Proyecto Stolperteine:"Piedras que te hacen tropezar"
Cultura - Sucesos históricos19/09/2023CVA Producciones IntegralesPOSDATA Digital Press| Argentina
El proyecto de estos adoquines memoriales fue ideado por el artista alemán Gunter Demnig, como un monumento para la Memoria, para no olvidar el destino de tantos cientos de miles de seres humanos que fueron deportados o asesinados por los nazis (la palabra Stolperstein es una palabra alemana que designa una piedra en el camino que puede hacer tropezar al caminante).
Este proyecto es un megamonumento, pero compuesto de pequeños “adoquines” distribuidos por toda Europa. Cada adoquín es un cubo perfecto de cemento de 10x10x10 centímetros y en su parte superior llevan incrustada una placa de latón de 10×10 centímetros, donde se encuentran grabados los datos esenciales de la persona que se conmemora en ese adoquín («Aquí vivió…», «Aquí trabajó…», «Aquí eligió la muerte» (ya que muchas se suicidaron al saber que venían a detenerles), seguido de sus nombres, fecha de nacimiento, de deportación o de muerte.
Estos adoquines se colocan en las aceras, delante de los edificios o lugares donde las víctimas vivieron o trabajaron antes de ser encarceladas o deportadas. Se colocan haciendo un agujero del mismo tamaño, formando por ello parte de las mismas aceras, y sólo sobresale del suelo esa pequeña placa de latón, de ahí el nombre, ya que al sobresalir podría ser un “motivo de tropiezo”, como cuando un adoquín sobresale sobre otros (aunque al ser tan mínimo el resalte, es casi imposible el tropiezo real).
El objetivo del artista es que las personas que pasean por la zona, al percibir ese resalte y esa placa, detengan su marcha durante un instante y se inclinen para leer lo que está escrito en la placa (la inclinación es a su vez una señal de respeto a esa persona que se recuerda y que sufrió la barbarie nazi). De esta forma se hace presente la memoria de esas personas en el espacio público, invitándonos a dedicar un pensamiento por la persona en concreto al que se dedica la placa, preguntarnos donde vivía, en qué trabajaba, donde fue deportada… Además, con ello, se hace una labor de investigación, para saber quiénes fueron, donde vivían, donde trabajaban…y es una forma de volver a la vida a tanta víctima inocente.
ORIGEN DEL PROYECTO
Demnig empezó a interesarse por hacer este proyecto cuando en 1990 conoció la historia de la deportación de unos mil gitanos que residían en la ciudad alemana de Colonia, en 1940, que había sido una especie de inicio y preparación de las posteriores deportaciones masivas de judíos, gitanos, homosexuales, discapacitados, alcohólicos y otros colectivos de personas que los nazis consideraban inferiores y que por ello asesinaron a cientos de miles. Al tratar de investigar vio que los propios vecinos de Colonia ni conocían dicha historia por lo que en mayo de 1990 imprimió en Köln (Colonia), con pintura, una Huella de la Memoria por la deportación de mil gitanos y sintis que allí vivían, uniendo el barrio donde esta gente había vivido con la estación de trenes Köln-Deutz, desde donde partieron casi todos los trenes con destino a los campos de exterminio hasta 1944. (En la foto, el artista, en una foto tomada el día en que se pusieron las piedras en Granollers)
Fue cuando esa huella se borró cuando se le ocurrió fijar al suelo unas placas de latón en su lugar pensando en que en vez de hacer una gran obra de arte conmemorativa, sería mejor y más económico hacer muchos pequeños “monumentos”, en forma de adoquín y una placa con texto, integrándolos en los pavimentos del lugar donde vivían las víctimas (al principio Demnig quería colocar las placas en las paredes de los edificios donde vivieron las víctimas pero los obstáculos para los permisos eran muchos y por ello vio que el suelo era el mejor lugar y el proyecto empezó a hacerse realidad).
De esta forma, el 16 de diciembre de 1992, puso el primer adoquín o Stoperstein , fecha en que se cumplían cincuenta años de la orden que impartió el nazi Himmler para la deportación de «gitanos». La puso en la plaza del histórico edificio del Ayuntamiento de Colonia y en la placa se podían leer las primeras líneas del texto del decreto de deportación. En la foto siguiente, colocación de un adoquín en Alemania por el artista.
Posteriormente, en 1996, en el marco de un proyecto artístico sobre lo que significó el campo de concentración de Auschwitz, Demnig fabricó bloques de latón y las hizo del tamaño de los adoquines típicos que cubren muchas de las calles alemanes, colocándolas en el barrio Kreuzberg de Berlín, donde vivían cincuenta judíos que fueron asesinados por los nazis.
Hasta el año 2000 no pudo tener los suficientes permisos municipales para poder colocar muchas de sus piezas pero tras ese año, el proyecto se expandió y ha tomado una fuerza increíble, haciéndose famoso convirtiéndose en el monumento recordatorio descentralizado más importante del mundo. A finales de 2008, se habían instalado alrededor de 17.000 Stolpersteine en unas 400 ciudades alemanas. A partir de ese año la instalación se extendió también a varias ciudades europeas: España, Italia, Países bajos, y Hungría..
LOS ADOQUINES
Las piedras o adoquines con su placa se confeccionan manualmente, por lo que debido a la alta demanda que ha recibido, Demnig se deja ayudar por algunos colaboradores. Dado que la muerte de las víctimas por los nazis tuvo un carácter masivo y semiindustrial, insiste que estas piedras deben realizarse en contraposición siempre una a una y manualmente.
Procura que la piedra sea colocada frente al último domicilio que ocupó voluntariamente la víctima. Tras la guerra, al quedar destruidas muchas casas, hubo calles completas que se convirtieron en espacios públicos como parques, polideportivos, etc. En estos casos las piedras se colocan lo más cerca posible de la última residencia, pero siempre en aceras o caminos, para que el caminante «tropiece» con ellas. Las piedras, una vez colocadas, pasan a ser propiedad de la ciudad o municipio.
Actualmente ya hay más de 70.000 Stolpersteine en más de 1.800 ciudades de 24 países de Europa, como Alemania (donde se han colocado en más de un millar de localidades), Austria, Bélgica, Croacia, la República Checa, Francia, Italia, Hungría, Luxemburgo, Países Bajos, España… En 2017, excepcionalmente, se colocó en Argentina el primer adoquín de fuera de Europa, en homenaje a los fundadores de un colegio alemán en Buenos Aires y a las familias que allí se refugiaron tras dejar sus hogares para huir de la persecución nazi.
Las Stolpersteine son financiadas por donativos, colectas y apadrinamientos de ciudadanos individuales, estudiantes de colegios, gremios profesionales y comunas. Cada cubo cuesta alrededor de 120 euros.
Fuente:ibasque.com
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