Creatividad: esa planta que tenemos que cuidar y mimar
Artes Audiovisuales27/10/2023CVA Producciones IntegralesPOSDATA Digital Press| Argentina
La creatividad. Ese nombre que tantas veces hemos escuchado, esa palabra tan manida por todos, especialistas en la materia o no. Pero, ¿estamos seguros de lo que implica en nuestra vida cotidiana esta herramienta?
Siempre la hemos considerado patrimonio de la infancia, y si me apuras de la adolescencia. No obstante cometeríamos un error muy grande desterrando de nuestra vida una capacidad que nos nutre de ideas diferentes, de desempeños particulares y nos da la potencialidad de ser seres relevantes.
La creatividad aumenta las posibilidades de resolver problemas
Muchas veces incluso está desvalorizada, o es “cosa de locos”, o de los grandes genios cuya bandera vital era ésta, la creatividad. Por suerte, poco a poco vamos siendo capaces de popularizar esta capacidad que en realidad se encuentra en todos nosotros: en unos un poco más dormida, en otros un poco más despierta.
Las personas que cuentan con una creatividad despierta se sirven de un mundo mental interior muy rico, en el que la imaginación manda y gobierna la solución de problemas o el planteamiento de preguntas interesantes. Estas personas son capaces de acumular un sin fin de alternativas y diferentes posibilidades y caminos de cara a un mismo “problema”.
“La lógica te llevará de A a B. La imaginación te llevará a todas partes”
-Albert Einstein-
Para ser creativos hemos de ser permisivos con nuestras ocurrencias
Creatividad viene del verbo “crear”, y crear es nada menos que el acto de inventar o generar algo nuevo. No solo pertenece a los pintores, a los dibujantes, a los arquitectos y a los músicos como suele pensarse. Una persona creativa es toda aquella que consigue idear soluciones originales a los problemas que surgen en el día a día. También lo es aquella que se hace o hace preguntas en las que nadie había reparado.
Muchas de estas personas han podido desarrollar su creatividad en la infancia gracias a que esta ha sido demandada y reforzada por las personas que han participado en su educación. Por poner un ejemplo, el niño que dibuja una oveja con alas: nosotros sabemos que las ovejas no tienen alas, de hecho suena chistoso afirmarlo.
Es así, las ovejas no tienen alas. De acuerdo. ¿Pero cuál es el problema de que un niño la dibuje así? ¿Por qué hemos de censurar su particular “obra de arte?
La creatividad se alimenta de premios, no de castigos
Especialmente en la infancia lo importante es el proceso, no el resultado. No hay que apresurarse a calificar la expresión artística o las ocurrencias del niño con palabras como “bien” o “mal”. Actuando así estamos castigando su espontaneidad y, por lo tanto, incitándole a que la abandone. Si dejo la libertad a mi hijo para ponerle imaginación a sus dibujos, este podrá generar otras alternativas posibles a las ya existentes.
Desarrollará la capacidad de imaginar y expresarse espontáneamente. En el momento en que interfiramos o cortemos abruptamente ese brote de creatividad (“Hijo, ya sabes que las ovejas no llevan alas, así no está bien dibujado, yo te ayudo a borrarlas”) y hagamos de esta interferencia una costumbre, el niño dejará de expresarse de manera genuina.
“La creatividad implica romper con patrones establecidos para mirar las cosas de otra forma”
-Edward de Bono-
¡Reforcemos nuestra capacidad de generar soluciones!
En cambio, si yo refuerzo esa inventiva, esa graciosa ocurrencia, puedo ayudarle a seguir expresando lo que su efervescente imaginación ansía por ofrecer al mundo. “¡Debe ser una oveja muy libre: quiere volar!”. “Qué bien que así la puedas ayudar a volar” “¿Dónde querrá ir?”…
Nada es más libre que la imaginación humana”
-David Hume-
Todas estas son expresiones que validan y valoran la expresión del niño. Utilizarlas es una buena forma de ir sacando el hilo de esa madeja de imaginación que parece infinita a nuestros ojos adultos.
Ser ocurrente no es de locos
Muchos adultos creativos han recibido de niños ese permiso para ser libres en su expresión, ese refuerzo a lo genuino. En cambio, la infancia de las personas que ahora no son creativas probablemente ha estado marcada por la censura de este tipo de manifestaciones disidentes con lo esperable o lo común.
Situándonos en la posición de estas personas: si en nuestra infancia no han valorado algo que va a ser útil en mi vida adulta, aprenderé que es “cosa de locos” y que expresar con libertad este tipo de ocurrencias puede conllevar que me tomen por alguien poco cabal.
Ciertamente vivimos en un mundo en el que se premia el autocontrol y en el que de alguna manera se censura la espontaneidad. La creatividad necesita de esta espontaneidad para sobrevivir, necesita del contacto con la realidad y de ser fuente de errores incluso. de esta manera impediremos que quede arrinconada, como un trasto viejo, en nuestro interior.
En el fondo muchas veces lo que existe es un miedo a intentar, a fracasar en el intento, a las consecuencias de la expresión genuina de uno. Un temor que se agiganta en determinados puestos de trabajo o situaciones en la vida...
“No habría creatividad sin la curiosidad que nos mueve y que nos pone pacientemente impacientes ante el mundo que no hicimos, al que acrecentamos con algo que hacemos”
-Paulo Freire-
Nacimos libres para expresar nuestras ideas más fantasiosas
Nada más lejos de la realidad: ser creativo es poseer un mundo interno muy rico y lleno de posibles alternativas a cada uno de los peldaños con que me encuentre en la escalera de mi vida. Es contar con una mochila llena de recursos, de colores de diferentes matices, de múltiples texturas…
No nacimos estructurados y herméticos, nacimos libres y con un poder inmenso para desarrollar aquello que es nuestro y nace con nosotros.
“La creatividad no es sólo para los artistas, la creatividad tiene que ser para todos. El creador trata de traer nuevos puntos de vista, ideas y visiones para que luego la gente opte si eso le parece interesante o no”
-Philippe Starck-
No tengamos miedo de desarrollar y dar cauce a algo tan bello: te descubrirás a ti mismo haciendo cosas que jamás pensaste que pudieras hacer.
A diferencia de la memoria a corto plazo, que solo guarda datos fugaces por unos momentos