
El novelista que ordena el caos del alma en «Pedazos de tiempo»
POSDATA Digital Press| Argentina
Hay periodistas que informan, y luego están aquellos que, con cada palabra, destilan humanidad. Roberto Macedonio no solo escribe noticias; teje relatos que despiertan conciencias, rompen fronteras y, sobre todo, conmueven. Ganador del Premio Europa Multicultural 2025, su carrera es un mapa de empatía y rigor, donde las voces olvidadas encuentran eco. En esta entrevista, Roberto Macedonio se desnuda emocionalmente: habla de sus miedos, sus batallas y ese fuego sagrado que lo impulsa a buscar la verdad incluso cuando duele. Prepárate para conocer al hombre detrás de las historias que está marcando época, en su nuevo tiempo en Washington, D.C
Al recibir el Premio Europa 2025 tel recibir el Premio Europa 2025 fue una muestra como el periodismos es el último refugio de la esperanza. ¿Qué momento de tu vida encendió esa convicción? ¿Hubo una historia o un rostro que te marcara para siempre?
—En realidad mi vocación por el periodismo empezó siendo muy niño. Durante mi infancia viví en Sanlúcar de Barrameda y allí empecé a colaborar con la televisión local. Fue mi primer contacto con el medio y ya nunca me alejé… Eran reportajes infantiles, concursos… Me lo pasaba muy bien, para mí era un pasatiempo y acabó convirtiéndose en mi vocación. Referentes he tenido muchos, uno de ellos Nieves Herrero, con quien he tenido la suerte de trabajar durante años y de la que he aprendido muchísimo.
En tu trayectoria periodística habrás tenido momentos más y menos dúros . ¿Alguna vez el miedo ha estado a punto de vencerte? ¿Cómo se lidia con la impotencia frente al dolor ajeno?
—Bueno constantemente estamos cubriendo historias que nos marcan… Recuerdo los primeros refugiados ucranianos que llegaban a España huyendo de la guerra, por ejemplo. Pero creo que como periodista tenemos la gran responsabilidad de dar voz a estas personas y de contar historias. No vamos a cambiar sus vidas pero podemos despertar cierta conciencia al respecto y sabiendo eso creo que todos encontramos el sentido de esta profesión.
En una era de desinformación, muchos desconfían de los medios. ¿Cómo mantienes la credibilidad sin perder la sensibilidad? ¿Has tenido que elegir entre ‘el click’ y la ética?
—Afortunadamente he trabajado en medios que siempre me han dado una independencia total como corresponsal. Los canales en los que he informado, como NTN24 donde trabajo ahora, están muy comprometidos con la democracia. Creo que es fundamental que los medios se mantengan firmes en la defensa de los valores democráticos en el momento actual que atraviesa el mundo.
De todas las historias que has contado, ¿cuál te persigue aún en silencio? ¿Y cuál te devolvió la fe en la humanidad?
— Me generó mucho dolor la cobertura de las últimas elecciones en Venezuela porque me involucré mucho, me metí en la diáspora que hay en España y encontré una gran cantidad de personas maravillosas que lo están pasando muy mal. La semana pasada entrevisté al secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, tras la presentación de un nuevo informe que constata los crímenes de Lesa Humanidad que se están cometiendo en ese país. Tengo muchos amigos venezolanos, algunos allí… Es un tema que me persigue en silencio, como tú dices.
La fe en la humanidad nunca la he perdido porque todos los días me encuentro también historias maravillosas, héroes anónimos… Algo muy humano y muy bello que me ocurrió hace poco fue en un tren de alta velocidad Sevilla - Madrid. Hubo un incidente y estuvimos 12 horas sin poder salir y sin llegar a Madrid. Yo iba en el convoy y aproveché para grabar un reportaje que se emitió en NTN24. Llegamos a la capital a las 5:30 de la mañana y muchas personas no tenían donde pasar la noche porque habían perdido sus trenes de conexión. Se organizaron para dormir en las casas de otros pasajeros. Vimos algo similar durante el apagón energético. Ante las emergencias los ciudadanos sacan siempre toda su solidaridad y eso es bello.
Tu trabajo destaca por tu profesionalidad y humanida . ¿Cómo logras que alguien te abra su vida en medio del trauma? ¿Qué has aprendido de los que no tienen nada que perder?
—Bueno en general no es algo que yo busque… Si alguien quiere contar su historia, bienvenido sea. Pero si una persona no quiere no hay que respetarla y más si está atravesando un trauma. Creo que las cosas se cuentan mejor con la perspectiva del tiempo y con las heridas curadas. Recientemente hablaba con una persona sin hogar que duerme todos los días en el Aeropuerto de Barajas, algo que está ahora muy presente en la agenda informativa porque hay hasta 500 familias en esa situación. Este ciudadano quiso contarlo para denunciar la situación que estaba atravesando. Muchos otros prefirieron no contar su historia y eso también está bien, no pasa nada.
Más allá de los premios, ¿qué quieres que digan de ti quienes te conocen en lo personal? ¿Qué te gustaría que recordaran de tu forma de mirar el mundo?
—Simplemente soy un periodista que intenta hacer bien su trabajo. Si dicen eso de mí me daré por satisfecho.
¿Qué te sigue enfureciendo como el primer día? Y, en contraste, ¿qué pequeño gesto te reconcilia con el oficio?
—Creo que todos los periodistas tenemos un gran amor por el oficio porque, realmente, no es una carrera fácil. Sin embargo, es tan bella, que merece la pena cualquier vicisitud de las que nos podemos encontrar por el camino.
Detrás de las crónicas épicas, está el periodista que vuelve a casa. ¿Qué hábito o ritual te ayuda a no cargar con el dolor ajeno? ¿Y qué te dijo tu familia cuando más lo necesitaste?
—En realidad es difícil desconectar porque un periodista es, en primer lugar, un curioso… y eso hace que siempre estés queriendo saber qué ha pasado en el mundo o cómo van evolucionando las noticias que estás cubriendo. Eso me sucede a mí. Mi familia me ha apoyado y me apoya siempre, por ejemplo ahora que he decidido trasladarme a Washington para asumir a corresponsalía de NTN24.
Si tuvieras que elegir: ¿prefieres que te recuerden por una historia que cambió leyes, o por una que salvó a una sola persona? ¿Por qué?.
—Creo que para cambiar leyes hace falta mucho más que una historia… entran factores políticos, incluso aritméticos que a los periodistas se nos escapan. Si el periodismo puede servir con ayudar a alguien, podemos estar contentos.
Si tu carrera fuera un sonido, ¿sería un grito, un susurro o tal vez un silencio? ¿Qué oiríamos si escucháramos tu corazón después de tus años de profesión?
—Mi carrera es el grito de los que tienen una historia que contar, el susurro de los que te aportan perspectiva y el silencio que, por sí mismo, es una forma de comunicar. En mi corazón seguro que escucharéis siempre una carcajada.
Roberto Macedonio no busca titulares; busca almas. Su periodismo es un espejo incómodo, pero también un abrazo. Porque, como él mismo dice: ‘La verdad duele, pero la indiferencia mata’. Su próximo desafío: seguir escribiendo con tinta de coraje.
El novelista que ordena el caos del alma en «Pedazos de tiempo»
De capturar el mundo... a cambiarlo con la mirada.
Así, entre lo filosófico y lo cotidiano, limpiamos la chimenea de nuestras ideas, arrojando luz sobre aquello que suele permanecer en la sombra.
PODCAST.-Porque la fotografía no solo observa, también genera conciencia.