
¿Cómo extender tu estadía en Estados Unidos o cambiar tu estatus con tu visa de No Inmigrante?
Te contamos por qué no debes permanecer más tiempo del autorizado en territorio estadounidense.
No sólo se trata de decirnos “quiero, debo, tengo que cambiar” sino accionarlo
Opinión12/09/2017 Sonia Iris MenéndezPosdata Digital | Argentina
Es importante preguntarnos y, sin mentirnos, respondernos: ¿queremos cambiar? ¿Realmente es lo que deseamos? Si así es, ¿qué estamos haciendo para lograrlo?
Muchas personas y más aún en estos tiempos tan complejos a nivel mundial, universal y por ende, personal (pues eso que ves allí por fuera de ti no está desafectado de lo que ocurre en ti), nos encontramos desencontrados, llenos de confusión, duda, temor. Es normal, es lógico, es SANO que nos suceda ya que todo cambio, todo verdadero cambio implica un desafío. No sólo se trata de decirnos “quiero, debo, tengo que cambiar” sino accionarlo y allí, cuando lo que siento y pienso logran unirse en la misma sintonía, llega el momento de actuar.
Las voces internas como “críticos” nos susurran que no podremos, que no tendremos el valor, la fuerza, el coraje, la voluntad, la fortaleza, etc., necesaria para llevar adelante nuestro propio proceso de cambio. Y otras voces internas “amorosas” nos expresan que merecemos estar mejor, ser mejores, que podemos y lo lograremos.
La elección y decisión no está en ninguna otra persona que no seamos nosotros mismos. Podemos acudir, recurrir a seres en quienes confiamos para compartirles acerca de lo que nos está doliendo, afligiendo, angustiando, confundiendo, etc. y ellos nos darán desde su corazón y sanamente, una mirada sobre posibles alternativas o caminos a seguir. Y aunque nos amen profundamente y hasta puedan querer desde su humanidad ponerse en nuestro lugar y hacer esa labor por nosotros, no podrán. Sólo pueden “guiarnos”, darnos su opinión, su consejo y hasta sus críticas constructivas.
La única verdad es que nadie lo hará por ti ni por mí.
El poder, el potencial, está en cada uno de nosotros.
Seamos amos, dueños, maestros de ese ser humano único que somos.
Y, por favor, no mendiguemos cariño; no negociemos relaciones para llenarnos de mayor vacío.
Amemos a nuestro cuerpo, corazón, espíritu, alma. Amémonos y amaremos.
Un ser humano como vos (el CV no importa).
Me amo. Te amo. Gratitud.
Por Sonia Iris Menéndez
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