Desequilibrio del tiempo

POSDATA Digital Press | Argentina

 Por Sharon Gorosito | Escritora

Hoy desperté sin reloj, en medio de la nubosidad y me sorprendí al ver por la ventana, que no brillaba el sol. En su lugar, había silencio, viento que casi podía tocarse con los dedos, y un árbol con flores amarillentas me saludaba, anunciando un nuevo ciclo.

Creo que ya tenía cientos de señales tocando mi puerta, pero todos somos algo necios, y pesar de llevar más de 30 días en una rutina al estilo Día de la marmota, cada mañana busco un elemento que me ayude a ver en donde estoy.

Sé que cada día que pasa es más difícil protegernos de las últimas noticias, respirar o reír con un televisor en casa encendido. Pero les quiero contar que también suceden cosas buenas, hace pocos días la primera paciente de Covid-19 en mi localidad fue dada de alta, también un joven nos anunció mediante un vivo de Facebook que será padre por primera vez. Emprendedoras y solidarias mujeres cosen barbijos y los regalan trasladando todo su cariño, y a las 7 pm de cada día, algunas voces peculiares recitan poemas agitando colores dentro del otoño.

Siempre pensé que las redes mostraban una cara tierna que no existía para nadie, pero hoy más que nunca decidí aceptar que todo el ánimo y la bondad ajena entre, cada vez que me llaman, me envían un audio o un pequeño mensaje, permito que se acomoden y me arropen a través de mis ojos y oídos.

Afuera todo sigue su curso, a pesar de nuestras peleas inútiles contra las horas, contra nosotros mismos y lo que deberíamos hacer o no. Estemos seguros de que podemos detenernos, como decía Clarice Lispector en un poema, la respiración continua del mundo es aquello que oímos y llamamos silencio. Confiemos un poquito más en nosotros y en el resto, sigamos respirando porque vamos a estar bien.

 

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