De abuelos y balanceos

Historias familiares de amores y herederos.

Columnas - De mí hacia ustedes24/06/2019 Maria Cecilia Marsili
  

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Posdata Digital Press | Argentina

Cecilia MarsiliPor Maria Cecilia Marsili | Narradora Oral | Escritora
Pta: Presidenta de la Asociación Civil
Compartiendo Miastenia Gravis

 

Cuando vi el anuncio, lo primero que pregunté es por qué no nos habían llamado para el almanaque.

La alarma que me recordaba  retirar a mi nieto, despejó dudas  y  cuando pude ver el video de presentación en las redes, colapsé.  Ahora las promotoras vienen en vivo y en directo  casi con el mismo vestuario  que en los viejos calendarios Pirelli.

¿Ahora quién es ése que inaugura semejante local Gomería y Lubricentro BOSITI?

Según  las setentosas de la familia  sólo quedan 2 varones en edad de continuar el apellido.

Claro, una tiene en cuenta solo a la familia directa, que ya son demasiados; no piensa que si papito tuvo 9 hermanos; Don Santo también tendría  los suyos.

 Ya desde que desembarcaron Don Santo y Adela, comenzaron las dudas.

Claro, allá por el 1900  los hijos se anotaban en libretas, pero cuando el padre podía y con la fecha del día que  tramitaban el documento y no el de nacimiento, a ciento de kilómetros en volanta y con tantos hijos, no había tiempo para detalles. Así muchos celebraban doble fecha natalicia.

Hubo un detalle importante, que nos sirvió para insinuar  a mi abuela de que le había sido infiel al tata ya que mis tres primeros tios están anotados como hijos de Bocitti y los 7 últimos son hijos de Bositi, entre ellos mi papá. Y también auguraba momentos no tan graciosos.

Conclusión migratoria: hubo uno que de Santo no tuvo nada,  que nunca murió en estas pampas y otro Santo gringo que nunca pudieron saber cómo ingresó al país y   tuvo 7 hijos.

La cuestión es que a la hora de la herencia, somos todos parientes, nos queremos muchísimo porque lo importante es la familia.

 En uno de mis primeros trabajos, un cajero me dijo que me llamaba como su abuela, pero que el apellido…¡Qué suerte!, le contesté. Ya a los 20 años estaba hecha con la parentela.

Consultando con hijas de Bocitti (mis tias mayores) un hermano de mi abuelo podría ser pariente de la abuela perdida del cajero, solo que el del registro civil copió el apellido sin errores.

 Algunos de mis tios, incluso mi padre,  se trataban con paisanos y primos,  claro está…de algún lado salían…pero todos con mi mismo apellido. Muerto el tío se esfumó el primo y el misterio.

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Mi papá fue el último en llegar: a la tierra y al cielo, y  los que quedamos seguimos participando en  una sopa de letras espesita para resolver el enigma de la dinastía.

 Algunos, -dieciocho- primos tratamos de aprovechar nuestra sangre italiana y gestionar la ciudadanía europea.

Sospechamos al principio del oneroso tramiterio que mi abuelo había dejado asuntos pendientes y borrado las evidencias, pues don Santo no aparecía ni en su tierra natal ni en sus pagos morales, en ninguna de las versiones. De dos abuelos, de repente ninguno.

 Una  bisnieta de españoles, viajo a la madre patria y allí la recibieron como se merece un argentino en busca de una ciudadanía extranjera. Y fue españolizada y comunitaria y desde las Iberias comenzó las investigaciones, mas trámites, traducciones y un juicio a la comuna por que finalmente había un tercer abuelo: Bozitti,  el original, que en la travesía se  había  tuneado.

 Toda una familia de tradición católica para que nos informen que cualquier raíz “zitti” en Italia, es de origen judío.

Así las cosas, pasamos a ser una cofradía importante de italianos con un abuelo con triple apellido y dos religiones.

Desde hace un siglo, somos Bositi y si bien sabemos que no es la raíz de nuestra genealogía, descubrimos un palacio cerca de Siena y una calle en Florencia y ahora en Rosario un primo (hijo de un primo del papá de mi papá) dueño de una Gomería y Lubricentro, más alineación y balanceo.

 Quien va a pensar en el pobre Bozitti.

 

 

 

 

 

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