POSDATA Digital Press| Argentina
Por Luis García Orihuela | Escritor| Poeta| Dibujante| Columnista internacional
Desde distintas partes del continente europeo habían llegado los primeros visitantes al Museo del Sueño. Como en todas las cosas, lo nuevo atraía al público como la miel a las moscas.
A la entrada del museo aguardaban los primeros grupos llegados en los autobuses turísticos. Todos los visitantes estaban expectantes, sonrientes y pegados a las puertas de acceso, a la espera de su próxima apertura.
A las diez en punto las puertas se abrieron electrónicamente. Fueron tan silenciosas en su apertura que muchos solo se dieron cuenta de que estaba abierto al ver entrar a los primeros visitantes.
Dentro era un lugar espacioso y climatizado. Respiraron tranquilos al sentirse con una temperatura agradable. Sonreían. Algunos ya con las cámaras y los teléfonos buscaban qué fotografiar. No encontraron nada. Las paredes que les rodeaban carecían de cualquier elemento ornamental o arquitectónico. De hecho no había a la vista puerta alguna por la que acceder más adentro.
De pronto, una voz femenina se dejó oír a través de una megafonía invisible a los ojos del grupo de las diez. Tras darles la bienvenida pasó a comunicarles la información que debían de conocer.
"La Experiencia que van a vivir en breve será única e inolvidable. El museo del Sueño no se hace responsable de sus pertenencias durante su visita. Bienvenidos al Museo del Sueño".
Las paredes que conformaban el frontis de pronto comenzaron a desplazarse hacia los lados permitiendo el paso de todo el grupo. Las luces bajaron de intensidad a una luminosidad más tenue. Una música Chill out muy suave comenzó a filtrarse desde todos los ángulos de la estancia. Un olor indefinido a la vez que agradable invadió la inmensa y diáfana sala. Momentos después, el primer grupo de visitantes al Museo caía en un profundo sopor y quedaban dormidos allí mismos en donde se encontraban.
El aire fresco comienzo a recorrer la sala. Poco a poco el grupo de las diez fue despertando y tomando conciencia. Se encontraban desnudos y sus pertenencias habían desaparecido. Por distintos puntos de la sala en la que se encontraban había apiladas bolsas con monos de trabajo de color blanco. La estancia era distinta a la que recordaban en silencio y sin apenas cruzar palabras entre ellos, fueron vistiendo con aquellas ropas.
Las puertas se abrieron dando paso a un aeropuerto privado. Todos entendieron que aquel lugar no era al que habían entrado a las diez de la mañana. Sin relojes, teléfonos móviles o cualquier otra posesión de la que hubieran sido dueños horas antes estaban a la merced de sus captores.
De pronto, la misma voz que les diera la bienvenida por megafonía horas antes comenzó a hablar.
"Gracias por su visita al Museo del Sueño. Esperamos hayan disfrutado de un maravilloso sueño durante su estancia. Les deseamos un feliz y cómodo viaje de regreso a sus hogares".
Poemas de la poeta nicaragüense Aracelly Díaz Vargas
Espacio exclusivo para la creatividad lírica
Poemas bilingüe de la poeta Serbia Marija Lazarevic Petkovic
Poemas extraídos de CANTO PLANETARIO, Volumen ll, mismos que fueron publicados en serbio y español.