El bosque

Mi mundo mágico Graciela Cecilia Enriquez
R (2)
Crédito:planetafácil.

POSDATA Digital Press| Argentina

Graciela Enrique

Por Graciela Cecilia Enriquez1 Escritora| Tallerista| Socia de SADE (Lomas)


Cuenta la leyenda…

Eran días de crisis. Dentro del bosque, los animales estaban desorientados. A veces corrían sin rumbo al escucharse, algunos ruidos estrepitosos que hacía rato realizaban los hombres. Algunas familias de los animalitos comenzaron a emigrar hacia el norte y sur, según sus instintos. Desde el vasto bosque, hasta las selvas que se hallaban más allá del horizonte. La vegetación comenzó a temblar, los movimientos danzantes se potenciaron al llegar el anochecer. El viento se levantó furioso y azotó al bosque, castigando todo lo que encontraba en su camino. Los entes elementales que moraban dentro de la naturaleza, sabían que los dioses, se hallaban enojados. Las hadas, a simple vista parecían luciérnagas, revoloteando por aquí y por allá preguntándose el por qué de tanta cizaña contra ellos. Los gnomos corrían de hongo en hongo, para confirmar si sus familiares estaban bien.

Los duendes mayores llamaron a una reunión secreta, fortaleciendo alianzas. Se fueron acercando, también, otras criaturas naturales. Las sílfides iban cambiando de formas para que no notaran su presencia. Entidades viejas junto con los sabios árboles dieron algún paso para proteger a los más indefensos. los nidos de pájaros silvestres y toda clase de aves que necesitaban su apoyo en esta hora. El bosque, que siempre había sido alegre estaba siendo ejecutado de a poco por los seres humanos desde hacía varias lunas. Las criaturas elementales del Aire, Agua, Tierra y Fuego ya se encontraban reunidos desde hacía varias horas cuando, una fuerte y violenta tormenta, llegaó sin avisar. Los dioses estaban enojados, eso era indiscutible con los seres humanos.

Los habitantes del bosque, esperaban saber a qué conclusión llegarían, después de su concilio. Los vientos continuaban silbando y la espesa vegetación se sometía, a su brusquedad e interés. Mientras que ya salían las criaturas de aquella reunión, los duendes mayores se quedaron más tiempo, deliberando entre ellos otros misterios que seguían siendo secretos, hasta para sus propias criaturas. La noche oscura, sin estrellas, sin luna, sin su imagen bañándose en las aguas del río. Estaban todos a la merced de los enemigos externos que los visitaban seguido para dañarlo. El bosque… En aquella noche de reiterado  quejido,  y una feroz  tormenta que lo maltrataba, hasta emponderarse valientemente al escuchaba el chillar de ese frío aire, haciéndoles sentir un miedo rotundo. Al vislumbrarse los primeros hilos de luz del amanecer, la tormenta se alejaba. Cuando… Bolas de fuego pareció devorarse al bosque entero, succionandolo por completo. Solo en unos segundo desapareció a la nada misma. A la hora que llegaba los camiones para continuar desmantelando el hermoso paisaje, se quedaron asombrados, estupefactos, petrificados y sin poder pronunciar palabra alguna. El bosque ya no existía, ni rastro de qué alguna vez existió. Aunque aquellos hombres sabían que sí.

Los periódicos locales daban la gran noticia en primera plana y desde entonces, turistas y extraños personajes, pululaban por allí. Nadie pudo obtener respuestas claras y concisas por lo sucedido. Al día siguiente del hecho tan extraño, fue noticia mundial. Habían notificado asombrados que una nueva isla se descubrió con árboles extraordinarios y criaturas rarísimas y excepcionales. Llamativamente fue  desde el primer instante protegido por ley y por curiosas personas místicas que no permitirían que el bosque sea quebrado y lastimado. Los dioses procuraron alejar a los indefensos animalitos y seres, de la brutalidad humana. El sol salió brillando e iluminando el cielo con mucha luz, brindándoles calor. Una nueva civilización nacía y crecía muy lenta, fuera del alcance de gente perversa y excéntricos millonarios. Una noche de tormenta, sirvió para trasladar, por un mágico encantó, todo un bosque en peligro.

¿Un milagro?

¿Un misterio?

Ya no importa. La vida y la naturaleza una vez más, se defendió de sus enemigos.

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