Cómo el fuego nos hizo ser lo que somos

Con un clima cada vez peor, los incendios que azotan la Tierra aparecen como las llamas que anticipan la llegada un apocalipsis.

Natura 03/11/2019 CVA  Producciones Integrales CVA Producciones Integrales
Cómo el fuego nos hizo ser lo que somos
Foto:CAYO

Posdata Digital Press | Argentina

Millares de hectáreas se queman en la tundra ártica, miles de incendios arden en el Amazonas, y en el medio, surgen brotes aparentemente interminables que van desde California hasta Gran Canaria: el fuego aparece en todas partes, y siempre es peligroso y desestabilizador.

Con un clima cada vez peor, los incendios que azotan la Tierra aparecen como las llamas que anticipan la llegada un apocalipsis. Para algunos, el pronóstico es tan terrible y sin precedentes que argumentan que no tenemos lenguaje o narrativa para expresarlos.

Un compañero constante
En los últimos años, hemos redescubierto el fuego como un fenómeno natural: lo entendemos como un componente fundamental del sistema de la Tierra y como un proceso ecológico antiguo, que a la vez es esencial e inevitable.

Hasta el siglo pasado, el fuego era una presencia casi universal en la vida humana. Las hogueras cocinaban, calentaban, iluminaban, entretenían, adoraban y transmutaban sustancias y paisajes de escoria en bienes y hábitats utilizables. El fuego estaba en todas partes. El primer acto de un día era encender fuego, y el último era depositar las brasas; entre tanto, el fuego era un compañero constante.

Fuego-3Nos hemos convertido en una fuerza geológica porque nuestra tecnología de fuego ha evolucionado tanto que hemos comenzado a cocinar el planeta

Paso a paso, el fuego gradualmente se convirtió en una nueva era en la que la historia natural, incluido el clima, se convertiría en subconjuntos de la historia del fuego. Aunque la semblanza actual difiere mucho del uso de hogueras, seguimos usando el fuego de manera generalizada.

Gracias a la combustión industrial, la humanidad se ha convertido en una fuerza geológica. Al quemar paisajes del pasado a una escala inmensa, está dando forma a los paisajes del futuro.

El fuego en la Tierra se ha convertido en un tema científico de interés cada vez mayor, en una cuestión política de alcance internacional en forma de cambio climático y en una preocupación pública por tratarse de un desastre recurrente y tal vez crónico.

Fundamental para la vida
En el viejo orden, el problema tecnológico era aumentar la combustión: encontrar más para quemar, formas más eficientes de quemarla y mejores medios para extraer calor y luz de la llama para fines humanos.

En el nuevo orden, el problema es que estamos quemando demasiados paisajes líticos (la biomasa que alguna vez vivió que ahora se encuentra fosilizada en carbón, gas y petróleo), mucho más allá de la capacidad de absorción del sistema terrestre, y muy poco de paisajes vivos.

El problema no es simplemente físico –sobrecargar la atmósfera con gases de efecto invernadero– sino biológico. Hay demasiado fuego del tipo equivocado y muy poco del tipo correcto. Esta pérdida de bienes y servicios de los ecosistemas, de hábitats utilizables en el sentido más amplio, no es simplemente el resultado del cambio climático inducido por la combustión.

Para casi toda la ciencia ecológica, hasta hace muy poco, el fuego fue considerado como una fuerza física exógena que impacta sobre los paisajes. No se reconocía su carácter propio como una propiedad inherente a la vida en la Tierra, aunque su reacción es una de las más fundamentales para la vida.

Con un clima cada vez peor, los incendios que azotan la Tierra aparecen como las llamas que anticipan la llegada un apocalipsis.

Esto nos reduce a hablar del fuego en términos de combustible y clima, y a imaginar nuestras respuestas en términos de contramedidas físicas. Aun así, en la consciencia más actualizada, crece la apreciación de que el fuego es un proceso natural que es tan fundamental para los ecosistemas como la lluvia y el sol. El fuego es una creación del mundo viviente.

Esto nos reduce a hablar del fuego en términos de combustible y clima, y a imaginar nuestras respuestas en términos de contramedidas físicas. Aun así, en la consciencia más actualizada, crece la apreciación de que el fuego es un proceso natural que es tan fundamental para los ecosistemas como la lluvia y el sol. El fuego es una creación del mundo viviente.

Fuente:tekcrispy

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