En confidencia con:José Luis "Coche" Inciarte, Vásquez

Sobreviviente de los Andes, a 46 años de la tragedia en diálogo con Posdata Digital

Entrevistas 03/10/2018CVA  Producciones IntegralesCVA Producciones Integrales
  

cosas de nuestra cordillera

Posdata Digital | Argentina

Por Alejandra Ponce de León

 El avión con destino a Chile  que transportaba al equipo de rugby  para disputar un partido contra un equipo chileno (Old Christians y Old Boys respectivamente) se estrelló  en la cordillera el 13 de octubre de 1972. Con 45 uruguayos  y 29 de los pasajeros fallecieron. 16 se tuvieron que enfrentar a 72 días de temperaturas bajo cero, hambre y tomar la más difícil decisión: tenían que comer, y las proteínas estaban en los cuerpos’.

Había que sobrevivir...

foto del recate
A días de cumplirse 46 años de la tragedia Posdata Digital dialogó vía WhatsApp con   Jose Luis Inciarte Vázquez, quien presentará su primer libro: "Memoria de los Andes" el próximo 4 de octubre en Argentina  en el Circulo Médico de Lomas, en (Colombres 420) a las 19 h.

En confidencias con uno de los hombres que le ganó a la muerte, nos cuenta cómo y porqué sobrevivió.

libro1200-1-1024x576El evento se llevará a cabo en el Circulo Medico de Lomas, en Colombres 420, el 4 de octubre a las 19

¿Qué necesidad surgió  después de tantas décadas de silencio por escribir el libro: Memoria de los Andes?

 Sí,desde el 2002 que empecé a dar conferencias y a compartir la experiencia personal de vida En Los Andes, ofreciendo conferencias por todo el mundo en tres idiomas, hablando la verdad... Y ya hace como 4 años (¡más cerca de los 70 que ya tengo!), mi señora me dijo qué antes de ponerme  viejo  y a empezar a decir pavadas, que escribiera  un libro y dejar así  asentado todo lo que lo que digo en las conferencias.  Y bueno... Me puse a escribir, ella me lo pasa en la computadora y me lo corregía y escribía a las 6 de la  mañana  y me levantaba con ideas en la cabeza. ¡Y no quería contar lo que pasó, porque ya se fue contado en Viven  primero y por mi compañero!  que sino que quería establecer claritono el porqué, sino ¡el cómo habíamos sobrevivido y para qué! ¿Verdad...?

 Yo  describo, (¡no como protagonista de los Andes que no fui!),  porque a los 16 días después de la avalancha me lastimé una pierna que se engagrenó y  tuve que hacer de autocirujano y ya no pude caminar más y dependí de los demás.¿Entonces porqué sobreviví? Porque mis amigos me ayudaron  tanto vivos como muertos y descubrimos a la salida de la avalancha... ¡¡Qué Jesucristo estaba ahí entre nosotros!! Yo lo llamo así como católico... Pero podría ser Alá o  cualquier otro. 

¿Y la razón porqué sobreviví...? ¡Fue que tuve suerte en el accidente, tuve  suerte en la avalancha y tuve suerte en el rescate! Porque mi compañero  apareció con dos helicópteros 2 días antes de mi muerte (que ya había establecido para la noche buena  del 24 de diciembre). (...)

Entonces en el libro dejó plasmado lo que es la condición humana...¡Es la más alta condición humana que  observé allá! Y me enorgullezco  de haber vivido con mis compañeros todo eso que viví y que está plasmado en el libro.

¿Cuál es su misión en esta vida a partir de aquel día que fueron rescatados en el año 1972?

Yo creí qué... ¡Al ver los helicópteros con ese ruido y las aspas levantando nieve... sería el momento más fuerte de mi vida!. Pero a las 8 meses  me casé con mi novia de siempre,  Soledad, que sigue siendo mi señora y al año tuvimos nuestro primer hijo (que le pusimos  con toda nuestra imaginación...)  José Luis, igual que el papá. (Risas). ¡Y ese momento fue mucho más fuerte que el de los helicópteros! Y ese fue el sentido de la vida que busqué allá arriba para sobrevivir con el único fin de volver a lo que más se extrañaba, que era  la de la familia. Mi apuro fue  formar mi propia familia y en el 74 nació mi primer hijo y ¡fue el momento más fuerte que pase la vida! Mucho más fuerte que el rescate, fue   la vida nueva que venía...

Y ese fue el sentido que encontré, formar una familia, vivimos en el campo, después tuvimos dos hijos más, estudiaron, son profesionales, mis hijos son buena gente que es lo principal.  ¡Tengo los mejores hijos qué un padre puede esperar, tengo  la mejor esposa que un marido  puede tener! Mis hijos se  casaron  y después me dieron algo que nunca pensé que iba a tener, ¡nietos! Hoy, tengo 8  y son mi máxima felicidad.  He aprendido que para alcanzar la paz que todos buscamos necesitamos transitar previamente por la felicidad y esta se  merece, no se encuentra, no se compra.  Y para merecerla solo hay que darse cuenta ¡cuánto más gratificante es dar que recibir! Y a eso me he dedicado en la vida... a dar y darme en lo posible.

Hoy estoy de presidente de una  Fundación Alvarez Caldeyro Barcia que se encarga de los niños más vulnerables y más necesitados qué son los niños prematuros nacidos con un peso menor a 1 kilo. Trabajamos para equipar al hospital que  los atiende con la tecnología ultramoderna para que la sobrevivencia después de  los 6 meses se pueda dar  fuera del útero materno y   y aumentar las posibilidades de vida. Fernando Parrao (sobreviviente), es mi embajador o padrino de la fundación y con eso estamos garantizando la sobrevida, como me la garantizo él, que fue el gran protagonista de la caminata que terminó con los dos helicópteros que me mandó dos días antes de mi muerte, 2 días antes de la noche buena junto con  Roberto Canessa.   Allá en la montaña quedó conmigo el otro protagonista que fue Fito Strauch.

 Entre los que no volvieron, ¡son todos los grandes, protagonistas de aquella hazaña! Y yo le enmarcó en la imagen de  Numa Turcatti  que fue el último que murió y representa a todos aquellos grandes héroes que yacen en la tumba al lado del fuselaje en el Valle de las Lágrimas. Y ese es el sentido a mi vida... Ser feliz y hacer feliz a los que me rodean. No siempre se logra...pero nunca se deja de intentar.

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Más allá de la tragedia que despertó una nueva manera de vivir, ¿hoy, que tienen en común todos los que regresaron?

¿De común? Tenemos aquellos 72 días vividos en la montaña ante el 13 de octubre y el 20 de diciembre del 72 , ahí está nuestro común denominador.¿Verdad? Hicimos todo lo impensable y lo inimaginable para sobrevivir porque consideramos que teníamos que honrar y defender la vida que nos habían otorgado y... ¡Que nada obstruyera el camino para poder volver a lo más deseado y que habíamos perdido que era la familia! Ese era nuestro punto en común, nuestro norte, nuestro objetivo. Por eso  el grupo de humanos se transformó en un equipo formidable de hacer las cosas para volver a la familia, después cada uno es individuos, uno somos más amigos que otros pero aquello 72 días nos unió para siempre en una relación única, que no pueda llamar amigos, no puedo llamarlo de hermanos, sino que es algo mucho más fuerte cuando nos vemos. No permito que nadie hable mal de ellos, Yo solo puedo hacerlo,  nadie más a mi alrededor puede hablar  nada... ¡Porqué se puede armar un lío muy grande! y eso es lo que tengo  con ellos... Haber compartido una sobrevivencia y reunirme (valga  la redundancia)  con los sobrevivientes.  ¡Es para mí un placer, hoy estamos  más viejos y  decimos más pavadas pero nos reímos más que entonces! 


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