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La nostalgia es un sentimiento profundo que recientemente ha demostrado su poder para aliviar el dolor físico. Las evidencias se basan en un nuevo estudio llevado adelante por investigadores de la Universidad de la Academia de Ciencias de China en Beijing.
Esta nueva investigación necesitó de la participación de voluntarios que fueron protagonistas de un experimento de laboratorio. Para el experimento, se les aplicó un ligero calor en la piel y a partir de él debían calificar su dolor. Los participantes manifestaron un dolor menos intenso si veían imágenes que provocaban nostalgia, como dulces, dibujos animados y juguetes de la época de su infancia.
¿Por qué la nostalgia los ayudó a aliviar su dolor?
Durante el experimento, los voluntarios presentaron niveles de actividad en regiones del cerebro que los científicos creen que son importantes para la percepción del dolor. Por esta razón, los investigadores llegaron a la conclusión de que la nostalgia tendría un efecto analgésico. Sobre todo, deja abierto el interrogante de cómo y por qué sucede esto en nuestros cerebros. En esto estaría implicado un mecanismo neural que los autores de este y otros estudios quieren descifrar.
Investigaciones anteriores demostraron que la nostalgia alivia los sentimientos de dolor. Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo en 2020 se hizo un experimento en el que se pidió a un grupo de personas que realizaran tareas de escritura que evocaran nostalgia. Los investigadores comprobaron que los niveles de dolor se redujeron durante el experimento. Esto suciedió tanto en pacientes con dolor crónico como en personas sanas que experimentaron una molestia física generada en el laboratorio.
A pesar de encontrar coincidencias en ambos estudios, los autores no pudieron saber cuál mecanismo está detrás de este efecto analgésico.
¿Cómo se desarrolló el experimento?
Este nuevo estudio necesitó de la participación de 34 personas, entre 18 y 25 años de edad, sin sensibilidad particular al dolor. Los investigadores equiparon a los participantes con un auricular de resonancia magnética para monitorear la actividad cerebral. Además, les proporcionaron dolor mediante un estimulador potencial evocado por calor de contacto o CHEPS.
El CHEPS fue empleado para que los investigadores pudieran calentarlo gradualmente, aumentando la sensación de dolor. Pero, no al punto de dañar gravemente al participante. Los investigadores aplicaron calor a los participantes por medio de una banda adherida al antebrazo.
Luego, los científicos mostraron a los participantes dos conjuntos de imágenes en un proyector. En el primer conjunto había fotografías con cosas que los voluntarios podrían asociarlas con su infancia. Por ejemplo, un juguete, un paquete de chicle o una caricatura de hace más de una década.
El segundo conjunto coincidía con todos estos, excepto que eran de la actualidad. A medida que pasaban las imágenes, aumentaba el calor generado por el dispositivo CHEPS. Los participantes debían calificar continuamente su sensación de dolor en una escala del 0 al 10. Uno, dos o tres era una sensación de calor. A partir de cuatro la sensación estaba vinculada al dolor e iba en aumento. El diez correspondía a un dolor más agudo que los demás.
El grupo que vio imágenes nostálgicas tuvo diferente actividad cerebral. Además, calificó sus niveles de dolor como más bajos que los que vieron fotos más actuales.
Hasta el momento, los autores pudieron percibir una disminución de la actividad en partes del cerebro que pueden estar involucradas en el procesamiento del dolor. Sin embargo, los investigadores creen que necesitarán más estudios para comprender mejor estas conexiones.
El estudio solo midió niveles bajos de dolor, por lo que no saben si el cerebro reaccionará del mismo modo si el dolor es más intenso. Incluso así, estos hallazgos ofrecen implicaciones y perspectivas para un mayor desarrollo y mejora de la analgesia psicológica no farmacológica.
Fuente:tekcrispy