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Todo lo que debes saber. La migración forzada puede llevar a un estado de estrés psicológico extremo. Se trata de un síndrome que, a su vez, tiene otros fuertes impactos psicológicos. Conozcamos de qué va.
Salud18/09/2024CVA Producciones IntegralesPOSDATA Digital Press| Argentina
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calculó que hasta el año 2024, alrededor de 120 millones de personas en el mundo se verían obligadas a abandonar sus hogares. Esta realidad aumenta el riesgo global de experimentar el síndrome de Ulises.
También llamado síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple, este describe la sensación de desarraigo, miedo y desorientación al enfrentar un duelo migratorio en condiciones límites. ¿Qué más arrastra consigo este fenómeno?
Ulises y el estrés del inmigrante: mitología y realidad
Fue el psiquiatra español Joseba Achotegui quien, en el año 2002, acuñó el término «síndrome de Ulises», inspirado en el personaje Odiseo (Ulises, en latín) del poema épico La Odisea. En este relato, el héroe mitológico enfrenta varios desafíos en su largo viaje de regreso a casa luego de la Guerra de Troya.
Achotegui utilizó el nombre del protagonista de esta famosa obra literaria como una metáfora de las experiencias difíciles y los sentimientos de desorientación y ansiedad que pueden sentir los inmigrantes al dejar su país de origen y adaptarse a un nuevo entorno.
¿Es una patología?
Este síndrome no está reconocido en los manuales oficiales de psiquiatría como un trastorno mental. No es una patología. Más bien, se refiere al fenómeno de duelo migratorio problemático que algunos migrantes confrontan a causa de circunstancias hostiles y adversas.
Según Achotegui, «emigrar se está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que posee unos niveles de estrés tan intensos (soledad forzada, miedo, indefensión…) que llegan a superar la capacidad de adaptación de los seres humanos».
Muchas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares y familias, debido a conflictos bélicos, desastres naturales, problemas económicos o falta de oportunidades laborales en sus países de origen. La migración forzada no es una enfermedad mental, sino una cuestión de supervivencia. En este contexto de urgencia, el impacto emocional es mucho mayor comparado con el duelo migratorio común.
Diferencia entre el duelo migratorio y el síndrome de Ulises
La diferencia está en las circunstancias en las que se emigra y, por ende, en la complejidad del dolor. El duelo migratorio es el proceso normal de ajuste emocional que toda persona que abandona su hogar enfrenta. Mientras, el síndrome de Ulises describe una experiencia migratoria tan extrema que se sobrepasa las capacidades humanas de adaptación.
A diferencia de otras pérdidas como la muerte de un ser querido, el duelo migratorio es parcial porque el país de origen no desaparece. Por lo tanto, tras emigrar siempre está la posibilidad de regresar, ya sea para visitas temporales o una eventual repatriación. Y se dice también que es múltiple, porque supone varias pérdidas significativas.
Muchas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares y familias, debido a conflictos bélicos, desastres naturales, problemas económicos o falta de oportunidades laborales en sus países de origen. La migración forzada no es una enfermedad mental, sino una cuestión de supervivencia. En este contexto de urgencia, el impacto emocional es mucho mayor comparado con el duelo migratorio común.
Diferencia entre el duelo migratorio y el síndrome de Ulises
La diferencia está en las circunstancias en las que se emigra y, por ende, en la complejidad del dolor. El duelo migratorio es el proceso normal de ajuste emocional que toda persona que abandona su hogar enfrenta. Mientras, el síndrome de Ulises describe una experiencia migratoria tan extrema que se sobrepasa las capacidades humanas de adaptación.
A diferencia de otras pérdidas como la muerte de un ser querido, el duelo migratorio es parcial porque el país de origen no desaparece. Por lo tanto, tras emigrar siempre está la posibilidad de regresar, ya sea para visitas temporales o una eventual repatriación. Y se dice también que es múltiple, porque supone varias pérdidas significativas.
Principales estresores de la salud mental de los inmigrantes
Antes, durante y después del exilio forzado, las personas se enfrentan a una serie de desencadenantes de estrés que repercuten de lleno en su bienestar emocional, físico y psicológico. Como resultado, se debilitan las habilidades de afrontamiento y resiliencia.
Atendiendo a lo que Achotegui expone en un artículo difundido en Gaceta Médica de Bilbao , los estresores principales son los siguientes:
Soledad: estar lejos de los seres queridos es sin duda una de las mayores fuentes de sufrimiento, en especial, cuando se dan separaciones forzadas de hijos pequeños y/o padres ancianos, debido a restricciones legales o económicas.
Miedo: el temor se centra en los peligros físicos del viaje, como cruzar en embarcaciones precarias, enfrentarse a mafias o redes de prostitución, y vivir con el terror constante de ser detenido y expulsado una vez en el país de acogida.
Fracaso del proyecto migratorio: después de invertir enormes esfuerzos y arriesgado la vida en el desplazamiento, las dificultades para obtener papeles legales, acceder al mercado laboral o la falta de mejora en la calidad de vida, produce una sensación profunda de desesperanza e impotencia.
Lucha por la supervivencia: muchos migrantes se ven obligados a comer alimentos de baja calidad y en cantidades insuficientes, porque prefieren enviar dinero a sus familias. Además, suelen vivir en condiciones de hacinamiento que no cumplen con los estándares mínimos de habitabilidad.
Al combinarse estos agentes de estrés se conforma la base psicológica del síndrome del inmigrante y puede llevar al desarrollo de diagnósticos oficiales como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o el trastorno de ansiedad generalizado.
Sintomatología del síndrome de Ulises
La exposición prolongada a niveles tan altos de estrés causa una amplia variedad de síntomas que clasificamos en cuatro grandes áreas, una de ellas abarca la somatización:
Algunos migrantes deben esconderse o cambiar de identidad para protegerse, lo cual puede llevar a una sensación de no saber quiénes son. Además, las mentiras y secretos familiares durante el proceso también contribuyen a la confusión.
Fuente:La mente es maravillosa
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