
Reflexiones de una generación testigo: de un mundo mágico a una era de cambios inimaginable
Limpiando la chimenea01/25/2025 Eduardo ServentePOSDATA Digital Press| Argentina
Por Eduardo Servente | Ingeniero civil| Productor y conductor de radio
Visitá su canal aquí
¿Qué pasaría si te dijéramos que nuestra generación ha sido testigo de una explosión cultural que ha transformado el mundo como lo conocemos? En nuestro último episodio, abordamos el viaje desde una infancia sin televisión, teléfonos móviles ni internet hasta un presente donde la tecnología domina nuestras vidas. Reflexionamos sobre cómo contarle a las generaciones futuras acerca de un pasado tan distinto puede parecerles un cuento de ciencia ficción. Además, exploramos nuestra responsabilidad de preparar a nuestros hijos para un futuro lleno de cambios rápidos e imprevisibles. A través de anécdotas personales, compartimos las lecciones que hemos enseñado a nuestros hijos para afrontar este mundo en constante cambio.
La transformación de nuestra sociedad
Nos adentramos en los cambios que han marcado nuestro entorno local y global, recordando esas épocas en que la tecnología no formaba parte de nuestro día a día. Con un enfoque nostálgico y reflexivo, discutimos cómo la revolución industrial del siglo XIX marcó el inicio de un proceso de transformación que continúa acelerándose. La conversación se centra en cómo nuestra generación ha sido testigo y partícipe de estos cambios sin precedentes, y cómo hemos logrado adaptarnos a un nuevo mundo tecnológico.
Nos enorgullecemos de ser parte de una generación que no solo ha sido testigo del cambio, sino que también ha jugado un papel crucial en su aceleración.
Únete a nosotros en este episodio lleno de recuerdos y análisis sobre el impacto de la tecnología en nuestra vida cotidiana.
Escuchá una parte de nuestro episodio de hoy
Episodio anterior


Francisco y los Jesuitas: El Papa negro que transformó la Iglesia

Rafael Plaza Aragonés: El fotógrafo que transforma la luz en humanidad
De capturar el mundo... a cambiarlo con la mirada.

Rafael Plaza Aragonés: El disparo que abraza
