El cambio que debemos hacer

Lo que hay que hacer son tres cambios fundamentales y bien profundos. Habrá reacciones y se tendrá que explicar claramente las consecuencias

Opinión - La columna de Eduardo 22/01/2022 Eduardo Servente
Crédito:Semanario sin límites

POSDATA  Digital Press | Argentina

Eduardo Servente

Por Eduardo Servente | Ingeniero Civil | Conductor y productor de radio

Nota de archivo

Pasaron casi 4 años de esta nota,  y sin embargo su contenido sigue siendo atemporal...

En estos fines de agosto de 2018 estamos viviendo tiempos algo revoltosos en nuestro país. Indefiniciones económicas y falta de confianza que encienden todas las alertas dado nuestras experiencias en el pasado.

Luchas políticas con una oposición que nunca se sintió confortable fuera del gobierno y trata de volverle la vida imposible, y un grupo político oficial que nos falta el respeto como si viviera en otro mundo o bien muestra una profunda incapacidad para solucionar los problemas.

Por suerte la justicia está dando muestras de hacer las cosas bien y esboza una lucha contra la corrupción que da un hálito de esperanza hacia un futuro mejor. La imprescriptibilidad de los hechos de corrupción es un paso, no solo festejado en nuestro país, sino que es muy bien visto en las cortes internacionales.

Pero ante estos dos años y medio largos de gobierno cabe preguntarnos si el presidente y sus ministros realmente saben lo que hay que hacer y tienen la decisión de hacerlo, porque si hay algo que tengo claro es que no están “haciendo lo que hay que hacer”.

Es cierto que el país y nuestra sociedad necesita un gran cambio cultural más que económico, pero lo que también es cierto es que es fundamental que ese cambio cultural venga acompañado de un fuerte cambio económico para revertir 80 años de retroceso.

Venimos de casi un siglo de un lavado de cerebros que hacen que hasta personas cultas de nuestra sociedad propongan soluciones con exactamente los mismos errores que hemos cometido durante décadas y este gobierno los vuelve a cometer, y así es imposible que cambiemos una situación haciendo siempre lo mismo.

El cambio que se necesita es muy profundo, por lo que es razonable que se tenga miedo. Miedo a cambiar todas las estructuras, miedo a hostigamientos de la oposición, miedo a revueltas populares, miedo a cuestionamientos sindicales. Peor aún, se tiene  miedo-a-la-libertad 

Lo que hay que hacer son tres cambios fundamentales y bien profundos. Habrá reacciones y se tendrá que explicar claramente las consecuencias.

Primero: una reducción fuerte de la carga impositiva. Hoy se pagan cerca de cien impuestos distintos; es una maraña siempre difícil de calcular y que ahoga la producción y el ahorro personal. Se debe simplificar y reducir la tributación de tal manera que los impuestos a pagar no sean más de cuatro o cinco y en montos sustancialmente más bajos. Dirán que de esa manera se desfinancia el estado, hecho que es totalmente falso, dado que la baja de impuestos junto con las otras dos acciones que enuncio más adelante harán que la producción aumente inmediatamente de manera que la administración terminará recaudando más que suficiente para atender sus gastos.

Segundo: implementar una total flexibilización laboral. Actualmente la carga social hace que las empresas, especialmente las pymes traten de no tomar empleados dado que les produce un riesgo y un costo imposible de financiar con su producción. Saltarán los sindicatos, las izquierdas y el peronismo a rasgarse las vestiduras y reclamar por derechos que se han conseguido tras largas luchas sociales. Ellos son los que se tienen que convencer que, si por ejemplo no existiera el costo de despido, es cierto que al empleado le daría cierta inseguridad, pero debe contrarrestarlo con la seguridad que deberá esforzarse para no perder su empleo y si lo pierde tendrá la seguridad de obtener otro en forma casi inmediata porque en ese sentido cambiarán las políticas empresariales.

Tercero: reducción drástica del gasto público. Restringir planes sociales paulatinamente y reducción de empleos públicos y responsabilidades que hoy tiene el estado y no debería tener. El que hoy recibe planes sociales tendrá trabajo, y el que hoy está empleado por el estado conseguirá rápidamente empleo en el ámbito privado. Este aspecto es fundamental para dar el ejemplo del cambio a realizar, los mismos funcionarios deberían reducir el personal que tienen a cargo y además realizar el gesto de bajar sus sueldos acompañando el proceso de reacomodamiento económico.

Son tres hechos que se deben anunciar en forma simultánea e implementarlos algunos en forma inmediata y otros de manera paulatina.

No hay que tener miedo. Debemos salir de hacer siempre lo mismo. Debemos hacer lo que dio resultado en el mundo.

Mantenerse en la misma postura de siempre es de necios, de incapaces, de cínicos o de cómplices de una estructura que sólo sirve para los bolsillos de la política.

En muy poco tiempo el país y la sociedad estarán disfrutando de una economía en desarrollo.

No tengamos miedo, cambiemos en serio.


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