Vamos a escribir: el arte de seducir (al lector)
6ª entrega.- Vamos a escribir.
Opinión - Desde mi punto de vista28/01/2021 Luis García OrihuelaPOSDATA Digital Press | Argentina
No se me ocurre una forma mejor de definirlo. El escritor debe hacer todo lo que esté en su mano para seducir a sus futuros lectores, de tal forma y manera que se cree un vínculo con la historia. Una adición que le impida dejar de leer.
CÓMO PODEMOS LOGRARLO
Son muchos los factores que intervienen o pueden intervenir a la hora de conseguir nuestro propósito. Lo primero que debemos de tener muy en cuenta, es que cada escritor/a es un mundo, y lo que en uno puede funcionar estupendamente, en otro apenas serle útil. Hay escritores cuyo éxito literario en mayor o menor medida se debe a su aspecto físico, a su particular forma de empatizar y conectar con su público, y por supuesto, a todos los medios de promoción usados por las editoriales, obviamente me estoy refiriendo a las editoriales importantes.
EL INCIPIT
En literatura
“De manera general el íncipit designa el inicio de un texto literario, especialmente de una novela, pero también el inicio de un poema mítico o composición épica, canción o libro”.
No se me ocurre una forma mejor de definirlo. El escritor debe hacer todo lo que esté en su mano para seducir a sus futuros lectores, de tal forma y manera que se cree un vínculo con la historia. Una adición que le impida dejar de leer.
EL FLIRTEO (Audio)
Particularmente, yo concretaría dicha definición algo más. Considero que el incipit puede abarcar desde la primera página —entera—, hasta por lo general como más frecuente hasta el primer punto. (La primera frase del libro. ““Mamá murió hoy”. Albert Camus, El extranjero (1942).). Algunos estudiosos hablan de las tres primeras páginas o incluso del primer capítulo. Como podemos ver, hay diferentes percepciones al respecto, y como se suele decir, nunca llueve a gusto de todos. Deberemos pues de esforzarnos en crear un inicio atractivo a la par que intrigante y sugerente, contar un hecho de tal forma que enamore por así decirlo al lector.
Deberemos leerlo y releerlo muchas veces, prestándole una atención muy especial, pues hay mucho en juego. Un mal comienzo garantiza un fracaso seguro. No nos importe reescribirlo si es necesario,. Si a nosotros no nos termina de convencer, de seguro que al lector mucho menos. Véalo si quiere como un subtítulo.
En cierta modo, el incipit ha de ser un entrante a lo que vamos a leer, una especie de síntesis de toda la obra, que nos cuente de que va a ir, pero sin desvelarnos más allá de lo necesario.
Veamos pues algunos ejemplos muy conocidos:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor...” Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. (1605)
“Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece horas”. George Orwell, 1984 (1949)
“En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad”. J. R. R. Tolkien, El Hobbit (1937)
"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: "Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias". Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer." El extranjero, de Albert Camus (1942)
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. (1947)
“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona”. El túnel, de Ernesto Sábato (1948)
“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”. El camino, de Miguel Delibes (1950)
“En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible." El nombre de la rosa, de Humberto Eco (1980)
LOS CLICHÉS — Estereotipos.
¿Qué son los clichés? Veamos su definición, digamos oficial:
Un cliché es una frase, expresión, idea o acción que se ha usado en exceso, de manera que ha ido perdiendo su fuerza al pasar el tiempo. ... La presencia de un cliché por lo general indica falta de creatividad o que el autor no tiene ideas originales. También podemos extrapolarlo a un tipo de argumento, sea literario o cinematográfico, que ya está muy trillado, Dicho de otro modo, está tan usado por escritores y guionistas, que tanto lector como espectador, pueden adivinar lo que va a pasar.
He extraído de Internet unos cuantos a modo de ejemplo:
- . Los esbirros del villano siempre atacan al héroe de uno en uno.
- El villano deja al héroe al borde de la muerte justo antes de irse, no sin antes contarle su plan maestro.
- Hay una chica inusualmente atractiva en el grupo, y está enamorada del protagonista.
- En los tiroteos, los buenos pueden darle a una mosca en el entrecejo con un tirachinas. Y los malos, tienen tan pésima puntería que no podrían hacer blanco en un elefante a diez metros.
- Cuando algo terrible y mortal esté persiguiendo al protagonista y sus amigos, la chica guapa tiene que llevar tacones.
De mi propia cosecha:
Cuando un personaje está a punto de morir, el protagonista siempre le dice “Tranquilo, Te vas a poner bien”. Al momento se muere,
Los protagonistas apenas se ensucian la ropa y rara vez disponen del tiempo suficiente para poder ducharse.
Si se trata de un grupo de héroes y ha demorar uno, siempre será el de raza negra. Recuerdo las películas de Tarzán de los monos. Cuando estaban cruzando un puente cualquiera hecho de troncos y cuerdas, siempre se caía uno de los porteadores, Esto es gracioso ya que los porteadores eran contratados como expertos y conocedores del terreno en el que estaban y no el contratador, que era un recién llegado a la selva.
El héroe nunca pierde las lentes, se le caen, o rompen. Da igual esté subido encima de las alas de un avión.
Si le han inyectado un veneno al protagonista éste no solo se salvará, lo hará en el último momento.
Los protagonistas siempre son hermosos, están en forma, nunca caen enfermos y no se despeinan.
La lista sería interminable…
Los clichés (por cierto no me gusta para nada la palabra. Me suena a chicle mal escrito) en cuanto a prosa poética, dejan en el lector una mala impresión si resultan ser archiconocidos y usados desde tiempos de María Antonieta, o como decimos en España, “Son mas viejos que la maleta de la Concha Piquer”
¿Ejemplos?
Por supuesto.
- Sus ojos eran de color azabache.
- la noche estaba oscura como boca de lobo.
- Su cabellera dorada.
- Se movía como un felino.
- Sus brazos eran como rocas.
- Ardía en amor su corazón.
- La gota que colma el vaso.
- Le disparó a bocajarro.
- Asesino sanguinario.
- Amarga despedida (o derrota)
- Criando malvas.
- Jugarse la vida
Estos ejemplos tan solo son una muestra, pero la lista, de seguirla, sería larguísima.
EL LECTOR CÓMPLICE (Audio)
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