Violencia sexual digital, ¿qué es?

¿Cómo podemos protegernos de ella?

Sociedad 10/10/2021 CVA  Producciones Integrales CVA Producciones Integrales

POSDATA Digital Press | Argentina

Para nadie es un secreto que la web se ha convertido en una nuestra mejor aliada. Es por ello que a medida que pasan los días, el número de usuarios en Internet se incrementa, y con ellos los casos de violencia sexual en el entorno digital.

Cuando se habla de este tipo violencia, nos referimos a un término empleado para describir actos de hostigamientos provocados por el uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC). En específico, al manejo inadecuado de redes sociales, servicios de mensajería y correos electrónicos para causar daños psicológicos y físicos a una determinada persona.

La difusión de textos, imágenes o cualquier otro archivo multimedia que “exhiba dolosamente, cause daño o perjuicio” a cualquier persona se considera como un acto de agresión. En su mayoría, estos hechos están orientados a menores, adolescentes y mujeres. Inclusive, se presentan bajo diferentes modalidades de violencia y abuso sexual digital. Pero, antes de hablar de ello es importante que conozcas el término consentimiento.

De mutuo acuerdo y sin presiones, así es el consentimiento

La palabra habla por sí sola, esta no es más que la aprobación a una acción de la cual se es partícipe. A nivel general, el consentimiento ocurre cuando una persona otorga permiso a otra para que acepte hacer algo o simplemente para que algo suceda. En ese caso, la autorización debe ser libre y sin presiones. Por ende, debe ser total y completamente voluntaria.

En el contexto digital, muchas veces el consentimiento se convierte en el punto de partida de actividades sexuales. Bien sea sexo a través de pantallas, intercambio de nudes, sexting y hasta en la interacción para llegar al encuentro físico.

En su mayoría, las actividades señaladas terminan en archivos audiovisuales que ruedan por las redes sociales y en Internet. ¿Por qué? Simplemente porque no se establecieron límites. La comunicación falló. Es por ello que preguntar es importante, aún más si estamos en pareja, pues, el hecho de haber consentido una acción una vez no significa que deba repetirse. Para muestra te presentamos el siguiente video:

Como has podido notar en la reproducción, una chica autorizó a un chico con el que tuvo intimidad la captura de una foto, sin embargo este terminó divulgándola sin previa aprobación. Muchas veces, las victimas de estos casos terminan siendo juzgadas.

El consentimiento digital no solo se reduce a la publicación de una imagen en las redes sociales, por decirlo de algún modo, va más allá. Se trata de dejar claro cuando no queremos grabarnos, recibir ni reenviar mensajes, imágenes, videos o cualquier otro archivo que sencillamente no queramos.

Mentxu Abril, experta en Sexología y violencia de género, dice que “el consentimiento da lugar a pensar en qué ‘se permite’ en la relación”, lo cual algunas veces resulta un poco confuso y, por tanto las partes involucradas no tienen claro qué hacer con un determinado contenido.

Es por ello que, la mayoría de las veces ese archivo pasado de tono que se filtra en línea proviene de personas conocidas como amigos, exparejas y familiares. En ese caso, Abril recomienda poner los términos sobre la mesa y llegar a un consenso.

De esta forma, las “dos partes implicadas deciden de forma más activa” y consciente cómo llevar su relación. Además, evitan situaciones engorrosas que pongan en entredicho su reputación, involucren pérdidas económicas e incluso que conduzca a la violencia sexual física.

Tipos de violencia sexual digital más frecuentes

Una vez aclarado el término anterior, es momento de hablar de los tipos de violencia sexual más frecuentes:

El sexting sin consentimiento

Mensajes con contenido erótico son característicos de los sexting. Crédito: Código Nuevo

La palabra sexting es un acrónimo en inglés formado por “sex” (sexo) y “texting” (escribir mensajes de textos). Esto significa que las partes involucradas se limitan al intercambio de textos con contenido sexual a través de dispositivos móviles, o por lo menos ese es su concepto original.

Sin embargo, con la llegada de los teléfonos inteligentes, su alcance se ha extendido al envío de fotos y videos pasados de tono, donde los protagonistas son los mismos emisores. En todo caso, estas prácticas son intimas y se limitan a dos personas.

En sí, el sexting no es una forma de violencia. De hecho, es un instrumento de coqueteo. O, una manera de aumentar el grado de excitación en pareja, aún más cuando la distancia lo impide. Pero, cuando el contenido llega a terceros sin previa autorización (por desgracia es muy frecuente) se transforma y se convierte en un tipo de violencia sexual digital.

Por lo general, los adolescentes son la población más propensa a ser víctimas de sexting sin consentimiento. Esto debido a exceso de confianza y falta de perspectiva. Incluso, para ceder a ante presiones sociales o como un regalo de pareja. Todo ello sin medir las consecuencias, llegando a propiciar el grooming y la sextorsión.

Grooming

Imagen de espacioteca.com

El sexting y el grooming van de la mano, puesto que muchos menores no son conscientes del riesgo que corren al compartir imágenes personales con otras personas. Aún más, si son unas completas desconocidas. En sí, este término se asocia a prácticas de ciberacoso, en las que un adulto engaña a un menor con fines sexuales.

De hecho, es el método más frecuente usado por pedófilos y pederastas para establecer vínculos emocionales con los niños hasta lograr que compartan fotos y videos protagonizando escenas eróticas. Una vez conseguido ese contenido se inicia el chantaje para obtener más material pornográfico e incluso llegar al encuentro físico y terminar abusado sexualmente de él.

De acuerdo al informe “Violencia Viral” publicado en Save the Children, más del 21% de las personas ha sufrido grooming durante su infancia. Incluso, que la edad promedio de las víctimas ronda los 15 años.

Por lo general, estos depredadores sexuales utilizan las redes sociales como instrumento para cometer esta clase de actos delictivos. Básicamente lo que hacen es aprovechar el anonimato que brindan las redes para obtener información (gustos, preferencias… confesiones) sobre las víctimas  y engañarlos. Para ello, ingresan en chats públicos, foros, o cualquier otro espacio digital que los ayude a iniciar una amistad con el menor.

Sextorsión

Cuida tu webcam, no sabes si estas siendo vigilado

A diferencia del grooming, la sextorsión o extorsión sexual sucede cuando alguien amenaza a otra con publicar un material que lo compromete socialmente, que por lo general son fotos y videos íntimos, a no ser que pague al extorsionista. En esos casos, los delincuentes pueden solicitar dinero, favores sexuales o más contenido privado.

Dada la naturaleza de este tipo de violencia sexual digital, los chantajistas se valen de armas de seducción y engaño para iniciar actos sexuales “aparentemente inofensivos” a través de las redes sociales. Como resultado obtienen material comprometedor de la víctima.

Entre otros métodos, destacan el empleo de malware para piratear webcams y hackeos de cuentas. Ambos con el propósito de conseguir imágenes o videos de carácter sexual que puedan usar para extorsionar a una persona.

¿Cómo podemos protegernos de este tipo de violencia?

Aparentemente, los tipos de violencia sexual digital explicados parecen simples de identificar, sin embargo, muchas veces las personas no pueden evitar caer en ellas. En su mayoría, esto se debe a las relaciones que surgen a través de las redes sociales y las plataformas de citas en línea.

Ahora bien, si no quieres ser una víctima más, es importante que consideres las siguientes recomendaciones:

Pon a trabajar tu intuición

Los ciberacosadores van intentar endulzarte de la mejor forma posible, querrán presentarse la forma del amor más buena. Aquí es donde debes sospechar y poner a trabajar tu intuición. El llamado es a la sensatez sobre estos encuentros en línea. No todo lo bonito que nos pintan en las redes sociales es cierto.

Investiga los antecedentes de tu “nueva amistad”

Si tu intuición te empieza a decir que algo no anda bien con tu nueva amistad, investiga sus antecedentes. Valida que la información que te esté dando realmente sea cierta. Para eso está la Internet, la cual nos facilita la búsqueda de datos.

El consentimiento por delante

Desde el inicio de una relación debes establecer límites y explicar qué es lo que estas consintiendo.

Prevención: No envíes fotos ni videos comprometedores

Si desconfías de alguien, simplemente no le envíes tus fotos y videos íntimos. En la prevención está la mejor arma para lidiar con los ciberacosos. Tampoco guardes material personal con contenido sexual en la nube de tu dispositivo móvil. Esto debido a que si un delincuente lograra acceder a tu equipo, bien sea través de un malware u otro método, esa información se podría ver comprometida.

No abras archivos adjuntos de contactos desconocidos

Al conocer tus datos, los ciberdelincuentes van a querer llegar a ti a través de correos electrónicos. No abras archivos adjuntos ni sigas links de cuentas desconocidas, así hayan pasado el filtro de spam.

Monitoriza las actividades en línea de tu hijo

A lo largo del artículo hemos mencionado que los menores de edad son los más vulnerables. Entonces, si eres padre o representante, te recomendamos monitorizar las actividades en línea de tu hijo o representado. Adicionalmente, debes explicarles a qué se enfrentan y solicitarles que recurran a ti en caso de recibir un mensaje sospechoso.

Cifra tu dispositivo y utiliza contraseñas seguras

Para mayor seguridad, cifra todo aquel archivo o carpeta que pueda resultar comprometedor. De esta forma, los ciberacosadores no podrán acceder a ellos sin un PIN de desbloqueo. Asimismo, se recomienda utilizar contraseñas distintas para cada cuenta.

Ahora, si por ciertas razones has caído en la trampa, no tengas miedo de contárselo a alguien de confianza, guardar la mayor cantidad de pruebas posible, contactar a un abogado y acudir a las autoridades competentes.

En los casos de violencia sexual digital, el agresor necesita del silencio de la víctima para continuar con el acoso. Si por mala suerte te ves envuelta en una situación de este tipo, ¿permanecerías callada o decidirías enfrentar al acosador? Recuerda que la última palabra la tienes tú.

Fuente:tekcrispy

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