Santiago

Cansada de tantas hipótesis, interpretaciones, posturas de un lado, del otro, violencia, uso, abuso y etiquetas que cuelgan para esconder lo que en mi corazón siento están haciendo con tu ser, tu persona (violación), te escribo una carta.

Opinión Sonia Iris Maldonado
AMATISTA
Santiago Foto /FMF

Posdata Digital | Argentina

Por Sonia Iris Menéndez

Cansada de tantas hipótesis, interpretaciones, posturas de un lado, del otro, violencia, uso, abuso y etiquetas que cuelgan para esconder lo que en mi corazón siento están haciendo con tu ser, tu persona (violación), te escribo una carta.

Sí, Santiago, me invade la recurrente sensación de que estás siendo violado, arañado, destripado y tironeado por el mercado del “a ver quién puede más”.

No te conozco. No tengo idea sobre tus ideas, tus gustos, tus preferencias en ningún ámbito, sólo lo que dicen y, lo que dicen, no me importa.

Estamos todos, cada uno a su manera, convulsionados por lo que ha pasado contigo y digo, a su manera, pues hay maneras con las que no adhiero así como muchos podrán no adherir con estas líneas, con mi manera. No sé si llegarás a leerme, si podrás. Verás, la única verdad es que no sé.

Rodeados de fotos con tu rostro, tu mirada, estamos transcurriendo días y noches de angustia. No estás, no sabemos qué pasó, qué TE pasó. Hay personas que se cuelgan de tu foto como trampolín a no sé qué cosa. Te juro no entiendo, no comprendo. Se torna insostenible el nudo en la garganta ante la poca cautela, prudencia, cuidado y respeto que tenemos hacia otro ser humano.

Deseo y pido de alguna manera te llegue, al menos, como un suspiro al oído lo que anhelo desde mi ser hacia tu ser: que estés en Paz, ésa que todos los humanos estamos necesitando en este mundo presente al borde del abismo.

¿Sabes? Hemos aprendido a involucionar creyéndonos evolucionados. Estamos ciegos de fanatismo. Estamos sordos ante muchos gritos de auxilio y mudos ante miles de injusticias.

Dicen que “sos” para algunos la oportunidad para ir por la caída, destitución, etc, de otros o de los otros. Y tampoco entiendo ni comprendo ni quiero. Es tanta la perversión que percibo en todo esto que prefiero tomar distancia funcional y enfocarme en acercarme con palabras y renglones. Elijo dar entidad a tu humanidad. Decido brindar mi energía así, escribiéndote, con la templanza que tengo entre las manos, este corazón expectante ante tu pronta aparición y la mente acallada de prejuicios.

Te abrazo fraternalmente pidiendo a Dios no haya interferencia alguna. Ninguna.

(Nuestra historia ya ha tenido demasiada oscuridad. Y, como leí por ahí, la señora oscuridad no se combate, se ilumina: Luz para y en Argentina y cada uno de los que vivimos en este bellísimo suelo. Seguramente, estarás de acuerdo, alma viajera)

Lo más visto