Carta a una madre muerta

Desde aquel día todo a cambiado a este lado.

El Arca de Luis19/02/2021 Luis García Orihuela
  

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POSDATA Digital Press | Argentina

Luis García Orihuela

 Por Luis García Orihuela

Desde aquel fatídico día en el que te fuiste a esa otra orilla de sinuosas brumas sin darme la ocasión de despedirme, de abrazarte fuerte para no dejarte ir, sin poder darte un beso en la mejilla y decirte todo lo que te quería, decirte hasta luego, pues todo es cuestión de tiempo. Desde aquel día todo a cambiado a este lado.
Honestamente he de decirte creo, que la sitúación por la que estamos pasando en la actúalidad habría sido superior a ti, y la tristeza, la pena, al ver por lo que todos estamos pasando te habría terminado por desgarrar tú vieja operación de corazón con la que durante tantos años campaste por la vida con tú mejor sonrisa. Siempre rosario en mano, rezando la novena a favor de alguien y pidiendo a Dios por todos. Así fuiste tú siempre, abocada por los demás y pendiente de lo que pudieran pensar o decir. Esa eras tú, tan ingenua en tantas cosas y tan dispuesta siempre a ayudar, a tender tú mano y perdonar siempre; tan confiada con todos. Pero bueno, eran otros tiempos y tú eras así.

Algo que nunca viviste en primera persona, una Pandemia, nos asola hoy a toda la humanidad. Han muerto ya varios millones de personas y son cerca de cien millones los infectados por este virus al que parece no haya forma de vencer, Cierto es que después de más de un año de su aparición en China, y de haberse puesto todas las farmacéuticas y laboratorios del mundo ha buscar una vacuna que nos inmunice de este jinete del Apocalipsis, han conseguido crear varias vacunas que ya están inyectándolas en la población, pero que quieres que te diga mamá, no las tengo todas conmigo. Para muchos estos es un gran negocio, y por lo tanto una manera inequívoca de enriquecerse a costa de los demás, de lucrarse gracias al miedo y a la necesidad. Ahora vamos todos con mascarillas puestas en la cara como perro de presa peligroso, ¿Puedes creerlo? Y no termina ahí la cosa, no, los bares, los restaurantes, están cerrados para evitar los posibles contagios. Nos pasamos los días en que no trabajamos confinados en casa, y cuando salimos para ir al trabajo, debemos de guardar distancias de seguridad, y desinfectarnos las manos a cada momento con gel. Me hace sentir como estar en un hospital enorme al que no se le llega nunca a ver sus paredes por ser de cristal transparente.

Hay días que pienso que todo esto es una purga divina. En otros momentos lo atribuyo a un ajuste de cuentas, un revanchismo de Gaia por recuperar lo que siempre fue suyo.

¿A dónde fue la vida? ¿A dónde va? De las manos se nos escurre por entre los dedos sin apenas ser conscientes de su paso.

Al menos, creo que todo esto, esta vorágine que se ha suscitado y emergido a causa de la Pandemia nos ha abocado a tomar conciencia de lo que somos y ser más objetivos respecto a lo que deberíamos de ser. Lamentablemente como puedes suponer no todo el mundo lo ve así. Son muchos los que no ven el lado espiritúal y si el económico, los beneficios, pero bueno, que te voy a contar que no sepas desde siempre. Quizás no todos somos merecedores de una segunda oportúnidad.

No se lo que va a pasar con todo esto, pero te digo que tan solo espero, que sea una maldición bíblica o un invento, que se le haya ido a alguien de las manos, al menos, nos sirva para reflexionar y sacar conclusiones positivas. Hoy veo como aspectos que antes nunca les dimos importancia o valor alguno, toman una importancia transcendental. El contacto con el cuerpo de un ser querido, abrazarlo, poder darle un beso… hasta algo tan simple como poder disfrutar de ver su rostro, hoy nos queda vedado. Parecemos cirujanos despistados recorriendo las calles sin habernos dado cuenta de no habernos quitado la mascarilla, símbolo de nuestro fracaso como raza humana.

Las cifras de muertos las vemos y escuchamos sin pestañear, Son como partes de guerra diarios en los que nos dicen los caídos a manos del enemigo. Los gobiernos como puedes imaginar mamá dan por bajas asumibles en un “acto de guerra” las que no pasan de una cierta cantidad que ellos han dado en llamar aceptables, tal y como si fuesen los datos dados cada fin de semana por la Dirección General de Tráfico sobre las muertes acaecidas por accidentes en la carretera, No ven la desolación que en cada fallecimiento que se produce queda a su alrededor, los hijos que quedan sin sus padres, las familias que pierden a sus venerados ancianos que estaban en residencias de la tercera edad. Uno se plantea se vale la pena seguir viviendo, seguir luchando para mantener unos intereses globales como los que estamos viviendo y sufriendo. 

Quiero encontrar esa luz que tú desprendías, esa esperanza en la humanidad que tú poseías y que tanta falta nos hace hoy en día a todos.

Gracias por seguir estando a mi lado.

 Con todo mi cariño, tú hijo que no te olvida.

 

 

 

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