que me ha preguntado qué me pasaba, me conoce demasiado bien, y su pregunta a calentado mi corazón, ha hecho que se me saltasen las lágrimas y me ha sacado una especie de sonrisa Mona Lisa, que es lo que necesitaba, pero hay veces que solo quieres ver un atardecer y no sentir que el tiempo apremia para algo, llorar sin saber por qué lo haces y dejar que el tiempo pase.
Os estaréis preguntando cuando voy a hablar de la película, pues bien, la película Persuasión, adaptada de la novela de una de mis escritoras preferidas, Jane Austin, me ha envuelto entre las sábanas de la melancolía, un estado en el que yo ya estaba envuelta desde que comenzó este día. Una hermosa historia llena de sufrimiento y marcada por ese amor imposible que hace que la protagonista, Dakota Johnson, a quien le doy la enhorabuena por su magnífica interpretación de Anne Elliot, explore sus sentimientos llenos de dolor y contradicción.
La banda sonora, los espacios, escenarios y todo en conjunto la hacen una gran película de amor en la que Jane Austin deja entrever, como es habitual en sus novelas, aunque muchos no lo vean, esa crítica a una sociedad en la que la mujer veía el matrimonio como único escape para ser relativamente libre. Una sociedad en la que el matrimonio, la mayoría de las veces era una mera transacción.
Enhorabuena a todos los que han hecho posible esta película, porque han reflejado fielmente lo que Jane Austin deseaba. Lo que más he disfrutado de Persuasión, han sido los monólogos de la protagonista, pero en general le podría un diez a todo. Volvería a verla de nuevo, volvería a sumergirme en esa melancolía que tan bien ha sido interpretada por Dakota.
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