"Una casa de locura"

Sainete.- Primer sainete en tiempos de aislamientos que te sacará una sonrisa.

El Arca de Luis05/04/2020 Luis García Orihuela
  

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Crédito:mi siglo

POSDATA Digital Press | Argentina

Luis García OrihuelaPor Luis García Orihuela | Escritor | Poeta | Dibujante

 

Personajes

 

ÁNGEL- Dueño de la casa y esposo de IRENE

IRENE- Esposa de ÁNGEL. Madre de PAULA (de 15 años) y de JESÚS (de 13 años)

PADRE DE ÁNGEL

MADRE DE ÁNGEL

 

ACTO ÚNICO

 

 La situación transcurre en un 3er piso de la calle Gobernador Viejo de Valencia. Abril 2020.

 Sala principal de la casa de ÁNGEL. La sala consta de una puerta que da a la cocina, a continuación hay otra puerta acristalada,  corrediza, por la que se accede a la terraza,, y frente a ella, la puerta de acceso al pasillo y los dormitorios. En el centro de la estancia se encuentra una mesa grande de comedor con seis sillas. A la  derecha de ella hay un sofá esquinero y una mesita junto a un gran mueble biblioteca. Enfrente del sofá un gran televisor de plasma (Lo único moderno a la vista)

 Faltan tan sólo unos minutos para el mediodía. IRENE se haya limpiando el comedor, a la vez que lo compagina con preparar la comida.

Se oye una llave girar por dos veces, y a continuación  abrirse la puerta de la calle.

 ÁNGEL (entrando a la casa cierra la puerta con el pie):

 !Hola! ¿Hay alguien en casa?

 ÁNGEL lleva puestos unos guantes quirúrgicos de color azul. Carga dos pesadas bolsas de plástico llenas de comida y productos desinfectantes. En la cara luce atada una mascarilla sanitaria.

 En el salón principal aparece IRENE, —la esposa de ÁNGEL— Lleva su melena rubia recogida en un gracioso moño. Viste con un chándal gris y unas zapatillas rosas con pompón a juego. En las manos lleva guantes naranjas de goma que le cubren los brazos hasta casi los codos.

 IRENE: (llevándose las manos a la cadera) Pues a ver dónde te parece que vamos a estar con la dichosa cuarentena si no podemos salir de casa.

 ÁNGEL: Mujer, no te pongas así. Tan solo es una forma de hablar...

 IRENE: (recriminándole) Para no poder salir a pasear, bien que has tardado en regresar.

 ÁNGEL: (cargado con las bolsas) Se nota que tú apenas bajas a la calle. Hay que hacer cola para poder entrar al súper, luego cola para poder pagar en la caja, y por si fuera poco, al entrar al patio he tenido que esperar haciendo otra cola para subir el ascensor.

 IRENE: Tan sólo son tres pisos, ¡A ver si te vas a herniar! 

 Ángel hace amago de dirigirse hacia la cocina  (por su izquierda). La puerta está abierta y la luz interior encendida. Un cubo y una fregona atravesada en el marco de la puerta impiden el paso al interior. El suelo se ve mojado en ciertos sitios.

 IRENE (Gritando con voz autoritaria); !Ni se te ocurra dar un paso más! Quieto parao dónde estás. (ÁNGEL avanza hacia ella) Y nada de besuqueos.

 ÁNGEL (afligido) Pero mujer...

 IRENE: (esforzándose por no reírse) Ni pero, ni pera... deja la compra en la mesa. Ya la guardaré yo cuando se seque el suelo de la cocina del todo. 

 IRENE calla y se quita los guantes ante la mirada expectante de su marido, el cual obediente ha dejado la compra en la mesa del comedor y parece no saber por dónde tirar.

 IRENE: ¿Lo has traído?  (recalcando las sílabas) ¿Te acordaste del papel higiénico?

 ÁNGEL (Compungido) ¡Oh no! Lo olvidé por completo. Aunque no debía de quedar en el súper ningún paquete. (sin convicción en sus palabras). De haberlo visto, me abría acordado.

 IRENE: (Con retintín) Sí, seguro. !Ay los hombres! No valéis para nada. (cómo pensándolo mejor) bueno...para casi nada. (mirando hacia el techo) ¡Ay Señor! No sé que voy a hacer con este hombre…

 IRENE viendo que se ha secado el suelo de la cocina, toma las bolsas de la compra y se dirige con ellas hacia la cocina. Mientras tanto, ÁNGEL se quita la mascarilla y la deja caer en el cenicero de cristal que hay sobre la mesa.

 ÁNGEL: ¿Por dónde anda mi padre?

IRENE: (hablando desde la cocina) Estará en la terraza fumando y cotilleando. ¡Como si lo viera!.  Es lo único que hace desde la cuarentena. Mira a ver si a ti te hace caso y se quita la mascarilla. La lleva naranja de tanta nicotina. Lo que es a mi, ni tan siquiera me contesta cuando se lo digo.

IRENE tomando el cubo y la fregona se marcha por la puerta del fondo. ÁNGEL, mientras tanto, se quita los guantes y el chaquetón, dejándolo en el respaldo de una silla. Acto seguido toma su teléfono móvil y revisa un mensaje entrante que termina de sonar. Aparece su padre por la puerta corrediza de la terraza. Lleva la mascarilla puesta con lo que parece ser una modificación casera.

PADRE DE ÁNGEL; ¡Qué frío que hace ahí fuera, carajo! (Entra a la sala y cierra la cristalera de la terraza). Tú esposa se ha propuesto matarme de una pulmonía. No me deja funar aquí dentro.

ANGEL: Hola papá. (Girándose sorprendido) Es por los niños… ya sabes. Pero que tonterías dices, tienes cada cosa... 

PADRE DE ÁNGEL: Solo digo la verdad. Ea! Cambiando de tercios, ¿Trajiste el tabaco que te pedí? Tu abuela se subió a la terraza hace ya rato. Tendrás que ir a buscarla, o me temo que la paella que prepara tu mujer nos la comeremos fría.

ÁNGEL: (con cara de asombro y buscando entre los bolsillos del chaquetón el paquete de tabaco de su padre)

Pero papá, ¿que le has hecho a la mascarilla que te dimos? La has perforado por la boca. Así no te hace nada, papá.

PADRE DE ÁNGEL: Pues claro que hace. Gracias a mí invento puedo llevarla y fumar al mismo tiempo. Debería de patentarla, pero con esto de la cuarentena…

ÁNGEL: (Haciendo como que no ha escuchado lo último) ¿Por dónde para mamá? ¿Dices que está en la azotea?

PADRE DE ÁNGEL: Eso dije. Subió a la azotea a ver el sorteo. ¿Ves cómo llevo razón cuando digo que no me escuchas cuado te hablo?

ÁNGEL: (Tomando una silla y sentándose junto a la mesa): ¿sorteo? ¿De que sorteo me habla?

PADRE DE ÁNGEL: Las vecinas han credo un evento en el grupo de Facebook: un bingo. Y han elegido la azotea como lugar para jugar.

ÁNGEL: ¿Y cual es el motivo del sorteo? ¿Ver en que asiento se van a sentar? (se ríe de su propio chiste)

 

PADRE DE ÁNGEL: (como contándolo a regañadientes) 

Bueno, yo me he puesto en contacto con unos vecinos de la finca para echarnos unos dominós. (Quitándose la mascarilla) y la verdad, no hay mejor sitio para jugar que la azotea.

ÁNGEL: Pero, ¿estáis todos locos en esta casa? ¿o qué? ¿No veis que os pueden ver en la terraza desde un helicóptero de la policía? ¡Anda que…!

Aparece IRENE saliendo de la cocina.

La paella ya está lista para comer. ¿Y los niños?

 ÁNGEL: ¿En que andan ahora? Ni siquiera han salido a saludarme.

 IRENE: Vaya preguntita que haces. El niño tumbado en su cama pegado a la tablet, y la niña… mira, no se si decírtelo.

ÁNGEL: Dímelo mujer. No me dejes en ascuas. Que luego la digestión se hace mala.

 IRENE (resignándose) Paula ha decidido que ya es mayor y quiere ser solidaria. Aportar su granito de arena para ayudar con la falta de mascarillas.

 ÁNGEL: Pero eso es fantástico. Estupendo. Sublime si me apuras.

IRENE: No te apuro no. Su granito es que ha tomado las tijeras y ha cortado el sujetador. Dice ya no lo va a gastar porque no hay necesidad de sujetar, y con los dos trozos que ha cortado está cosiendo unas cintas para hacer dos mascarillas.

 PADRE DE ÁNGEL: (riéndose sin poder contenerse) Y luego hijo dices que mi mascarilla está mal, ¿eh?

 Suena el cerrojo de la puerta de entrada. Aparece la MADRE DE ÁNGEL llevando los cartones de bingo y el bombo con las bolas.

 MADRE DE ÁNGEL: ¿Comemos ya o qué? Tengo prisa. A las cuatro tengo el binguito.

 

FIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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