El miedo a la libertad
No quiero acá hablar del libro de Erich Fromm, sí quiero darle valor a ese triple grito de nuestro himno
Opinión - La columna de Eduardo29/07/2022 Eduardo ServentePOSDATA Digital Press|Argentina
Por Eduardo Servente | Ingeniero civil
Nota de archivo:08/04/2018
No quiero acá hablar del libro de Erich Fromm, sí quiero darle valor a ese triple grito de nuestro himno.
La Real Academia Española define Libertad en su primera acepción como: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos, y en su quinta acepción dice que Libertad es: En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación en las personas.
Nuestra sabia Constitución de 1853/61 e inclusive la actual vigente de 1994, defiende por sobre todas las cosas la libertad de las personas y la libertad de sus actos.
La organización de la vida en sociedad es fundamental para la vida en libertad, dado que nuestra libertad no debe bajo ningún concepto invadir la libertad de nuestro prójimo y es por eso que esa organización es fundamental para que todos podamos ejercer esa libertad intrínsecamente humana.
Muchas veces esa misma organización ha superado límites y las personas miembros vieron avasallada su libertad por cederla ante otras conveniencias, algunas veces impuestas y otras engañosamente elegidas.
Y ¿por qué digo “engañosamente”?
Porque siempre es la libertad, dentro de la organización civilizada, lo más conveniente para la vida humana.
De hecho cuando alguien delinque contra esa organización, lo que se hace es privarlo de su libertad, dado que es su bien más preciado.
La gran disyuntiva se presenta cuando uno tiene que elegir hasta donde ceder la libertad propia en beneficio de la organización social.
Por nuestra organización cumplimos leyes que restringen ciertas libertades y hay ejemplos en nuestro diario vivir. Circulamos por la derecha y no por donde se nos antoje, ante una luz roja nos detenemos, pasadas las 10 de la noche nos cuidamos de hacer ruido, nuestros hijos entran a la escuela a las 8 de la mañana, etc.
El burdo ejemplo de esa luz roja que nos detiene en la esquina y nos priva de poder seguir nuestro camino es porque en nuestra organización debemos considerar los derechos de todos además de los individuales.
¿Cuál es el límite? El límite es la libertad del otro y la organización básica de la sociedad.
¿Es tan importante la libertad para el desarrollo y crecimiento de una sociedad? No solo es importante, es el concepto básico y fundamental del crecimiento y desarrollo sano de una sociedad.
Como dije más arriba, muchas veces fuimos “engañados” y tentados a ceder pequeñas porciones de nuestra libertad en pos de beneficios o derechos mayores.
En la primera mitad del siglo pasado en el mundo se implementaron políticas en las cuales los gobernantes de turno nos convencían que debíamos dejar de lado algunos derechos y libertades por el bien de la sociedad toda. Así fue que el estado se metió en medio de las discusiones entre empresas y empleados, nos determinó cómo y con quién debíamos comerciar, nos dijo a quién le podíamos comprar y a quién no sin importar la conveniencia final, hasta algunas veces nos puso restricciones para entrar y salir de nuestro país. Siempre con el argumento que esas cesiones de nuestra libertad las hacíamos por un bien mayor, y nos resultaba muy tentador el panorama engañosamente imaginado por esos funcionarios de turno que lo único que hicieron fue cercenar nuestra libertad a favor de sus intereses personales.
Como dije otras veces en otros artículos publicados, en nuestro país el peronismo tomó ideas de esas corrientes nacionalistas en boga en el resto del mundo, y comenzó un sistemático lavado de cerebro de nuestra sociedad haciéndonos ceder paso a paso nuestras más preciadas libertades que además están escritas en nuestra Constitución.
Organizar la relación entre empresario y empleado para evitar abusos no está mal, lo que está mal es la exageración de los condicionamientos que tornan imposible una relación laboral como sucede hoy en día.
Reglamentar mínimamente el comercio para evitar aprovechamientos no está mal, lo que está mal es la exageración de las reglamentaciones que hacen imposible el comercio como sucede hoy en día.
Fijar pautas de comercio exterior para defender nuestra posición no está mal, lo que está mal es la exageración de restricciones solo para defender empresas ineficientes y no competitivas como sucede hoy en día.
Respetar las creencias de las personas sin faltarles el respeto no está mal, lo que está mal son los fanatismos y querer imponer a la fuerza las convicciones como sucede hoy en día.
Nos han ido convenciendo, lavando nuestros cerebros durante años imponiéndonos un terrible MIEDO A LA LIBERTAD.
Estamos temerosos de tomar riesgos, de ser libres y desarrollarnos con menos ayuda del “papá estado” que nos proteja.
Y siento que muchos políticos que dicen de la boca para afuera que tienen deseos profundos y sienten la necesidad de producir un gran cambio en nuestra sociedad, también están paralizados por ese miedo inconmensurable y no se animan a dar el paso hacia la libertad, que es el bien más preciado del hombre y está todavía ausente en nuestra sociedad.
No tengamos miedo, el miedo paraliza al ser humano y la libertad lo engrandece.
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