Amor como puente

Porque el amor, que es multiforme, atemporal, universal, nos regala a todos lo mismo: un fugaz destello de luz en el alma.

Literatura 17/04/2020 Sharon Gorosito

WhatsApp Image 2020-04-16 at 22.18.05Foto:Christian Giménez

POSDATA Digital Press | Argentina


Sharón Gososito MolinaPor Sharon Gorosito | Escritora

Escribo estas palabras desde el jardín de casa, mientras desayuno y mi mamá prepara pan para merendar en la tarde, tarareando a un volumen alto “Cruza el amor como un puente”, de Gustavo Cerati, por tercera vez en media hora, y esta vez no me incomoda.

Algo tienen de satisfactorio las canciones sobre el amor, al igual que las películas, las poesías, las historias de los abuelos, y hablar en carne propia, del amor.

El amor siempre con su fragilidad. ¿El amor o nosotros plenamente humanos?, podríamos tardarnos otro milenio en descubrirlo. Pero esta fragilidad no lo vuelve menos poderoso o sincero, sólo nos trae un desafío contra nuestro egoísmo, ese que convive tan natural en nuestros días, y a veces se ve premiado.

 Pero, hablamos del amor que no es caritativo, no amo sólo porque me sobra en cantidades desmesuradas y no lo necesito, el amor lo comparto, porque el amor construye y repara, el amor es grande cuando es mío y también tuyo, cuando lo entregamos con toda consciencia y. va tocando las manos de todos alrededor de uno, como una fila en dominó.

Podemos amar aunque no nos amen, y no nos hace menos valiosos, el amor no siempre nos hace necesarios, pero tampoco nos demanda ni obliga a mantener una esencia constante, no se mide, no puede contarse ni pesarse, pero está cada día en todas partes, a veces más otras veces menos.

Quizás, como muchos adelantados a nuestros tiempos, reconozco que ser presentes ya no significa contacto, piel, ojos fusionados, tampoco un mismo mate entre amigos, o una mesa llena de familiares los domingos de diciembre. Lo cotidiano, obligatorio nos mantenían como una especie de anestesia que nos salvaba de sentir algo más, de querer estar por estar sin más.

Hoy, lo cotidiano y obligatorio de algunas semanas nos sacó algo de peso, no estamos disfrazados de nada ni  de nadie. Solo somos dentro de las paredes que siempre habitamos. Como un salto luego de un mal sueño, la incertidumbre de lo que podremos o no volver a hacer, a quien realmente queremos o no ver (una vez finalizado el aislamiento), nos ataca pero nos invita a desaprendernos en todas las instancias de nuestras vidas.

La oportunidad de cambio se nos presenta en cantidades inadmisibles, pero estamos acostumbrados a que alguien más nos avise con un mensaje o con un dislike, un permiso. Confieso que debí leer a muchos y muchas más, para cuestionar afirmaciones que tenía plantadas en mi mente, tuve sueños pasmosos, charlas y llantos incomprendidos, y solo así el amor llegó a mí encontrándome en un mismo sitio. Porque el amor, que es multiforme, atemporal, universal, nos regala a todos lo mismo: un fugaz destello de luz en el alma que derrota de alguna forma toda aquella miseria que parece destinada y justa de ser.

El amor mío, el amor tuyo y el nuestro, como luz y solidario como un puente.

 

 Seguíla en  Facebook | Instagram:@sharongorosito

   Más artículos de la autora, acá

Lo más visto