Tarde de lluvias, tarde de recuerdos

Ha llovido pero estoy más seco que el cartón de un indigente

El Arca de Luis 16/10/2022 Luis García Orihuela

multimedia.normal.b773f40282484c05.4533445f6e6f726d616c2e6a7067

POSDATA Digital Press| Argentina

Luis Gracia OrihuelaPor Luis García Orihuela|   Escritor| Poeta | Dibujante



 

Publicación original 24/10/2018

 

Ha llovido pero estoy más seco

que el cartón de un indigente.

Parapetado en una marquesina espero

llegue mi transporte público a la parada

como en tantas otras ocasiones.

No hay nadie cerca de mí y lo agradezco,

si llueve lo llevo mejor solo. Lo prefiero.

Las calles de Valencia permanecen

constantemente mojadas, cubiertas

de charcos, pequeñas piscinas

que miran al cielo por doquier

y lo reflejan multiplicado por mil.

Las calles testigos mudos

se visten, se engalanan

con sus mejores tonos de grises

y sus reflejos ocres y cadmio

recordándome las obras de Jeff Rowland.

 

La luz, como extrañada, se torna pálida

y a su rededor todo es albo y con un tinte fantasmal.

El aire, antes calmo, cobra ahora protagonismo,

y los colores se hacen más nítidos y compactos,

más intensos a la vista.

Los automóviles como bestias asustadas

en desbandada corren con sus ojos

Iluminando todo a su paso y quebrando

al aproximarse los espejos bajo sus llantas

en miles de pequeñas y saltarinas gotas de agua.

La ciudad ahora enmudece, adquiere otro pulso,

otro sabor a mojado, y la coreografía

de transeúntes corriendo con sus paraguas abiertos

como grandes ojos asustados, se inicia

en un extraño primer acto.

Mojarme es dejar que los recuerdos

empapen y se filtren en mi piel.

Aquellas tardes de lluvias en el campo

pequeñas tormentas fugaces que nos hacían correr

a nuestras casas a guarecernos de sus primeras gotas.

Las nubes lloraban ante nosotros.

 

Eran tardes de arco Iris, de salidas a la calle

Cuando escampaba la lluvia y de ramas y cornisas colgando

y balanceándose caía el agua en forma de lágrimas.

Eran tardes de ir en grupos a buscar caracoles, moros,

Baquetas para la Paella, cristianos, y después

El romero y el tomillo, que siempre nos costaba de distinguir cual era cual. No importaba. Éramos felices

y el arco iris nos sonreía cómplices.


Suscribete a sus podcast

suscribe-posdata-digital-press-podcastsPODCASTS: El Arca de Luis



Lo más visto