POSDATA Digital Press| Argentina
Por Edgardbett| Escritor | Columnista
Es muy difícil mantener una charla con el señor Alfredo, es un hombre de edad avanzada, uno solo deduce al mirar su rostro plagado de arrugas. Quizás tenga una leve sospecha; pero ¿quién es este hombre tan particular? Al pasar, todos le saludan. ¡Buen día, don Alfredo!, ¿cómo amaneció hoy? Sin embargo, a pesar de las buenas vibras, nadie se detiene a conversar con él. Hoy es 25 de enero. Vengo atravesando con mi automóvil la vieja casona de chapa tan antigua como su morador. Cabe aclarar que no eran raras las circunstancias, ya que a diario lo hacía de regreso de mi trabajo. Al observar de reojo al viejo sentado en su antiguo sillón de mimbre, mi carro da un fuerte silbido acompañado de un humo blanco. Típica señal: el motor levantó temperatura. Me detengo mientras levanto el capot. Haciéndome el distraído, siento cómo una mirada se me clava en la espalda.
—¿Puedo ayudarle, joven? Así que no me quedo otra que responder
— ¿Cómo le va, tendría un poco de agua?
No sería nada extraña la escena, salvo que eran las once y media de la noche. Con su sombrero de mimbre, camisa celeste y la única persona observable en cercanías. Desde que tengo uso de razón, siempre se habló del viejo de la casa antigua, razón por la cual no podía que imaginarlo diferente, sería extraño para mí Como también fue en su momento extraña la desaparición de un par de vecinos cercanos; sin embargo, en las declaraciones policiales que le han hecho, al preguntarle si vio algo, solo respondía — ¡No, hijo, a mi edad la vista ya no me da para tanto! Nunca se le conoció familia alguna, salvo que en ocasiones se vio merodear a un joven de unos 30 o quizás 40 años al visitar la casa. Cada vez que le preguntaban por el hombre, respondía que se fue de vacaciones por un tiempo. ¿Para qué ahondar en preguntas? El halo de misterio y curiosidad siempre estuvo en la esquina de la calle Fleming. Sin vacilar, me acerco hasta la reja que divide vereda vs. pórtico y le consulto si tendría un poco de agua para el radiador. Con su clásica amabilidad me responde — ¡Por supuesto, querido pasa por aquí! Me sorprendió ya que nunca habría cruzado palabra con él, tal vez un hola en alguna ocasión. Prejuzgar no era mi estilo, pero quizás en algún momento lo hice con él, así que accedí con total normalidad, salvo esas palabras finales:
—¡Apúrate, querido, que al final tantos años me están saliendo ampollas en la espalda!
—¿Por dónde? —Sigue derecho, en el fondo hay una pileta. Sorprendido al ingresar el estado de la vivienda, me dejó atónito; todo era una refinada obra de arte:el mobiliario de antigua data que, salvo algún atisbo de polvo, no tenía ruina, ni siquiera un rayón. La iluminación era perfecta. Una araña pendiendo en el centro de la sala era soñada. Subyugado ante tanta belleza, no me caben dudas: fue un viaje en el tiempo como visitar un museo o retroceder en la historia, quizás un siglo o más. Me pregunté cómo podría ser, desde la calle se podía apreciar lo grande que era esa vieja casa y todos pensaban que debía estar en ruinas. Pero no fue así. No tardé en preguntarle cómo hacía solo para mantener todo impecable.
Se sonrió y me dijo:—Cuando uno es joven, parece que las fuerzas no se acaban, pero no es así, uno, por más que intente, siempre envejece. Él hablaba detrás de mí y yo seguía contemplando sus diplomas enmarcados, premios. Menciones al Dr. Alfredo se debían por su avance y contribución en regeneración de tejidos. Encontré en otra pared colgada otros diplomas y agradecimientos por su investigación. Él, avanzaba y apoya su mano en mi hombro, acto que me sorprendió. Pensé que no caminaba por su avanzada edad. La verdad es que algo estaba estupefacto e incrédulo, pero veo que es una eminencia en el campo de la investigación. Cautivo de ver sus distinciones, no lo vi que se acerba hacia mí y me inyectó algo en el hombro y exclamé —:¿Qué haces, viejo de mierda? No alcancé a decir otra frase que me adormecía. Cuando abrí los ojos, me encontraba recostado en una camilla conectada y con sondas de transfusión. Le pregunté: —¿Por qué a mí? Me mira y me responde —:¡No fue nada personal, pudo ser cualquiera! Se detuvo unos segundos y prosiguió con sus explicaciones...
—Te diré más, ¡ya estaba preocupado porque se acercaba mi cumpleaños! ¡Cada 40 años debo rejuvenecer y dada la casualidad del desperfecto de tu auto, decidí aprovechar la ocasión! Apreció su faceta de profesor: —El líquido en cuestión es una invención de mi autoría, aún no logro mejorar el retroceso evolutivo. Solo retrocede hasta los 30 o cuarenta años. No creía lo que estaba viviendo, sentía que algo se quemaba dentro de mi cuerpo. Supliqué, rogué, por favor, y lloré. Nada lo conmovió. Al cabo de unos días vieron en su casa, un joven radiante, rubio y de ojos claros. Mientras barría el pórtico, una vecina curiosa preguntó:
—Disculpe, joven, ¿y el adulto mayor que vivía aquí?
El nuevo morador respondió: ¡Está internado, muy grave!
La mujer sorprendida afirmó: ¡Sí, estaba muy grande ya! ¿Su nombre joven?
—¡Adolfo, doctor Adolfo, Debían, soy su sobrino!
La mujer siguió barriendo y cerró con un último comentario: —¡Qué casualidad! ¡Tenga cuidado, hace unos días desapareció un hombre joven por aquí!
—Bueno, son cosas que pasan—respondió mientras continuaba limpiando el sillón de mimbre. Tomó asiento observando al vecindario y dijo: —¡Cuidado, nunca se sabe quién lo rodea a uno!
PRÓLOGO
El libro SINFONÍA DE CUENTOS escrito por el autor Edgardbett trata sobre diferentes cuentos en estilo narrativa corta, pasando por lo fantástico, lo posible y lo imposible atravesando diferentes situaciones que abarcan desde el suspenso, la intriga junto a las relaciones humanas y su entorno. Creando en cada lector las ganas de adentrarse más y más en cada relato sorprendiendo con desenlaces inesperados.
Este nuevo autor argentino nos transporta desde el comienzo jugando con inteligencia en el uso de las palabras realizando que cada lector cree su propio universo. Espero disfruten tanto como yo de esta lectura y tengan ganas de más.
El libro está disponible en dos formato:físico y digital. Reservá el tuyo al +543476-620377