Te llamo después 

Foto: Pics Art

POSDATA Digital Press | Argentina

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Me fui de viaje rogando una revelación. Apagué mis excusas y mis miedos, esquivé todo por venir, solo fui una con la tierra y el viento. Una eternidad que me vomitó al mundo real, luego de cuatro días no significó nada en el almanaque del último diciembre. 

Volví a casa, y no me esperabas, no estabas, no me extrañabas. Quise verte, era noche buena, a pesar de que ninguno de los dos era religioso era un buen motivo para no quedarnos solos en casa. Me dijiste que no podías, las ensaladas y el vino iban por tu parte, tenías que encontrarte con tu familia, a la que tanto despreciabas. 

El llanto trepó todo mi cuerpo, me ahogué de dolor, me quedé sorda y muda hasta el amanecer. Quise fingir que todo estaba bien, supuse que lo bueno punza y cuesta, arranca la piel para después mimarla. Pasaron tres días más. Sin dudarlo, al igual que en los últimos meses, me fui hasta tu casa, no me esperabas, estabas, no me extrañabas. Me dejaste pasar, me dejaste hablar y llorar.  Esa tarde sabíamos que no volveríamos a vernos más, pero omitimos cada palabra y gesto de lamento, me hiciste el amor, te dije que te amaba, más tarde me abrazaste y me despediste, ”te llamo después”…

Volví a casa, borré todo registro de tu paso en mí, y atesoré un poema que terminaría por sellar la herida para siempre:

“Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.”

-Ya no, Idea Vilariño.