Una visita inesperada

Sinfonía de cuentos08/08/2024 Edgardbett
  
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Créditos:posdata digital press

POSDATA Digital Press| Argentina

edgardbett

Por Edgarbett| Escritor 

Voy a tratar de ponerlos en contexto escribir es mi modo de vida a pesar de que siempre tuve duda que me deparara el destino después de mucho esfuerzo logre conseguir esa tan ansiada tranquilidad, digo tranquilidad en cierto modo.

Se me hace muy difícil escribir bajo presión, lo mío más que nada pasa por la armonía pero no siempre es así Tomemos un ejemplo, el día de ayer, Alejandra mi editora me dijo— Edgardo, necesito más material. Me lo dijo así, sin anestesia.

Yo que había pensado tomarme unas regias vacaciones ¡No! La mujer quiere que escriba.

Bueno, la realidad no me molesta eso es más que obvio, pero el tema es ¿sobre qué?

Tome una hoja, luego otra y otra, más lo único que conseguía era acumular bollitos de notas malogradas, Pau mi dulce compañera y amada esposa al ver mi rostro intentaba acompañarme.

Café que va, café que viene  en esta vigilia que de a poco me cargaba de cierto mal humor. A estas alturas de mi relato creo que no vale aclarar que mis obligaciones me gusta en cierto modo cumplirlas.

Pero en fin, seguía acumulando papel y no había nada que se me ocurra, ¡ojo!, esto suele ocurrirle a ocurrirle a muchos escritores y sufren en ocasiones del tan famoso y renombrado, vacío literario o más conocido quizás como bloqueo de escritor. Pero uno nunca sabe de donde surgen las palabras y en esta precisa afirmación me incluyo, aun la chispa no aparecía.

Sigo aun sin comprender como apareció esta historia pero es tan real como el personaje que la cuenta, o sea: yo...

Tres de la madrugada, un mes frio, ya ella no pudo mantenerse despierta y vale que no la juzgo, lidiar la crianza de nuestro pequeño bebe incluyendo las tareas de la casa hacen que se canse, por eso ni bien cerró los ojos la ayude con su andar somnoliento a recostarse, es bello o quizás a mí me resulta lindo verla dormir tan plácidamente, los mire a ambos. Ya mi hijo en el décimo sueño y Paula creo debería estar en el primero pues al ver sus pupilas notaba el rápido movimiento que producen al soñar.

Pero en fin todos dormían menos yo que aún no podía darme ese gusto ¡cruel destino!

Quejarme era la única forma de consolarme y a pesar que mi cabeza se derrumbaba de vez en cuando abría de par en par mis ojos en el momento justo antes de golpear mi frente contra mi máquina de escribir Royal lograba justo salvarme de un doloroso golpe y créanme que se de lo que hablo por experiencia.

Titulo e inicio, concentración absoluta y justo en esos instantes donde buscaba mi musa suena ese timbre campanita que me hizo dar un golpe al escritorio, mire ojeando si alguno de los dos se habría despertado y comprobé que permanecían en placidez y nuevamente el tilín tilín tilin característico me hizo dar un salto hacia atrás tome raudo el manojo de llaves con un creciente mal humor baje las escaleras pensando quien sería tan impertinente de venir a mi casa siendo ya altas horas de la madrugada, abrí la puerta y sin pensar en el riesgo me encontré con la nada misma oscuridad

¿Qué?— me dije a mi mismo,— ¿quién sería el bromista?

Miré de un lado al otro y justo en el momento que estoy al punto de cerrar, en un abrir y cerrar de ojos, ahí lo vi parado frente a mí. Era un hombre mucho mayor a mí, de edad avanzada.Su rostro de alguna manera me resultaba familiar, me miraba sin mediar palabras hasta que me dijo —disculpe joven, no quería asustarle.

—¿Usted quién es?— Pregunte enérgicamente  y mirándolo con una clara demostración de enojo.

 —No se ofenda, solo me quede mirándole, quería recordar ciertos rasgos.

Lo volví a mirar medio raro pero no es mi estilo la falta de respeto y en este caso al ser una persona mayor se lo merecía.

Si le explique que había gente que si se molestaría mientras le guiño un ojo señalando arriba en dirección a mi esposa —no le gusta que la despierten.

Con un tono de voz elevado me dijo—: ¡Callate de una vez, aprende a escuchar!

Sorprendido y a la vez pasmado sin comprender la insolencia solo le dije—¿¡pero quién se cree que es usted!?

Me respondió—: ¡yo, soy vos!

Me reí, di un portazo leve.¡Hasta mañana viejo molesto! —dije con voz suave.

Volví a abrir para ver si este se había retirado y sorprendido me di cuenta que estaba ahí parado estático sonriendo. —¡siempre porfiado vos...!

Amablemente le volví a preguntar—¿Quién es usted y qué busca?

—Bueno veo que ahora estas dispuesto a hablar y yo ahora estoy dispuesto a responder.— ¡Yo, soy vos!

—¡No me preguntes como, no lo se!

—¿Qué hace a estas horas en mi casa?— Es mi casa también, respondió.

—Mire señor, el que toco el timbre es usted, así que por favor retírese si no quiere llame a la policía.¡ Yo no soy quien molesta!

Una mueca irónica, —¿estás seguro que no molestás?

Mi incomodidad crecía— ¡retírese por favor mi esposa e hijo se pueden despertar!

—¡Quedate tranquilo, no se van a despertar!

Me di la vuelta y mire arriba una mujer bajita de unos sesenta años más o menos venia bajando por detrás, quede atónito sin entender quién era no solté palabras pues no sabía quién era ni de donde habría salido, quise hablar y no podía articular, mientras bajaba ya casi la tenía encima. No parecía importarle el hecho de que estuviese en ropa interior continuo y quise correrme pero lo que paso logro asustarme.

Paso atravesándome como si yo no existiese, extrajo sus llaves y abrió la puerta que a mi parecer hace unos segundos estaba cerrada.

Él, estaba ahí, la abrazó y ella recíprocamente devolvió el gesto acompañado por un beso corto —¿Todo bien papi?

—¡Sí!. solo salí a caminar y me olvide las llaves.

—Solo te preguntaba por el estado de tu cara, estas raro...

—Él, la miro y le respondió:—¡No! Lo que sucede es que me encontré con alguien que hace muchos años no veía.

Mientras subían las escaleras el me guiño un ojo.

Sin embargo estaba en una nebulosa de dudas y preguntas, que había sido todo esto sin entender subí detrás de ellos atravesando algo similar a un espejo distorsionado los perdí de vista y comencé a buscar lado a lado por toda la casa y nada, la vos de Paula,—¿papi que buscas? ¡venÍ acóstate conmigo!

Juro que...es el día de hoy que busco explicación, no entiendo el funcionamiento interdimencional ni que fue lo que sucedió esa noche, pero si comprendí a partir de ese momento que por las noches duermo más tranquilo.

Pd: querían una historia, al igual que la vida misma siempre aparece un nuevo capítulo.

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