¿Cómo extender tu estadía en Estados Unidos o cambiar tu estatus con tu visa de No Inmigrante?
Te contamos por qué no debes permanecer más tiempo del autorizado en territorio estadounidense.
Ensayos... es la mueva columna de la escritora Sonia Iris Menéndez. Abocada a temas relacionados con lo sociocultural desde una mirada humanista que invita a debatir y reflexionar con la autora.
Opinión23/05/2017 Sonia Iris MenéndezPosdata Digital | Argentina
Por Sonia Iris Menéndez | Counselor. Consultora en comunicación. Posgrado en despliegue y desarrollo personal. Escritora
Ensayo I
Es mi intención, en este primer intento de ensayo, transmitir la desilusión y dolor que siento al darme cuenta que aquella frase que escribí hace unos años: “Hay silencios que dan vida, que con tan solo sentirlos lo que sientes son caricias pero hay otros que asesinan”, está siendo real, crudamente real. Así como aquella otra frase: “Si algo te huele mal, duda de todo menos de tu olfato”. Y, está todo muy podrido, ¿verdad?
El mundo está sufriendo crímenes brutales, dictaduras atroces, muertes sin sentido que nos dejan el corazón destrozado. La violencia, corrupción, desafectación, son dueñas del diario vivir. La humanidad está convirtiéndose en su santidad, sí, convirtiéndose en inhumana. Mucho se habla de “la grieta” aquí en nuestro país y ya no sé si es relevante discutir cuándo empezó, quiénes la generaron, o si lo que debe ocuparnos es que no queremos cerrarla, sanarla, sanearla. Por el contrario, la regamos, alimentamos más el odio, la sed de venganza, la adicta motivación de pisotear al otro, denigrarlo, y si logramos que sienta es “un nadie”, son demasiadas las miradas que, oscuras, disfrutan de haber logrado su objetivo, malvado objetivo: potenciar el dividir.
Pero al mencionar “grieta”, veo que es mundial, global. Estamos sumergidos en el caos, incertidumbre y anestesia de conciencia manejada por “esos” que tienen lo que hace tiempo llamo “poder sustantivo”. Esos que teniéndolo no hacen nada para que ese poder se convierta en acciones de luz, sanadoras, que limpien y abran caminos pacíficos para entonces sí, poder comenzar a creer que el diálogo y encuentro es posible. Manejan el poder desde el egocentrismo, desde discursos retorcidos, perversos, maquiavélicos, que las palabras usadas nos conmueven y convencen de que están en lo cierto. Y entonces esos silencios que brindarían paz o al menos, no nos confundirían --porque así nos quieren: confundidos y fundidos como masa uniforme, como ciego rebaño arreado sin saber hacia dónde va, qué quiere, qué misión trae en su alma- se convierten en mensajes oscuros que van alienándonos, haciéndonos presos de sus voces, de sus leyes, de sus podridos paradigmas; van adiestrándonos a culpar a nuestra propia voz si es diferente, si nos susurra algo que no encaja en ese cuadrado putrefacto de sus expectativas. Nos violan las ideas, las ganas, los motivos, los sueños e ilusiones; nos roban el futuro, nos callan el presente y quedamos como idiotas con los ojos en la nuca…
Creí que el papa, Francisco, su santidad o como gusten llamarlo, sería una luz en el transcurso de esta actualidad mundial que estamos padeciendo; creí que la sencillez y humildad de la que se jactó eran genuinas; creí que ante tanta matanza en Venezuela, hablaría; creí que ante las diferencias aquí en nuestro país, no solo vendría a brindar presencia física sino a dar ejemplo no de “afecto” sino Amor -porque el amor es justo, honesto y eso lo hace libre-. y que valgan las minúsculas- de la mano con el gran representante del colapso hacia el cual nos dirigimos. Leo en redes sociales mensajes que el papa hace escribir a algún otro macabro - o quizá, sí tenga tiempo para escribirlos él mismo y no lo tenga para interceder ante tanta maldad, egoísmo, hambruna, matanza, etc.- y sólo encuentro hipocresía. La incongruencia entre lo dicho y lo hecho es veneno puro si le abrimos las puertas; es una inyección letal que sólo garantiza más y más caída…
¿Tomaremos conciencia del poder individual que tenemos dentro de cada uno de nosotros?
¿Nos daremos cuenta que lo imposible se hace posible sólo cuando nuestro corazón y razón -que sólo están aproximadamente a una octava de distancia- se acercan y celebran la más bella amistad que podemos experimentar en esta vida para el Bien de cada uno y así desplegar el Bien en y para todos
¿Seguiremos mirando de reojo, callando lo sentido, gritando fanatismos, durmiendo aunque nos jactemos de despiertos por tener ojos abiertos?
¿Cuándo entenderemos que lo individual es lo universal y viceversa? ¿Cuándo comprenderemos que somos un reflejo de nuestro interior y que el exterior nos lo devuelve como espejo?
Te contamos por qué no debes permanecer más tiempo del autorizado en territorio estadounidense.
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Poema