"La Epidemia que cambió Buenos Aires: El nacimiento de los conventillos"
A comienzos de 1880 había 1770 en los que vivían 51915 personas repartidas en 24023 habitaciones de material, madera y chapas.
una mujer reconocida por su influencia en la concientizaciòn de la sociedad hacia la comunidad sordo-muda.
Cultura - Sucesos históricos30/06/2020CVA Producciones IntegralesPOSDATA Digital Press | Argentina
A veces, cuando pasamos situaciones difíciles en la vida, pensamos que no hay solución o que simplemente no podremos lograr nuestro cometido. Y en plena inmersión en la desmotivación, llega alguien que nos dice “no es imposible, hay personas que han estado en situaciones más precarias y lo ha logrado”.
Por supuesto, este enfoque es un poco cliché, pero no por ello menos cierto. La historia humana está llena de personajes que han logrado superar obstáculos de todo tipo, incluso en momentos en los que ellos mismos parecían perder la fe en sí mismos. Pero también existen casos en los que estar acompañados con la persona correcta fue un punto clave en su éxito.
Un ejemplo de ello es Hellen Keller, , que a pesar de su condición, logró obtener un título universitario y encabezar luchas sociales. Hablar de ella es hablar también de su profesora, Anne Sullivan,que la acompañó durante toda su vida en este largo trayecto de educación y lucha.
Una niña rebelde y salvaje
Helen Adams Keller nació en Tuscumbia, Alabama, el 27 de junio de 1880, hija de Kate Adams Keller y el coronel Arthur Keller. La familia estuvo relacionada con varias familias prominentes de Nueva Inglaterra, pero perdieron la mayor parte de su riqueza durante la Guerra Civil, por lo que vivieron modestamente.
Helen nació sana, pero tras experimentar una enfermedad desconocida, que se presume era rubéola o escarlatina, se volvió sorda y ciega. Esto sin lugar a dudas afectó su vida al nivel de convertirla en una niña rebelde, malcriada e incluso con claras tendencias salvajes.
Durante mucho tiempo, su incapacidad de comunicarse causó experiencias muy traumáticas para ella y su familia. Fue por ello que Kate decidió buscar una forma de proporcionar educación a su hija, y tras contactar otorrinolaringólogo, este les recomendó el Instituto Perkins para Ciegos en Boston, de donde llegaría el cambio que tanto esperaban.
La llegada de Anne Mansfield Sullivan
Helen fue una niña rebelde y salvaje hasta que la educación, traída por Anne Sullivan, llegó a su vida.
La vida de Helen y de su familia dio un vuelco cuando Anne Mansfield Sullivan llegó a Tuscumbia, el 3 de marzo de 1887, para trabajar como su maestra. En aquel momento, se trataba de una joven de apenas 20 años graduada precisamente de la escuela de Perkins, pues también sufría graves problemas de visión.
Y si hablamos de adversidades, la vida de Anne fue mucho más precaria que la de Helen. Era hija de inmigrantes irlandeses pobres, y se había sometido a varias operaciones a temprana a edad a fin de solventar su discapacidad, pero todas resultaron fallidas. Tras un tiempo terrible como pupila en el Tewksbury Almshouse en Massachusetts, ingresó a Perkins a los 14 años de edad, donde tendría un nuevo comienzo.
Un ardua tarea de enseñanza
Anne Sullivan escribía las palabras en las manos de Helen Keller para que las relacionara con objetos.
La tarea de enseñar a una niña acostumbrada a la anarquía en medio de su ignorancia ciertamente no fue nada fácil. Pero diferencia de otros instructores de la época, Anne creía que la mejor forma de llegar a Helen era el amor y la enseñanza de la obediencia, aunque nunca de manera déspota, lo cual le valió la confianza de los padres.
Fue así como una semana después de su llegada, Anne había obtenido el permiso para sacar a Helen de la casa y vivir con ella en una cabaña cercana, donde permanecieron solas por dos semanas.
Anne inició su labor educativa escribiendo con sus dedos en la mano de Helen. Aprovechó una muñeca que los niños de Perkins habían hecho para Helen, una especie de incentivo para ayudar a conectar las letras que firmaba con los objetos que tocaba.
Y a pesar de sus intentos fallidos y de la frustración de la pequeña, rápidamente aprendió a formar las letras en la forma y orden correcto, aunque ni se imaginaba que lo que estaba haciendo era deletrear. En aquel momento no tenía idea alguna de que las palabras existían y que los humanos las usaban para comunicarse, como cuando simplemente memorizamos algo pero no hallamos el contexto de su aplicación.
Las primeras palabras de Helen Keller
El verdadero aprendizaje ocurrió cuando Helen entendió que había una relación entre lo que deletreaba y lo que estaba a su alrededor. A menos de un mes de haber llegado su joven maestra, mostró confusión entre los sustantivos “taza” y “leche” y el verbo “beber”.
Anne la llevó afuera y puso su mano debajo de la boquilla de la bomba de agua, para que sintiera el agua fría mientras en la otra le deletreaba la palabra “agua” lentamente. Fue ahí cuando todo empezó a tener sentido: cada una de esas letras en su mano conformaban la palabra con la que se conocía a la maravillosa sustancia que estaba sintiendo en su mano.
Entonces tocó la tierra y exigió a su maestra que le deletreara su nombre, y así con otras cosas más. Ese 5 abril de 1887, al anochecer, la pequeña Helen había aprendido 30 palabras. Poco después aprendió el alfabeto, tanto manual como el relieve para lectores ciegos, un gran paso para aprender a leer y a escribir.
Aprender a hablar
La niña malcriada poco a poco empezaba a mostrar elevados niveles de inteligencia, y mientras más sabía sobre el mundo, más interés mostraba por aprender otras cosas. En 1890, cuando tenía 10 años, expresó su deseo de aprender a hablar, y fue apoyada.
Anne la llevó con Sarah Fuller en la escuela Horace Mann para sordos y con problemas de audición en Boston, quien le dio 11 lecciones para iniciarse, que serían continuadas por su maestra. Y logró su meta, aunque no muy satisfecha con los resultados. A lo largo de su vida Helen permaneció insatisfecha con su voz hablada porque para los demás era muy difícil de entender.
Alumna y maestra en carrera universitaria
Helen Keller fue la primera sordomuda y ciega en licenciarse en la universidad, un logro atribuido también a su maestra, que estudió con ella durante toda la carrera.
Pronto las discapacidades de Helen dejaron de ser un problema, y durante toda su juventud se mostró decidida a ir a la universidad. En 1898, ingresó en la Cambridge School for Young Ladies para prepararse para el Radcliffe College, donde inició en 1900 y recibió una licenciatura en artes cum laude en 1904. Helen Keller fue la primera sordociega en lograr obtener su título universitario en el colegio.
Y aunque el tiempo fue muy bueno, no significa que haya sido fácil. De hecho, este logro se ha atribuido tanto a Helen como a Anne, que fue sus ojos en cada momento en la universidad. Aún con sus problemas de visión, Anne leyó todo el contenido de la carrera y lo firmó en la mano de su alumna para que lo aprendiera.
Escritora sobre fe, optimismo, discapacidad y temas sociales
Durante su etapa estudiantil en Radclife, Helen también mostró interés por la escritura, una carrera que continuaría también durante toda su vida. Esto le permitió crear su autobiografía, titulada “La historia de mi vida”, la cual ha sido traducida a 50 idiomas y sigue disponible en el mercado el día de hoy
Su obra escrita es bastante extensa, e incluye discursos, enayos y artículos para revistas y periódicos, los cuales escribió con una máquina de escribir en brailler y luego los copió a una máquina de escribir normal. Los temas que desarrollaba estaban muy ligados a las experiencias y aprendizajes de su vida: la fe, la prevención de la ceguera, e incluso temas polémicos y de atención en su época como el control de la natalidad, el surgimiento del fascismo en Europa y la energía atómica.
Entre sus trabajos más representantivos podemos mencionar Optimismo; El mundo en que vivo; La canción del muro de piedra; Fuera de la oscuridad; Mi religión; Midstream: Mi vida posterior; Paz en Eventide; Helen Keller en Escocia; El diario de Helen Keller; Tengamos fe; Maestra, Anne Sullivan Macy, y La puerta abierta.
Helen como activista política y social
Helen Keller viajó por el mundo abogando por los derechos y la educación de las personas con discapacidad visual.
Es poco probable que alguien con tanto criterio e inteligencia no se involucrara en la política y aportara a problemas sociales. La llegada de la educación a su vida le permitió entender que tenía derechos y capacidad para expresar su opinión a otros, incluso los más poderosos.
Helen expresó su descontento por la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, se declaró seguidora de los ideales pacifistas e incluso luchó por el derecho al voto para las mujeres. También fue una de las primeras integrantes de la Unión Americana de Libertades Civiles.
Consciente de las dificultades que experimentan las personas con discapacidades para integrarse a la sociedad, también decidió aportar su grano de arena uniéndose a la Fundación Americana para Ciegos (AFB) en 1924, donde colaboró durante más 40 años.
Helen visitó a los soldados que llegaban a los hospitales tras la guerra, pero su preocupación también radicaba en que la compleja situación y las carencias que generó el conflicto afectara a las personas ciegas tanto en su país como en otros.
Fue este paso el que le permitió abogar por las necesidades de las personas con problemas de visión, y su labor dio lugar a comisiones estatales para ciegos, centros de rehabilitación y permitió mejorar el acceso de las personas con pérdida de visión a la educación. Su ardua labor, interés y empatía le confirieron una fama que aprovechó para abogar por el bienestar de otros.
Helen no podía ver ni escuchar, pero logró viajar por 35 países distribuidos en los cinco continentes, y tuvo la oportunidad de reunirse con líderes mundiales como Winston Churchill, Jawaharlal Nehru y Golda Meir.
Amistades y reconocimientos
Durante su vida, contó con el apoyo de personalidades destacadas del siglo XIX y principios del XX, muchos de los cuales consideró como amigos y contactos cercanos. Entre ellos, Eleanor Roosevelt, Will Rogers, Albert Einstein, Emma Goldman, Eugene Debs, Charlie Chaplin, John F. Kennedy, Andrew Carnegie, Henry Ford, Franklin D. Roosevelt, Dwight D. Eisenhower, Katharine Cornell y Jo Davidson.
También recibió doctorados honorarios de las universidades de Temple y Harvard en los Estados Unidos; Universidades de Glasgow y Berlín en Europa; Universidad de Delhi en India; y la Universidad Witwatersrand en Sudáfrica. Y al ser un personaje tan inspirador en su época, le concedieron el Premio de la Academia honorario en 1955 como inspiración para el documental sobre su vida, Helen Keller en su historia.
Por supuesto, gran parte de su éxito y legado se lo debe a su maestra, que estuvo con ella durante buena parte de su vida. Anne trabajó con Helen hasta su muerte en 1936, dejándola a cargo de Polly Thomson, que trabajaba junto a ellas como secretaria desde 1914. Helen Keller junto a Alexander Graham Bell, inventor del teléfono.
Helen Keller, Annle Sullivan y Polly Thomson con Charlie Chaplin en 1918.
Tras sufrir un derrame cerebral en 1960, se recuperó y decidió vivir tranquilamente en Arcan Ridge, su hogar en Westport, Connecticut, hasta que falleció el 1 de junio de 1968, pocas semanas antes de cumplir 88 años.
Helen Keller dejó una huella imborrable en la historia de la humanidad. En primer lugar, nos demostró que tomar en cuenta incluso a aquellos más desfavorecidos y abogar por ellos para integrarlos a la sociedad puede generar cambios importantes que mejoren su estructura. Asimismo, la importancia de la empatía y el amor a la hora de enseñar, una lección que no olvidaría en toda su vida gracias a su maestra.
Además, su historia es un claro ejemplo del impacto invaluable de la educación en los seres humanos, y sobre todo, entre las personas con discapacidades. Es un hecho que aunque estas no pueden vivir de la misma manera que otros, esto no es impedimento para su desarrollo personal y profesional, y su ardua labor a lo largo de su vida quiso transmitir eso a sus similares en todo el mundo.
Ahora, si no te sientes lo suficientemente inspirado con haber leído un poco sobre su vida en este artículo, podrías buscar películas como The Miracle Worker o la exitosa película de bollywood Black que retratan buena parte de su historia.
Fuente:tekcrispy
A comienzos de 1880 había 1770 en los que vivían 51915 personas repartidas en 24023 habitaciones de material, madera y chapas.
A comienzos de 1880 había 1770 en los que vivían 51915 personas repartidas en 24023 habitaciones de material, madera y chapas.