Seguridad que nos incomoda

Decime, sé sincero, ¿nunca te pasó que vas al cajero y dudás cuál es tu clave?

Opinión - La columna de Eduardo Eduardo Servente

POSDATA Digita Press | Argentina

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Por Eduardo Servente | Ingeniero  civil | Productor de contenido y conductor de radio

Decime, sé sincero, ¿nunca te pasó que vas al cajero y dudás cuál es tu clave?, ¿Qué ponés una y te dice “clave incorrecta”? Entonces te agarra la desesperación que si te equivocás de nuevo te “traga” la tarjeta.

¿Nunca te pasó estar sentado frente a tu computadora intentando entrar en el sitio de la obra social, o el del cable, y no te acordás la clave? Claro, seguramente en un exceso de prolijidad has tratado de tener siempre la misma clave, pero ¿no te pasa que un sitio te pide una clave de cuatro números, otro de ocho letras y números, otro que tiene que tener una mayúscula, otro algún signo, para otro son seis caracteres, para otro doce y para otro veintidós?

Y además las claves son muchísimas. Las del banco, las tarjetas, la obra social, el cable, la empresa de gas, la de teléfono, la de electricidad, la del celular, el seguro del auto, el colegio de los chicos, Netflix…, uffff

¿Y no te pasa que después pensás, ésta va toda en minúscula, esta otra con los números al principio, ésta tenía un signo +, y finalmente no recordás ninguna?

Entonces, ¿cómo hacemos con nuestra seguridad?, porque nuestra memoria no da para tanto.

¿Y si las anotamos?

Te van a decir: ¡¡¡No!!!, es peligroso, es muy inseguro.

¿Y si las guardamos en el celular?

Ahí te responden mirándote con altanería: Y si te roban el celular, te entran en tu banco.

Y te hacen sentir como un estúpido, ¿no?

¿Y si los guardamos en un archivo super secreto en la computadora?

Y ahí ya no tienen compasión y te dicen: Y si te hackean la compu, ¡bobalicón!

Y sí, a esa altura ya nos ponemos colorados, nos convencemos que tenemos capacidades alteradas o bien nuestra vejez está haciendo estragos.

No tenemos solución. Nuestra seguridad nos supera.

Pero no tenemos respuesta.

La seguridad nos incomoda y no existe. Y nos va a seguir incomodando cada vez más con claves imposibles de recordar mientras los encargados de darnos esa seguridad sigan encerrados y absorbidos por sus pantallas de mundo irreal y no apliquen, aunque sea un poquito de sentido común.

Publicación  original:26/11/2021 


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