Miro a las nubes

POSDATA Digital Press | Argentina

Miro a las nubes desde la ventana

y  no sé qué es lo que espero ver.

La cortina se alza con vida propia

y llega a mi prematuro asiento

en dónde leo a escritores que partieron.

La brisa, cierro los ojos, pienso.

Me dejo llevar 

de la mano del viento. Siento.

Pongo toda mi atención

escucho al silencio

recorrer los bordillos de la calle

a la señora del carrito

girar al llegar a la esquina.

Día gris, apelmazado

gente corriendo para no perder

el primer tren de la mañana

Las bisagras de un patio

reclaman atención

al ser abierta una puerta

que da a la calle.

Una niña vestida de colegiala

carga a la espalda una mochila

mientras es arrastrada

por las prisas de su madre.

Un vecino va a salir del horno

se despide y hace un encargo

como todos los días del año.

“Guárdame dos barras de pan

 para mañana”.

En la puerta, el perro atado

a su destino, le ve salir, 

se pone a dos patas,

 ladra gozoso de verle regresar

mueve contento la cola

esperando su matutino paseo.

Miro a las nubes por no mirar

por no querer saber

nada de nada, nada de nadie.

La monotonía agazapada 

espera a que salga

de entre las sombras que me cobijan,

a que cruce la barrera de lo cotidiano

lo absurdo, lo superfluo,

mi cuerpo a que le lleve de paseo

mezclándolo entre la gente.

Miro pasar las nubes 

sin un destino, sin prisas,

probándose unos u otros colores

sabiéndo que todos le sientan bien.

Parecen palomitas de maíz

algodón de azúcar blanco

o de fresa

pequeños borreguitos pastando

sobre un cielo azul que les acoge.

*** 

Crédito audio: idea, producción y voz Luis García Orihuela

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