Por qué un olor puede ser agradable para algunos y desagradables para otros

Conocé los factores influyentes.

Salud 30/06/2020 CVA  Producciones Integrales CVA Producciones Integrales

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Aunque compartimos los mismos mecanismos biológicos y sensoriales, la percepción de los olores puede llegar a ser muy variada; es por eso que el perfume agradable de una persona puede resultar un olor nauseabundo para otra.

Existe una variedad de factores que influyen en cómo detectamos los olores, y éstos pueden cambiar con el tiempo. Nuestra capacidad para procesar olores es diferente a la de otros mamíferos, como perros o roedores, que poseen grandes porciones de sus cerebros dedicados al sentido del olfato.

Factores influyentes
Los humanos percibimos el olor a través de las neuronas receptoras olfativas (ORN, por sus siglas en inglés), ubicadas en la cavidad nasal, pero estas células sensoriales pueden cambiar su efectividad según la edad, la salud o el entorno de cada persona.

Como explica el doctor James Hayes, investigador afiliado a la Escuela de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia:

“Si algo perturba la forma en que esos ORN perciben los olores, entonces habrá cambios en su percepción del olfato. La edad es sin duda un factor: los ORN se recuperan y regeneran constantemente a medida que se descomponen, pero la edad ralentiza ese proceso”.  

Los humanos tenemos una comprensión evolutiva de qué olores particulares representan una situación segura o potencialmente peligrosa.
Pero además de la edad, existen otros factores que también desempeñan un papel en nuestra capacidad para detectar olores, incluidos los antecedentes culturales y de género.

El sentido del olfato de las personas se deteriora a medida que envejecen, pero este detrimento parece suceder más rápido para los hombres. Las mujeres, en general, tienen una mejor capacidad para detectar olores, son capaces de olfatear más olores que los hombres y también perciben esos olores con más fuerza que los hombres.

Instinto humano
Las diferencias culturales también afectan el sentido del olfato de una persona. Un gran estudio que presentó una variedad de olores a personas de diferentes culturas en todo el mundo, mostró que las culturas que tenían poca experiencia con olores particulares tenían menos probabilidades de ser capaces de detectarlas. Por ejemplo, las personas en Japón tienen dificultades para detectar el olor del regaliz y el anís.

A pesar de hay factores que pueden afectar nuestra capacidad de percibir olores, los humanos tenemos una comprensión evolutiva de qué olores particulares representan una situación segura o potencialmente peligrosa.

Aunque compartimos los mismos mecanismos biológicos y sensoriales, la percepción de los olores puede llegar a ser muy variada.

Por ejemplo, las cosas que emiten olor a azufre generalmente se descomponen o se pudren, tienen muchas bacterias, así que tenemos un impulso natural para evitar esos olores. El amoníaco tiene un olor muy distinto y cuando está en concentraciones suficientemente altas, puede ser fatal, por lo tanto, hemos aprendido instintivamente a mantenernos alejados de esas fuentes de olor.

Por otro lado, las cosas con olor agradable, como las flores, sugieren frescura. Se cree que desde los albores de la humanidad las personas se han regalado flores entre sí, lo que se relaciona con la parte emocional de nuestro cerebro de una manera positiva.

La comprensión instintiva de los humanos sobre qué olores son seguros o inseguros es imprecisa, pero en términos de nuestra capacidad para detectar olores rancios como los azufres, somos muy buenos para detectarlos, lo que configura un instinto humano bien arraigado.

Fuente:tekcrispy

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