Estos son los efectos psicológicos de las princesas de Disney en la sociedad

Sociedad08/05/2024CVA  Producciones IntegralesCVA Producciones Integrales
  

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POSDATA Digital Press| Argentina

Hermosas, buenas e inocentes y, a veces, valientes… Vamos a conocer el impacto de las princesas de Disney en puntos claves, como la autoestima, los estereotipos de género y la imagen corporal.

Las princesas de Disney han jugado un papel relevante en el desarrollo psicosocial de los niños desde hace décadas y esto es innegable. El alcance de esta franquicia de entretenimiento es enorme y no ha hecho más que crecer, volviéndola una de las referencias de la infancia de varias generaciones.

Una gran responsabilidad descansa sobre los hombros de los creadores de personajes e historias, pues han logrado controlar el discurso de temas muy significativos: la bondad, las relaciones románticas, el aspecto físico y un largo etcétera. ¿Cuáles son las consecuencias de su influencia? ¿Es su discurso beneficioso o perjudicial para el desarrollo de las personas? Vamos a explorar esta cuestión.

El desarrollo de las princesas de Disney a lo largo de los años

Ariel de La Sirenita cambia su imagen corporal por amor. En contraste, Mérida de Brave se niega a casarse.

No es nada nuevo que a Disney se le acuse de promover estereotipos de género y de promocionar un tipo de amor romántico que no favorece a las mujeres. Sus versiones de cuentos clásicos, como La Sirenita o La Bella y la Bestia, muestran a protagonistas que pierden la esencia de su identidad por amor o se esfuerzan por cambiar a un hombre que las trata mal, de manera respectiva.

Las princesas Disney son mujeres dulces, cuidadoras, bellas y delgadas. A algunas de ellas se les da un toque de empoderamiento —Bella con su amor por la lectura o Jasmín escapándose del palacio—, pero este se desvanece en cuanto llega el nudo de la historia. El coprotagonista masculino es quien termina por resolver el problema y, a menudo, las salva.

En ocasiones, cuando la resolución de la historia corre a cargo de la princesa, a menudo es a través del autosacrificio y no de la lucha activa, como se observa en Rapunzel, de Enredados.

 La última generación de princesas parece haber mostrado algo más de compromiso a la hora de retratar el papel de sus protagonistas femeninas, al otorgar más relevancia al amor propio y familiar.

Aunque también se ha añadido importancia a la función resolutiva del argumento de las mujeres, como es el caso de Mérida (Brave) o de Anna (Frozen). Sin embargo, la cuestión de la imagen corporal aún está por resolver, como se analiza en este artículo publicado en Educational Specialist .

Esto se explica por la identificación con los personajes masculinos, los cuales poseen características fuertes y resolutivas. Además, las investigaciones encontraron un aumento en sus conductas prosociales; aspecto que, señalaron, merece la pena estudiar más a fondo. En el caso de las niñas, no se encontró una afectación significativa de la autoestima en el año que duró el estudio.

Estereotipos de género
Este es el punto más abordado por los estudios en cuestión. En el mismo artículo citado arriba se encontró que, un año después de haberse expuesto con frecuencia a las niñas a productos de princesas Disney, mostraban conductas de género estereotipadas, como evitar usar juguetes «masculinos» o mancharse durante el juego.

A pesar de que las princesas de la segunda era (La Sirenita, Bella, Aladdin, Pocahontas y Mulán) ya incorporan rasgos estereotípicos masculinos, como la resolución de conflictos o la independencia; no obstante, mantienen todos los comportamientos típicos femeninos. Por tanto, la influencia disminuye, no desaparece.

Aunque las mujeres se han distanciado de la idea del príncipe azul, suelen mantener los estereotipos de la imagen corporal de las princesas.

Las princesas Disney cumplen con cánones de belleza estereotípicos:

  • Delgadez
  • Largas pestañas
  • Proporciones perfectas


A pesar de que su carácter se ha alejado un poco del canon de damisela en apuros, no ha sido así con el tema de la imagen corporal.

Esta ausencia de diversidad corporal crea una asociación entre lo bueno y lo bello, como se detalla en este estudio publicado en Journal of Applied Social Psychology. La investigación sostiene que los infantes expuestos a material con un alto componente estético realizaron valoraciones más positivas sobre el comportamiento de sus compañeros cuando estos les parecían guapos.

En cuanto a la afectación sobre la imagen corporal, existen datos contradictorios. La mayoría apuntan a que no se produce una afectación negativa sobre la autoimagen y la autoestima corporal, pero es importante detallar que aquellos datos son longitudinales, es decir, no pasan del año de recogida, por lo que no son concluyentes.

El papel de los tutores en el análisis de las princesas Disney
Aquí hemos de partir del punto de que los comportamientos estereotípicos femeninos, como el cuidado y la bondad, no son malos en sí mismos. No obstante, cuando se trata del desarrollo psicológico de las personas, no se puede dejar de lado el análisis y el espíritu crítico.

Es muy difícil (y desaconsejable) evitar toda exposición de los infantes a Disney, dado el gigantesco alcance que tiene esta plataforma mediática. No obstante, los estudios subrayan el papel de los tutores a la hora de modular la influencia de los estereotipos de género.

La familia, como principal agente favorecedor del desarrollo, es un buen filtro para aprovechar lo bueno y desechar lo malo de estas princesas.


Los infantes van a recibir influencia de las princesas Disney. Sin embargo, está en nuestra mano, como sociedad, enseñarles a ser fuertes como Mulán, lectoras ávidas como Bella o a abrazar la intensidad de sus emociones, como Elsa. Además, es importante cimentar la idea de que es mejor ser ayudada por seres queridos en quienes confiamos de forma plena, antes que salvada por un príncipe idealizado.

Fuente:La mente es maravillosa

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