Día del libro: ¿cuál es su origen y por qué se celebra el 23 de abril?

POSDATA Digital Press| Argentina

La UNESCO estableció el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor en 1995, eligiendo el 23 de abril para conmemorarlo. Esta fecha tiene un significado especial ya que coincide con el fallecimiento de tres figuras prominentes de la literatura universal: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.

¿Cuál es su origen?
El origen del Día del Libro se remonta a 1923 en Cataluña, cuando el escritor Vicente Clavel Andrés propuso la idea a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona. Fue aprobado por el rey Alfonso XIII de España en 1926, y la primera celebración tuvo lugar el 7 de octubre de ese año, conmemorando el nacimiento de Cervantes.

Durante casi cinco años, el Día del Libro se celebró en esta fecha, pero pronto surgieron dudas y críticas sobre la elección del día. Por un lado, porque no se conocía con certeza la fecha exacta de nacimiento del maestro de las letras castellanas. Por otro lado, porque, al ser una festividad callejera, parecía más apropiado que se celebrara en primavera con el buen tiempo.

A nivel internacional, la UNESCO promovió el Día del Libro a partir de 1988, y comenzó a ser celebrado en varios países en 1989. Sin embargo, en 1995, la Conferencia General de la UNESCO estableció oficialmente el 23 de abril como el Día del Libro, en honor a la literatura y con el objetivo de fomentar la lectura en todo el mundo.

¿En qué consiste Sant Jordi?
La celebración del Día del Libro coincide con Sant Jordi. Una festividad que se caracteriza por la tradición de regalar rosas y libros. Durante este día, las calles se llenan de puestos de libros y rosas, y las parejas intercambian estos regalos como muestra de amor especialmente en Barcelona.

¿Cuál es la leyenda detrás de esta celebración?
La tradición de Sant Jordi encuentra su origen en una antigua historia de coraje y sacrificio que tuvo lugar en Aragón.

Según cuenta la leyenda, un temible dragón aterrorizaba el reino, sembrando el miedo entre sus habitantes. Para aplacar su furia y proteger la ciudad, la población acordó ofrecerle dos corderos al día para mitigar su furia. Sin embargo, cuando la escasez amenazaba, en lugar de los corderos, se decidió que una persona, elegida al azar, sería sacrificada junto a uno de estos animales.

En medio de esta triste realidad, las familias devastadas por la pérdida de sus seres queridos encontraban una pequeña consolación en la esperanza de recibir riquezas como compensación por su sacrificio.

Sin embargo, todo cambió con la llegada de un valiente héroe conocido como San Jorge. El día en el que la princesa fue elegida para acompañar al cordero al encuentro con el temido dragón. En las profundidades de la cueva, Jorge, armado con su espada y su valentía, desafió al monstruo y lo derrotó, liberando así al reino del miedo para siempre.

De la sangre del dragón brotó un rosal rojo, símbolo de la victoria sobre la oscuridad. Pero la generosidad de San Jorge no tenía límites: rechazó las riquezas ofrecidas por el rey y las entregó al pueblo. En una iglesia construida en su honor en Huesca, el agua milagrosa que fluía representaba la cura para los enfermos y el recuerdo eterno del caballero que desafió al dragón por el bien de su tierra.

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