Instrucciones para perdonarse: una vez por semana
“No se trata del motivo, sino del procedimiento, todo dura siempre un poco más de lo que debería”.
Columnas - De mí hacia ustedes12/07/2022 María Cecilia MarsilliPOSDATA Digital Press | Argentina
Publicación original 30/09/2021 15:21
“No se trata del motivo, sino del procedimiento”
“Todo dura siempre un poco más de lo que debería”
Historias de Cronopios y de Famas.
Julio Cortázar
Todos a veces pecamos y el que diga que no, que no tire nada, todos tenemos una manzana en el cajón.
Hay tres reglas básicas sobre el perdón:
1.- perdonar
2.- pedir perdón
3.- perdonarse a uno mismo
Para que estas tengan valor, deben darse estas otras:
a) Haber pecado y ser consciente de ellos (saque la manzana del cajón)
b) Arrepentirse
También hay una tercera:
c)“propósito de enmienda o de no volver a caer en la tentación”. Resultó tan difícil de cumplir que se está analizando quitarla del catecismo.
Los padres del sicoanálisis dicen que si uno no se ama a sí mismo, no puede amar a nadie, y lo hacemos extensivo a que si uno no puede perdonarse a sí mismo, se le complica perdonar a los demás.
Otra norma catequística habla de que los pecados no dichos a propósito, agravan la falta original pero en nuestro caso, como ya lo comentamos con las chicas de pilates, en la peluquería y con el grupo de whatsapp de las mamás del colegio, queda anulado este punto también.
Es posible que una vez por semana, le parezca demasiado. Es cuestión de tomarle el ritmo e incorporar el hábito.
Si le parece poco, llame al servicio sacerdotal de urgencia o búsquese un buen sicólogo.
Para redimir un pecado se otorgaba una penitencia que hoy podemos reemplazar por una obra de caridad o privarnos de algo que nos guste mucho (sexo, alcohol, cigarros, ¡solo por ese día!)
Como se trata de perdonarnos a nosotros mismos, no vamos a exagerar con este último punto que otrora era directamente proporcional al pecado.
Para la primera semana, el perdón bien entendido, comienza por casa o por lo menos la penitencia.
Por ejemplo, si trato de serpiente a su suegra y eso le origina culpa, aunque no exista mejor calificativo, piense si es por el placer que sintió al decirlo o se cree culpable por no haberlo expresado antes.
Perdónese. Usted también es suegra y como obra de bien, espere al hijo del ofidio con su plato preferido, un buen malbec y una linda lencería erótica a estrenar.
Bueno, de acuerdo, si es tan culposa, suspenda la lencería que la llevaría según usted a cometer un nuevo pecado lujurioso.
La segunda semana, por ejemplo, podemos tratar esa culpa que le sube y le baja por el esófago y no se cura con un antiácido. Se olvidó del cumpleaños de su cuñada. Recuerde que usted a ella tampoco le cae bien y que tiene casi un año por delante para mandarle cualquier pavadita.
La tercer semana, debemos ocuparnos de ese monto en la tarjeta de crédito por un par de estiletos que sabe que los usará una noche y nunca mas mientras que para esa fiesta , mandó a remendar por octava vez los zapatos negros de su marido. Estrénelos para ir al chino, hacer las tareas de la casa, sacar a pasear al perro, planchar ese mar de arrugas que le grita desde el lavadero. Será tanto el dolor de pies que no sentirá mas culpa y estará feliz de haberse dado ese gustito.
Así, de a poco, irá incorporando el hábito del perdón. Aprenderá no solo a perdonarse, sino que se amará tanto, que no tendrá de que arrepentirse.
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