Por qué México, Nicaragua y Brasil no toman medidas drásticas contra el coronavirus

El distanciamiento social recomendado por la Organización Mundial de la Salud y muchas agencias sanitarias ha sido muy criticado pero hasta hoy es la forma más prudente de evitar la propagación masiva del virus

Cultura - Sucesos históricos 31/03/2020 CVA  Producciones Integrales CVA Producciones Integrales
Medidas drásticas que no tomaron algunos países
Ilustración:tekcrispy

POSDATA Digital Press | Argentina

En este punto, muchos países del mundo que no tomaron medidas drásticas desde que se confirmó el primer caso de COVID-19 tienen un elevado número de contagios. La idea en un principio es evitar una respuesta exagerada que afecte la economía, sin embargo, el costo es evidentemente elevado: la salud de sus ciudadanos.

El distanciamiento social recomendado por la Organización Mundial de la Salud y muchas agencias sanitarias ha sido muy criticado y evitado desde que apareció el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, en China. Sin embargo, en ausencia de una vacuna efectiva, esta es la forma más prudente de evitar la propagación masiva del virus y el colapso de los sistemas de salud, sobre todo en países en los que estos no están bien abastecidos.

Pero en particular los gobiernos de Brasil, México y Nicaragua se han mostrado reacios a ordenar este tipo de medidas en su territorio. La razón es bastante simple pero no menos importante: el distanciamiento social afecta directamente la economía, y el efecto puede ser bastante grave en los estratos más bajos.

¿Cómo ha afrontado México el COVID-19?
El primer caso de México se dio a conocer el 28 de febrero, pero a pesar de ello, las medidas para reducir su impacto han sido bastante flojas. Las autoridades sanitarias recomendaron dejar de saludarse con un beso o con la mano para evitar contagios, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador continuó celebrando giras en las que abraza a decenas de seguidores.

“El comportamiento del presidente López Obrador es un ejemplo sumamente peligroso que amenaza la salud de los mexicanos”, expuso este jueves en un comunicado la organización de Derechos Humanos Human Rights Watch.

Apenas el 19 de marzo el gobierno recomendó de manera pública a la población quedarse en casa en caso de que no fuera “indispensable” salir a fin de evitar los contagios. Recientemente también se ordenó el cierre de bares, cines, teatros y espacios deportivos, una medida que no afecta aún a restaurantes.

En cuanto al cierre de las fronteras, solo se ha cerrado la que limita con Estados Unidos. Respecto a esto, el subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell, comentó que no ve necesidad de cerrar por completo las fronteras y que medidas como estas tienen “gravísimas consecuencias económicas y sociales”.

“Estas medidas no tienen un fundamento científico sólido, en toda la historia de las epidemias no hay demostración científica alguna de que estas medidas extremas pudieran ayudar a disminuir el riesgo de transmisión”.

Brigadistas yendo casa por casa en Nicaragua
La situación es Nicaragua también ha sido de motivo de preocupación para los expertos. A pesar de que sus casos fueron reportados apenas el 18 de marzo, casi tres semanas después que el primero en México, el gobierno ha puesto en marcha pocas acciones para contener una crisis sanitaria inminente.

Irónicamente, pocos días antes de informar sobre sus primeros casos, el gobierno había convocado a una marcha ciudadana llamada “Amor en tiempo del COVID-19” para promover el cuidado colectivo, según indicó dijo la vicepresidenta Rosario Murillo.

Otra acción criticada fue la de desplegar brigadistas para acudir casa por casa a ofrecer información y consejos de prevención sobre el COVID-19 a la población. Esta estrategia ha sido eficaz para hacer frente a otras enfermedades como el dengue, pero no es para nada adecuada para un virus nuevo y altamente contagioso.

“Estamos ante una epidemia con un virus altamente contagioso y las medidas deberían ser diferentes. Se procedió con las visitas, que entiendo que parte de la población rechazó y dejó a algún personal sanitario también incómodo con la iniciativa”, dice Miguel Orozco, especialista nicaragüense en salud pública.

No se para una fábrica de autos por los accidentes de tráfico
El gobierno de Brasil también ha recibido fuertes críticas por la forma en que han manejado la llegada del COVID-19. Este fue el primer país de Latinoamérica que confirmó la llegada del nuevo coronavirus, y a pesar de que ya ha generado muertes, el presidente Jair Bolsonaro lo considera como “apenas una pequeña gripe o resfriado”.

El mandatario se ha mostrado claramente en contra del aislamiento social a pesar de los riesgos que esto implica para el país más grande la América del Sur. “Va a morir gente, lo siento, pero no podemos parar una fábrica de autos porque hay accidentes de tránsito”, ha expresado.

No hay consenso entre los expertos
El tema es en realidad bastante polémico, y las opiniones son bastante diversas. Expertos como el economista Marcelo Delajara alega que la gran dificultad de aplicar dichas medidas en países latinoamericanos es que gran parte de la población de estos es pobre y depende de la economía informal. Esto significa que muchos viven del día a día, y ciertamente carecen de los beneficios de seguridad social de los que gozan países desarrollados como España e Italia.

“Entiendo la preocupación de la gente, pero hay que recordar que si españoles o italianos paran su actividad económica y hay despidos, hay un seguro de desempleo, seguridad social y servicios médicos esperándoles. Eso no existe para la mayoría de mexicanos”.


Delajara cree que este tipo de medidas pueden retrasarse siempre que sea posible, ya que el daño sería mucho mayor sobre los más vulnerables en un país como México en el que el 56.2 por ciento de la población trabaja en la informalidad, como ha informado el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

“El gobierno sabe que quien puede quedarse en casa y quienes pueden hacer home-office son quienes tienen un trabajo formal”, aseguró. “Cuando cierras la economía y mandas a la gente a la casa, ese impacto va a ser desproporcionadamente más nocivo entre la población más pobre”.

El experto también consideró la posibilidad de que, de tomarse este tipo de medidas, el gobierno ayude a las personas afectadas, pero destaca que actualmente la falta de mecanismos formales para hacer llegar rápidamente recursos como transferencias o devoluciones de impuestos a los trabajadores es un obstáculo importante.

En el caso de Nicaragua, el doctor Miguel Orozco también reconoce que existe un temor generalizado a la implementación del aislamiento obligatorio. Se trata de un país con una economía frágil, el segundo más pobre de América Latina, donde una parte importante de la población vive de lo que hace diariamente.

“Pero hablando estrictamente de lo sanitario, la única medida que tenemos ante esta pandemia es el aislamiento físico y establecer barreras”, reconoce. “Si eso va a dañar la economía, habrá que tomar medidas después para solucionar lo que pueda ocasionar algo como la cuarentena”.

¿Evitando el distanciamiento social se salva la economía?
La respuesta claramente es no. El economista y analista político mexicano Macario Schettino ha pronosticado un impacto “bastante severo” del brote de COVID-19 sobre la economía, comparable con el de la pandemia de 2009.

“Muchas personas estiman que podría alcanzar el nivel de (la pandemia de influenza) de 2009, cuando se contrajo la economía del país más o menos en un 6 por ciento de promedio, sin olvidar que entonces estábamos en la gran recesión”.

Dicho esto, queda claro que el aislamiento social no necesariamente es el malo de la película. En efecto, se está tratando con “dos problemas: el sanitario y el económico. Querer resolver el económico minimizando el sanitario a mí me parece un absurdo. Ambas partes no deberían mezclarse”, opinó, dejando claro la inminente necesidad de intensificar las restricciones.

Te puede interesar
Lo más visto