"La batalla que nunca existió"

Comenzamos la semana con una nueva leyenda

El Arca de Luis 30/03/2021 Luis García Orihuela
BATALLA DE CLAVIJO
Crédito:Pixabay

POSDATA Digital Press | Argentina

Luis García Orihuela
Por Luis García Oriuela | Escritor | Poeta | Dibujante

 


Corría el año 844, cuando el rey Ramiro I de León decidió negarse a pagar el impuesto de las 100 doncellas, acordado entre Mauregato y Abderraman I. 

 Convocó el rey a sus vasallos y caballeros y declararon la guerra al califato de Al andalus. Las tropas se enfrentaron en el denominado Campo de la Matanza, cerca del  pueblo de Clavijo en la Rioja el 22 de mayo. No fue bien la cosa para las huestes cristianas que se vieron obligadas a retroceder y quedaron prácticamente aislados dejando numerosos muertos y heridos. 

 Al caer la noche los restos del ejercito se refugiaron en un pequeño valle para reagruparse y recuperar fuerzas. Al amanecer convocó el Rey a sus guerreros para notificarles que durante el sueño el apóstol Santiago le había comunicado su intención de ayudarles en la batalla.

 Hombres de recia fe, no dudaron en ningún momento de tales noticias y con el animo renovado comenzó la batalla, en medio de la misma surgió un caballero montado en un caballo blanco que espada en mano se lió a cortar cabezas con turbante a una velocidad infernal, tanto que se dice que decapitó a 70.000 sarracenos el solito.

 Hasta aquí, la leyenda no es nada del otro mundo, recoge una serie de mitos recurrentes (la entrega de las doncellas o la ayuda de los dioses forman parte de la mayoría de leyendas de todos los países) pero lo que si fueron ciertamente inéditas fueron sus consecuencias.

 Pasada la batalla el rey realizó un solemne voto de agradecimiento en el que comprometía a todos los habitantes del reino a realizar anualmente una contribución en dinero o especies en agradecimiento a Santiago… claro que como se le paga a un señor que esta muerto y enterrado… pues dando el óbolo a sus representantes, claro està.

 Y así, desde el 23 de mayo del 844 todos los españoles destinaron una parte de sus cosechas, sus animales, sus productos o sus ingresos a pagar el Voto de Santiago puntualmente a la catedral de Santiago de Compostela.

 Y el tiempo siguió corriendo, el imperio de los abderramanes se fue debilitando dando lugar a diversos reinos o taifas independientes, los cristianos impulsados por la demografía y la escasez de recursos de los valles del norte fueron organizándose y empujando a los musulmanes hacia el sur, surgió el reino de León, la Marca Hispana de Carlomagno que daría lugar al condado de Cataluña, el reino de Navarra y el de Aragón.

 Dependiendo del momento, se aliaban y se peleaban entre ellos según sus intereses por lo que la edad media española, no era muy segura, pero de aburrida tenia poco. Y así llegamos al siglo XIII, los cristianos habían conseguido reconquistar Toledo y su arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada obtuvo del Papa la primacía de la sede episcopal de Toledo que se convirtió nuevamente en la capital del reino Castellano leonés.

 Sobre su mezquita se construyó la actual catedral, una autentica joya gótica, la mas española de todas las catedrales, que todavía hoy reina sobre la ciudad que se extiende a sus pies gracias a una política urbanística que prohibía construir ningún edificio que la sobrepasara en altura.

 Era don Rodrigo un hombre culto y muy trabajador, así que entre misa y misa, tuvo tiempo de ser consejero y canciller de diversos reyes y dirigir victoriosas batallas, entre ellas la de las Navas de Tolosa que le proporcionaron tierras y honores. 

 Mientras tanto la edad media encaraba su recta final, las ciudades crecían y se hacia necesario dejar constancia escrita de alguna cosilla que podía llegar a plantear problemas, por lo  que nuestro obispo  se puso a la tarea y redacto la leyenda dándole el pedigrí histórico que necesitaba.  

 Y volvió a correr el reloj del tiempo. Los reinos cristianos acabaron con Al Andalús, se unificaron, se lanzaron al mar y encontraron un nuevo mundo… pero todos los años el 24 de mayo, puntualmente se realizaba el pago del voto de Santiago al cabildo catedralicio de Compostela.

 Llego la Revolución Francesa y poco después Napoleón nos mandó a su hermano a ver si conseguía civilizarnos (no tuvo mucho éxito el pobre Jose I). 

 En el año 1812 se reúnen las Cortes en Cádiz y se elabora la primera Constitución española que en una de sus primeras disposiciones deroga el dichoso voto, la iglesia consiguió recuperarlo por algún tiempo, pero finalmente se extinguió dando fin a uno de los timos mejor montados de la historia.

 Actualmente se mantiene el rito, sin aporte económico, y el 25 de Agosto día de Santiago se realiza la ofrenda a Apóstol de forma simbólica


AUDIO.-Vos y producción:Luis García Orihuela


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