Violencia y sociedad

En nuestra sociedad, en nuestro país la violencia y la agresión ya forman parte de la cotidianidad, ¿hay salida?

Entrevistas 30/10/2018CVA  Producciones IntegralesCVA Producciones Integrales
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Socioedad ViolentaIlustración:elperiódico
  

Posdata Digital | Argentina

Basta con recorrer por espacio de 10 minutos los principales portales informativos o redes sociales  para comprender en qué sociedad vivimos. Las imágenes publicadas  tienen un mismo hilo conductor: hechos violentos por doquier. "Convivimos" con la muerte al salir de casa y lo que es peor, al entrar en ella también.  Desde las entraderas, los casos de violencia intrafamiliar, robos, feminicidios, personas "perdidas",  y los más aberrantes crímenes que se llevan la vida de niños inocentes, víctimas de los más espantosos bajos instintos inhumanos.

Nadie se siente a salvo  en una sociedad infectada por  los bárbaros del siglo XXI  (los que no poseen ley),  ¿son el resultado de    creaciones humanas procedentes  de elecciones igualmente humanas?  Posdata Digital, dialogó  al respecto vía WhatsApp con Sonia Iris Menéndez, counselor, consultora en comunicación,posgrado en despliegue y desarrollo personal, escritora  y columnista de opinión en P./D. Press. 

Gran parte de la sociedad reacciona de forma violenta ante la mínima diferencia de criterio. ¿Por qué hoy no pueden controlar sus impulsos ? ¿cuál es el motivo que nos lleva a  ser cada día una sociedad más violenta?

— Yo empezaría por mirar lo más global como tiempos de energía muy bélicas por así llamarlas y eso trasladado a lo individual, nos afecta, no  toca. En nuestra sociedad, en nuestro país la violencia y la agresión es como un cotidiano vivir y encima en escalada. No se trata tanto de controlar el impulso porque hay impulsos que son muy positivos pero, la reacción violenta y la lección, la intolerancia a que  otro pueda pensar y  sentir diferente, creo que es lo que nos divide, lo  que nos separa, lo que nos distancia, lo que nos permite dialogar realmente y mucho menos "escuchar". Nos hacemos los que oímos  y escuchamos pero en realidad no nos estamos escuchando, porque al menor indicio de algo que no coincide con lo que por ejemplo yo pienso, siento... Entonces el otro parece un adversario cuando el otro tiene la libertad de pensar y tener sus propios criterios o miradas. Creo que pasa por creernos libres de expresarnos de la forma que fuera, cuando en realidad estamos cada vez más prisioneros de estas energías bélica que se potencian en cada una de las personas y eso es como que nos vamos contagiando lamentablemente a nivel  sociedad.

Estas energías bélicas, ¿quién la genera?


— Desde mi mirada los grandes poderes con sus luchas de poder (mi poder sustantivo), los grandes poderes económicos, la indiferencia hacia lo que realmente necesitamos como humanidad para ser mejores como persona cada día.  Es como si no estuviéramos mirando en el espejo para competir con nosotros mismos a ver si cada día podemos ser un poco más manipuladores, más perversos... Todo eso va generando una energía bélica, una energía de violencia, de intolerancia... Fundamentalmente creo que se puede ver como una imagen de pirámide: si de la punta de la pirámide lo que nos llega, lo que recibimos es violencia, indiferencia, intolerancia, es no escuchar, no acompañar,  es un puño y no una mano abierta. Digo todo esto como una imagen...Nos vamos llenando  cada vez más de escudos y nos empezamos a defender de cosas hasta sutiles. Alguien nos dice: ¿buen día? y ¡ya nos parece que está mal!  Estamos poniendo el foco (en vez de intentar),  en ser mejores personas y mira nuestra parte más luminosa y más pacífica, lo hacemos sobre en el desgaste de mirar la  parte más violenta y más agresiva, aunque sea redundante, que todo  ser humano tiene. El tema es la libertad de elegir  qué parte o qué partes mías potencio, donde me enfoco, si  en lo bueno, en lo más sano  o en lo más pacífico... Voy a estar siendo más pacífica.

¿Cuál sería la salida, (si es que existe) ? ¿ Sobre qué punto deberíamos trabajar individualmente?


 —Estoy convencida de que existe una salida si elegimos con profunda convicción intentar ser, como ya dije anteriormente,  en ser cada día una mejor versión de nosotros mismos, una mejor persona  en nuestros  pensamientos, en nuestros deseos, en nuestros sentimientos y en  nuestro accionar. Creo que esa es la salida. Hay mucho dolor, mucha injusticia en el mundo, en la humanidad y también todo eso  nos afecta, pero también hay mucho fanatismo y todo eso nos encierra. La salida es salirnos del fanatismo,  valorar la  sensibilidad para poder sentir al  otro y sentirnos,  y desde este punto enfocarnos en ser mejores cada uno de nosotros, cada día en ser más sanos.  ¡Yo  realmente creo que un mundo mejor es posible!

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