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POSDATA Digital Press| Argentina
¿Cómo pueden ayudarnos los emojis en terapia? Los tiempos cambian, y con ellos también vamos teniendo acceso a herramientas sencillas que, en determinados casos, pueden facilitarnos mucho el trabajo.
En la adaptación del contexto terapéutico a los retos que plantea la clínica actual aparece la terapia por escrito como una variante de los procesos más tradicionales. Como en la terapia oral, el uso de la palabra forma parte del cambio terapéutico.
Presencialmente, el terapeuta cuenta con su propia prosodia y comunicación no verbal para fomentar ese cambio. En la terapia por escrito, el terapeuta cuenta con los emojis como alternativa a la comunicación emocional.
El Instituto Europeo de Psicología Aplicada (IEPA) establece la comunicación no verbal del terapeuta como una de sus grandes habilidades que cultivar; desde el contacto ocular, la posición del cuerpo o los gestos faciales. Este conjunto de conductas puede tener un impacto en el transcurso de la terapia: puede reforzar una conducta o incluso castigarla indebidamente. ¿Acaso ocurre lo mismo con los emojis? ¿La inclusión o exclusión de los mismos, la selección de uno u otro pueden tener una influencia emocional, conductual o cognitiva en el paciente?
¿En qué consiste la terapia escrita?
La terapia narrativa nos propone varias dinámicas que incluyen en los procesos terapéuticos que tienen que ver con el uso escrito de la palabra: desde promover la resiliencia a través de cartas, hasta “evitar la evitación” a través de la exposición escrita diaria. No obstante, este tipo de dinámicas pueden encontrarse insertas en un tipo de terapia oral al uso.
La terapia escrita se refiere al proceso en el que todas las intervenciones, tanto del terapeuta como del paciente, se hacen por escrito. Independientemente de si estas intervenciones son indirectas -a modo de chat– o en diferido, terapeuta y paciente no tienen por qué haber hablado oralmente nunca. Solo necesitan un espacio confidencial donde intercambiar terapéuticamente y sentar las bases de sus propias reglas: si los intercambios se harán todos los días, si será como una conversación a la que acudir cada uno en momentos diferentes…
The Human Condition (2021) interpreta la terapia escrita como un medio terapéutico con numerosos beneficios, entre los que se encuentran:
Mayor adherencia al tratamiento: la terapia puede realizarse en el momento que el paciente quiere. Puede decidir escribir a su terapeuta en medio de un ataque de pánico. El terapeuta puede responder a sus mensajes en el acto, al día siguiente o decidir no escribir un día. Puede establecer reglas que se adaptan a su experiencia emocional.
Mayor especificidad profesional: el terapeuta que mejor se adapta a nuestras necesidades puede, o bien no adaptarse a nuestros horarios o incluso no vivir en la misma ciudad o país que nosotros. La terapia por escrito sortea estos obstáculos y a través de la conectividad consigue que podamos acercarnos prácticamente a cualquier terapeuta con conexión a internet.
En un estudio que llevaron a cabo vieron la efectividad de este tipo de terapia en diagnósticos de depresión, estrés postraumático, ansiedad y procesos de duelo.
Los emojis: ¿incluirlos o no incluirlos?
Los emojis están presentes en nuestro día a día como medio de expresión. Tanto en redes sociales como en la comunicación con amigos e incluso en soporte de comunicación para empresas. Los emojis están siempre presentes. Por ello, parece justo plantearnos si su uso terapéutico puede llegar a tener el mismo impacto -o diferente- que aquel que alcanzan en la comunicación del día a día.
La utilización de uno u otro emoji puede ser motivo de discusión; puede hacer de un mensaje poco amigable uno cercano o enfatizar una experiencia emocional. De hecho, aunque el abanico de emojis es amplio, incluyendo desde animales, objetos hasta banderas, lo cierto es que las personas suelen utilizarlos, sobre todo, por su contenido emocional.
Los emojis más usados, siempre emocionales
Solo tenemos que echar un vistazo a los emojis más usados, sin importar el país en el que nos encontremos. Todos corresponden a la expresión de una emoción. En 2o21, fueron, en orden de frecuencia: 😂, ❤️️, 🤣, 👍, 😭, 🙏, 😘, 🥰, 😍 😊.
Llorando de risa, el corazón rojo, la sonrisa, las lágrimas. La diversión, el cariño, la felicidad, la tristeza. Todos son emojis que comunican o enfatizan una emoción, atribuyéndose esto a una de las principales funciones del lenguaje, tanto verbal como no verbal.
Uno de los principales objetivos de la terapia, escrita o presencial, suele ser el trabajo en emociones. Ya sea en su gestión, en su identificación o en su aceptación, todas las situaciones que aparecen en terapia comparten su protagonismo con la emoción que siempre las acompaña.
Muchas personas son reacias a comunicar emociones verbalmente -ya sea por estigma, vergüenza o incapacidad-, pero parece que en la comunicación escrita la gran mayoría de nosotros hace uso de los emojis para expresar la emoción.
¿A través de los emojis se puede facilitar la localización, la expresión y la aceptación emocional?
El terapeuta como una variable empática
La comunicación emocional del terapeuta está medida por el mismo terapeuta; la expresión de una emoción en terapia tiene siempre un objetivo emocional. No obstante, en la terapia presencial esta emoción puede ser expresada de maneras muy diferentes por parte del terapeuta, o de una manera que no sea interpretada por el paciente como la emoción que el terapeuta trata de compartir.
Los emojis quedan escritos. Se puede volver sobre ellos y la acentuación emocional sobre las palabras es palpable: el emoji es diferente, tiene color, sobresale. La localización de la emoción es clara.
Un estudio llevado a cabo por Nusrat y Huang (2021) pone de manifiesto cómo los emojis ayudaron a construir la relación terapéutica y presentar a los terapeutas como personas empáticas.
En otro estudio llevado a cabo por Wood, Wilson y Parry (2021), los pacientes aseguraban que el uso de emojis les facilitaba la conexión con el terapeuta; también ayudaban a dar al ambiente terapéutico un cariz más disentido.
Los emojis y la amistad: los límites en la terapia
De igual manera, en todos los estudios revisados, se subrayan dos ideas nucleares que necesitan ser estudiadas de manera más exhaustiva. Gamble, Boyle y Morris (2015) hablan del compromiso al que pueden verse sujetos los límites en la terapia con la utilización por parte del terapeuta en la terapia.
Los emojis pueden formar parte del juego transferencial y contratransferencial entre terapeuta y paciente, como lo harían ciertos gestos o la selección de ciertas palabras o expresiones. El elemento más significativo del cambio terapéutico es la alianza terapéutica.
Un psicólogo debe ser objetivo y empírico en su método. La comunicación emocional del terapeuta no se orienta en transmitir aquellas emociones que el paciente ha provocado en él o ella, sino más bien en la creación de nuevas emociones en el paciente.
La creación de sensaciones o emociones en el paciente que enriquecen la alianza terapéutica y facilitan el cambio en sesión sí forma parte de las responsabilidades del psicólogo. Entre ellas podemos encontrar la honestidad, la empatía, la confianza, el reconfortar, el provocar sentimientos de valía, incluso la utilización del humor. La creación de emociones puede ayudarse de la utilización de emojis.
La expresión emocional del paciente a través de los emojis
Los terapeutas utilizan la rueda de las emociones para entender los matices de las emociones de un paciente, y también puede hacerlo empleando emojis. A través de las imágenes pictográficas, el terapeuta y el paciente pueden establecer su propio diccionario emocional, sin que este se vea influido por la cultura.
Las personas tenemos el poder de particularizar el significado de los símbolos. Cuando el terapeuta habla de frustración, el paciente puede asociar esta emoción al enfado, mientras que el terapeuta puede estar refiriéndose a la tristeza. Cuando el paciente dice que sintió rabia al ver a su pareja, puede en realidad referirse a vergüenza y desconocer los matices emocionales por un acceso semántico más limitado. Gracias a los emojis y la información visual que ofrecen, ambos pueden establecer los matices que tienen cada término emocional para el paciente.
La identificación emocional del paciente no tiene por qué producirse con palabras. Las descripciones emocionales pueden realizarse de manera escrita, pero también de manera pictográfica. Además, el terapeuta puede resaltar el uso de emojis y que el paciente sea consciente de una emoción que acompaña a una situación o persona; una emoción de la que quizás el propio paciente no era consciente.
Cuando habla de culpa, por ejemplo, quizás utilice un emoji con lágrimas, con la boca torcida o enfadado. Esto facilita al terapeuta una información muy valiosa sobre cómo vive la persona la propia experiencia emocional. Sobre todo en pacientes con problemas de expresión emocional, trabajar con una herramienta conocida puede facilitar la comunicación de sensaciones a las que no pueden ni saben poner palabras.
Por último, como en la rueda de las emociones, no aparecen solo las emociones más primarias, pero sí los matices de estas. En los emojis, ocurre lo mismo, dado que su frecuente uso ha potenciado la creación de emojis cada vez más concretos. Dentro de la tristeza, encontramos 8 o 9 emojis diferentes y de igual manera para las emociones primarias (ira, asco, felicidad, tristeza, sorpresa, miedo).
Es hora de hacer una pausa y reflexionar sobre el tiempo que pasamos en línea.
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