"Ahora que somos tantos" (o la multitud que reúne el Festival de Poesía)

Quiero contarles una historia que no es mía.

Opinión - Sin ojos que los miren 18/06/2020 Juan Botana
Ahora que somos tantos-posdata digital press dibujo Pollasqui
Ilustración Pollasqui

POSDATA Digital Press | Argentina

Lic Juan Botana Por Juan Botana | Lic. en comunicación | Escritor 

Quiero contarles una historia que no es mía. Yo iba para otro lado y me agarró esta marea. “Movimiento”, “Movida”, “Fenómeno poéticol” o como quieran llamarle, que ambiciosamente llamé “Festival de Poesía”, como si la cosa estuviera predestinada a ser la única en escena. Y les juro que el primer día éramos cuatro (o cuarenta). Sin más… del primer festival, que se llamó “Juan Botana presenta Amores truncos y lanza un Festival de Poesía”, acaso quedan Susy Rebequi y Melina Silvestre, que aparece y desaparece por instagram. Y en ése lanza va el engaño, y acá el primer problema: ¿de cómo contenernos tantos?

Con lo que tuvimos que ir adaptándonos y el formato aparentemente resiste todo: gente que se junta a leer (la mayoría autores y autoras), algunos artistas que se suman: músicos, cantantes, standuperos, raperos, performers, actores, actrices, titiriteros, narradoras; y algún que otro distraído que fue a escuchar un poema. 

¿Pero esto lo hacen varios? Entonces, por qué iba a funcionar éste, si fracasan tantos cafés literarios, té literarios, presentaciones de libros y tertulias poéticas. Si no era más que eso a escala. 

Pero un imán invisible o cierta técnica mía para encontrar parecidos hizo que esto suceda. Y lo que empezó pidiendo pacientemente lugares para presentar un libro y hacer los festivales, de pronto fue ganando escena.

El Festival de Poesía tuvo 4 grandes hitos para mí (aclaro que hubo 11 festivales presenciales y 2 virtuales). Que a lo mejor no coinciden con lo que otros piensan y está bien. Cada uno tendrá guardado aquel momento bisagra que hace que nos permita seguir. El primero, fue el 2do Festival en el Museo Americanista, que fue absolutamente desbordado de gente y ahí sentí por primera vez que acá pasaba algo. Que con la poesía y mi libro "Amores truncos" como excusa, había tocado algo, un deseo colectivo que pedía seguir. Y contra el deseo no se puede, pensé. El segundo, fue el épico combate en la SADE Nacional, donde claramente apareció lo ideológico, y pensé fuertemente en no seguir. Pero cómo no iba a hacerlo, si el amor de “Amores truncos” hasta formó una pareja. El tercero, fue en el BASA Cultura Colectiva, un nombre tentador para este proyecto colectivo, donde yo lo único que hago es ordenarlo un poco. Había una mística en el aire, que no sé si se va a repetir. El hecho de que fuera al aire libre y en verano, se dio, yo no lo preví. Tal vez por capricho de Mabel Gagino que insistió, sino no lo hacía. Y el cuarto gran hito fue -ahora que somos virtuales por esta cosa del aislamiento social para prevenir la pandemia- cuando miles de poetas y escritores, se reunieron de manera virtual en un solo día mostrando lo que hacen con ganas de pertenecer. A una “movida”, como dicen, que se hace cada vez más grande, que incluso cruzó el charco y derribó fronteras. 

Y yo no sé hasta dónde llegará todo esto, pero aún si terminara hoy, estaría muy bien. Porque en el último festival virtual de poesía sentí que había sucesión. Más allá de la multitud o los miles que hoy convoca. Y las cosas siguen si tienen sucesión. Y es ahí cuando se vuelven imparables. 

Ahora sé perfectamente que si le pasara la posta a Mara Coco, Susy Rebequi, Pablo Funes, Gabriel Ochoa, Sil Pérez, Gabriel Díaz, Raúl Ezcurra o Elsy Vega, sólo por citar algunos o algunas, podrían seguirlo. Y no es que eso vaya a suceder en lo inmediato, pero vamos a ir distribuyendo tareas. No me quiero olvidar de Edgardo Solano, Pablo Corcuera, Mario Serrano, la Pescopaganesa, Valentina Podio, Hugo Bento, Mabel Gagino, la SADE Nacional, el Espacio Lezama Arte, las municipalidades de Lomas y Lanús, que promoviendo o brindándonos lugares para hacer los festivales, ayudaron claramente a que esto siguiera. Y Susy Rebequi que estuvo en todos los festivales, lo sabe. Cuando éramos cuatro (o cuarenta). Y ahora que somos tantos y nos ofrecen escenarios gigantes como el Jardín Botánico, la SADE Nacional o el Teatro del Municipio de Lomas y ya no tenemos que golpear tantas puertas, veremos qué pasa. Como esas cosas que ocurren cuando menos se las esperan. 

Y no hay un Moisés, sino fuertes vientos que separan las aguas. Ahora que somos tantos y nos juntamos. Ahora que los que escribíamos poesía solos en nuestras casas, salimos. Con tablas de surf a empujar la marea.

 


 

 

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