Qué hay detrás del consumo excesivo de alcohol

Los efectos del abuso del alcohol desempeñan un papel en la violencia de la pareja íntima, causan problemas financieros y entre otros, es un factor importante de abandono y abuso infantil.

Sociedad 23/08/2020 CVA  Producciones Integrales CVA Producciones Integrales
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POSDATA Digital Press | Argentina

El consumo de alcohol es un factor de riesgo importante de muchas enfermedades y afecciones crónicas, incluyendo varios tipos de cáncer, trastornos psiquiátricos y varias enfermedades cardiovasculares y digestivas.

El consumo excesivo de alcohol se asocia a una elevada tasa de lesiones no intencionales, pero también a una alta tasa de lesiones intencionales como resultado de la agresión y la violencia. Los efectos del abuso del alcohol desempeñan un papel en la violencia de la pareja íntima, causan problemas financieros y entre otros, es un factor importante de abandono y abuso infantil.

No todos son alcohólicos

Con regularidad las personas comparten una copa de vino en la cena o una cerveza con los amigos, lo que se considera un consumo moderado; pero hay personas que una vez que comienzan a beber ya no pueden parar.

Quienes regularmente consumen alcohol lo suficiente como para afectar sus responsabilidades familiares o laborales al punto de exponerlos en situaciones de riesgo, como conducir bajo sus efectos, se consideran que abusan del alcohol. No obstante, no todos los que beben alcohol en exceso son alcohólicos.

Los alcohólicos tienen una enfermedad crónica que los hace ser físicamente dependientes del consumo de alcohol: sienten la necesidad de beber, casi de la misma manera que sienten la necesidad de comer. Estas personas desarrollan una tolerancia que los hace beber más y más.

La razón de que algunas personas pueden beber socialmente y no volverse adictas, mientras que otras se vuelven alcohólicas tiene que ver con una combinación de factores genéticos, fisiológicos, psicológicos y sociales.

A pesar de que el alcoholismo es una afección de por vida, las personas pueden controlar la necesidad de consumir del alcohol y mantener el estado de sobriedad a largo plazo.

Si bien la genética puede ser un factor importante en el desarrollo del alcoholismo, fisiológicamente, el alcohol altera el equilibrio de los químicos en el cerebro con un efecto directo en el centro de recompensa del cerebro.

Es por esto que las personas que sufren de trastornos psicológicos como baja autoestima y depresión, y aquellos que enfrentan situaciones estresantes, tienen un mayor riesgo de desarrollar alcoholismo.

Así mismo, factores socioeconómicos que incluyen la imitación, la publicidad y el marketing, los factores de inmigración y discriminación, así como el nivel de educación, los vecindarios, las familias y los compañeros, influyen en el riesgo de consumo de alcohol en exceso, y en consecuencia, en el riesgo de crear adicción a la bebida.

Una enfermedad crónica

Los efectos perjudiciales del consumo de alcohol están bien establecidos, siendo el hígado, los riñones, el corazón, el cerebro y el sistema nervioso central y el sistema inmune los más afectados. Además de afectar las vías de comunicación del cerebro y alterar su normal funcionamiento, el consumo en exceso de alcohol se asocia con cardiopatías, arritmias, hipertensión, enfermedad del hígado graso, hepatitis alcohólica, fibrosis, cirrosis, pancreatitis, una variedad de cánceres y más.

Hay mucha confusión sobre el alcoholismo y cómo afecta a aquellos que luchan contra el trastorno. Algunas personas proponen que se trata de una opción de estilo de vida, y que dejar de beber es simplemente una cuestión de decidir hacerlo. Sin embargo, investigadores y los profesionales saben que hay mucho más que eso.

El alcoholismo es un tipo de adicción a sustancias. Esto significa que, como otras adicciones, es una enfermedad crónica que afecta los sistemas de recompensa, memoria y motivación del cerebro, lo que a su vez conduce a una disfunción en las manifestaciones físicas, mentales, emocionales y sociales.

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Las personas alcohólicas tienen una enfermedad crónica que las hace ser físicamente dependientes del consumo de alcohol.

 

Similar a otras enfermedades crónicas, no hay cura para el alcoholismo; sin embargo, existen enfoques de tratamiento que puede ayudar a las personas a controlar la afección. El tratamiento para el alcoholismo incluye varios medios y métodos para proporcionar a las personas las herramientas, habilidades y confianza para evitar o superar los desencadenantes y los antojos y, por lo tanto, evadir las recaídas.

La investigación ha demostrado que los métodos probados que brindan la mayor posibilidad de dejar de beber incluyen un proceso de desintoxicación, terapia conductual para identificar factores desencadenantes, encontrar respuestas alternativas y practicar la evitación, apoyo nutricional, alentar la práctica de actividades físicas, terapia familiar, personal e interpersonal para las relaciones y otros problemas emocionales y sociales que puedan contribuir al deseo de consumir alcohol, entre otros.

Una persona comprometida que maneje un trastorno por consumo de alcohol tendrá más confianza y será capaz de mantenerse sobria. A medida que esto ocurre, es posible que la persona disminuya algunos tratamientos.

A pesar de que el alcoholismo es una afección de por vida, las personas pueden controlar la necesidad de consumir del alcohol y mantener el estado de sobriedad a largo plazo. Una encuesta realizada en el año 2002 encontró que alrededor del 35 por ciento de los adultos alcohólicos pudieron recuperarse completamente de su adicción.

Fuente:.tekcrispy

 

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