Feminismo serio

La degradación de la mujer no se discute con violencia, se hace con argumentos, y sería bueno y sano que las mujeres los usen.

Opinión - La columna de Eduardo 31/03/2022 Eduardo Servente

POSDATA Digital  Press| Argentina


Eduardo ServentePor Eduardo Servente | Ingeniero civil, conductor y prodr


Es cierto que el ser humano a lo largo de la historia ha vivido en una sociedad patriarcal. No me interesa en este artículo analizar las razones e inicios de esa situación, quiero en cambio discutir sobre la situación actual y los bienvenidos cambios que se están dando.

Durante la revolución industrial y a principios del siglo XX las mujeres comenzaron a pedir por sus derechos y empezaron a haber cambios en la sociedad occidental. Lograron ser escuchadas, lograron tener cada vez más derechos pudiendo votar y teniendo cada vez más participación en la vida pública.

El oscuro invierno de las dos guerras con un intermedio de recesión mundial hizo que esos avances quedaran postergados. La gran revolución social de los ’60 les dio nuevos impulsos y posicionaron a la mujer al lado del hombre y no detrás.

Pero la lucha es larga, no se cambian en un día siglos y siglos de historia.

Las ideologías extremas y los fanatismos nunca conducen a nada, y en este caso se ve a las claras que en definitiva producen más rechazo que los beneficios que merecidamente quieren lograr.

Confunden el feminismo con las ideologías de género, con las libertades individuales, con el reconocimiento de las personas, con la violencia de género. Hacen una mezcla de las cosas que no se entiende si es por incapacidad de discutir ideas o es por necesidad de crear el caos.

Es bueno e inteligente para el desarrollo de la sociedad poder cambiar ideas y promover grandes foros de discusión, porque el mundo está preparado para ello, pero repito sin fanatismos y escuchando a todos.

Si cuando discutimos nos ponemos en una posición de superioridad y observamos con desprecio al otro, no sirve. Si cuando discutimos tenemos actitudes violentas y nos expresamos con palabras que no existen, tampoco sirve (La Real Academia Española no aprobó el “lenguaje inclusivo” no por ser una organización machista sino por ser una aberración, y yo agrego que su uso muestra una gran incapacidad de argumentar y discutir con fundamentos).

La sociedad está cambiando y ya son varios países donde las mujeres tienen más derechos que los hombres.

Pero la degradación de la mujer no se discute con violencia, se hace con argumentos, y sería bueno y sano que las mujeres los usen.

Por ejemplo, una de las instituciones más importantes de la humanidad, la iglesia, ha sido siempre discriminatoria; y no fue Jesús quien ha discriminado a la mujer, nada más lejano a la verdad. Jesús incluyó siempre a la mujer y fue el mismo hombre que la sacó de las escrituras y de la historia. Fue la iglesia quien discriminó y eliminó a María Magdalena del lado de Jesús, fue la iglesia que siempre mantuvo a la mujer en un segundo plano. Los celos de sus seguidores, el machismo de los historiadores y la conveniencia de los dirigentes de la iglesia han querido eliminar a la mujer del lado de Cristo, pero tan fuerte fue su presencia, influencia y favoritismo que nunca lograron eliminarla del todo.

Sería bueno preguntarse por qué las mujeres de hoy no plantean una revisión seria de la historia, especialmente a esa iglesia que las denigró por siglos.

Por eso insisto, la sociedad occidental está preparada para la gran discusión, pero debemos encararla con profundidad y argumentos serios; bajo ningún concepto con fanatismos, con ideas o actos extremistas, sin hipocresías, sin mentiras, sin soberbias, reconociendo errores pasados y principalmente escuchando a la otra parte.

Pensemos seriamente en modificar las pautas de convivencia de nuestra sociedad, pero insisto, hagámoslo con seriedad.

Nota de archivo:13/01/2019 

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