Inés de Castro

Audioleyenda.-Tercer entrega.  Retrocedamos hasta el año 1340...

El Arca de Luis 12/03/2021 Luis García Orihuela

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POSDATA Digital Press | Argentina

Luis García Orihuela

 Por Luis García Orihuela | Escritor | Poeta | Dibujante

 

Hola amigos. Esta cancioncilla infantil que termináis de escuchar, se hizo muy popular en la España de los años 50 al formar parte de la banda sonora de una película que narraba la triste historia de amor entre el rey Alfonso XII y su prima María de las Mercedes, muerta seis meses después de su boda, pero la melodía pertenece a un antiguo romance medieval que narraba otra desgraciada historia de amor la de Inés de Castro y el príncipe Pedro de Portugal.

 Retrocedamos hasta el año 1340, los distintos reinos que algún día formaran España atraviesan un mal momento, las guerras son frecuentes y por lo general cuando hay que firmar la paz, siempre hay alguna pobre infanta que añadir al tratado. 

 En el castillo de Peñafiel, en el corazón de Castilla se respiran aires de fiesta, los gallardetes flamean al sol, los escuderos y los criados se afanan en sus quehaceres, los caballos engalanados se impacientan, en la torre de las damas grandes baúles llenos de trajes, joyas y adornos se van cerrando bajo la atenta mirada de las dueñas, mientras al fondo de la sala un grupo de divertidas damitas bromean nerviosas entre ellas, pronto abandonar Castilla para acompañar a su señora a Portugal, alli, en la corte lusa lucirán y buscaran marido, su vida comienzará entre el miedo y la ilusión.

 La causante de tanto alboroto era la infanta Constanza Manuel, tenia 23 años y había contraído matrimonio por poderes tres años antes con Pedro, el príncipe heredero de Portugal, la situación política había impedido su viaje hacia su nuevo país. Esto no era nuevo para ella, siendo una niña había sido prometida en matrimonio con Luis de Haro, la muerte del novio anuló este compromiso, un par de años mas tarde la habían casado con el rey Alfonso XI, que tenia por aquel entonces unos catorce años, Constanza era una niña de corta edad, así que concluida la ceremonia Constanza volvió a su vida y Alfonso a la suya, unos años mas tarde Alfonso anulaba el matrimonio para casarse con Maria de Portugal, así que en realidad esta era ya su tercera boda.

 Dicen que a la tercera va la vencida, finalmente la comitiva se puso en marcha rumbo al reino vecino, junto a Constanza viajaba su primera dama, su prima Inés de Castro, compañera de todos estos años, confidente y amiga… ahora atravesaban las áridas tierras de Castilla para enfrentarse con su destino.

 Portugal recibió con el lujo y la pompa adecuado a la que iba a ser su reina, Constanza conoció por fin a su marido, que por una vez era un joven agradable y de edad adecuada y siguiendo el protocolo la princesa procedió a presentar a la corte portuguesa a sus damas. Encabezadas por Inés entraron en el salón, se acercaron al trono y realizaron una profunda reverencia… por un momento los ojos de Inés y los de Pedro se encontraron y la historia dio un salto mortal.

 Cinco años después moriría Constanza al dar a luz a su tercer hijo, Fernando, que heredaría el trono de Portugal. Pedro mantuvo con Inés una relación discreta en la Quinta das lagrimas mientras vivió su esposa, su padre veía con preocupación la negativa de su hijo a contraer nuevo matrimonio. Nueve años después Pedro e Inés contraían un matrimonio secreto a la espera de poder convertir en su reina a la mujer con la que compartía su vida. Pero la nobleza portuguesa temía el poder de la familia de Inés y convenció al viejo rey de que era mejor eliminarla, ya que sus hijos ponían en peligro los derechos dinásticos del Infante Fernando. El rey no acepto… pero tampoco se opuso, y los asesinos consumaron sus planes.

 Dos años más tarde moría Alfonso IV y Pedro le sucedía en el trono, toda la corte se reunió para aclamar a su nuevo monarca. En el engalanado salón de trono los cortesanos se aprestaban a rendir homenaje a su rey, que les tenia preparada una sorpresa… sentada a su lado, engalanada de sedas y joyas y con su corona de reina en la cabeza, les aguardaba la momia de doña Inés a la que uno por uno, ordenadamente, fueron besando su mano engalanada con un perfumado guante de seda. Terminada la ceremonia se procedió al entierro de la reina. Sus restos reposan en Alcobaça en un precioso sarcófago de mármol blanco, frente a ella el sarcófago de Pedro para que el día de la resurrección la cara de Inés fuera su primera visión.

 Después se ocupó de los asesinos, dos fueron detenidos y condenados a muerte, el tercero consiguió llegar a Francia y su pista desapareció. Concluidos estos asuntillos pendientes Pedro podía comenzar su reinado, que se prolongó hasta 1367. Le sucedió en el trono su hijo Fernando.

 Los tres hijos que tuvo con Inés no reinaron, pero sus alianzas matrimoniales llevaron a sus descendientes a ocupar muchos de los tronos de Europa. 


AUDIO

Voz y produccion: Luis García Orihuela

 

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