La vacuna del amor eterno
"Poema inédito del autor con motivo de la Pandemia. Que Dios nos guarde muchos años".
El Arca de Luis22/07/2021 Luis García OriuelaPOSDATA Digital Press | Argentina
¿Quién puede saber
el motivo, la razón
de no haber querido vacunarme?
Quizás, nadie…
Quizás, ni tú ni yo. (Sugiero reemplazar con tal vez)
No era miedo.
Tú con tus achaques
incontrolables.
Proféticos.
Yo, mientras tanto,
en la cena,
con mis pastillas de colores,
con las cápsulas espaciales
alineadas en la noche,
formando fila de a una
en el océano de marfil,
fondo de flores desdibujadas
de pétalos añil.
Quietos como mis ojos,
detenidos como el tiempo,
ausentes en el inamovible silencio.
La edad que no perdona
y va enviando mensajes
como si tal cosa
—me digo tan calladamente—
Mi mayor regalo
es verte sonreír cada mañana,
levantarme y saber
que estás ahí… a mi lado.
Qué no me faltas.
Que mi piel sabrá de la tuya
y mi boca de tu calor.
¿Cómo arriesgarme a dejar
que te vacunases sin mí?
¿Atreverme a que te pueda pasar
cualquier cosa,
y yo, no haber corrido
el mismo riesgo por mis venas?
El mismo diablo rojo
jugando con mi sangre
¿Cómo aventurarme a quedar al otro lado?
Tu ausencia me mataría.
Sería muda estría fría
en un espejo roto,
sombra en un pasillo sin final
marinero abandonado en tierra firme
por un barco que ya ha zarpado
hacia su destino.
Sea pues, tu suerte la mía.
Si tú enfermas, yo enfermo
Si tú mueres… yo muero.
No hay un mañana sin ti.
Tan sólo
la vacuna del amor eterno.
Crédito audio: Idea, producción y voz: Luis García Orihuela
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