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Estudios han demostrado que no hay un gen específico que determine quién desarrollará adicción al tabaco.
Salud11/12/2020CVA Producciones IntegralesPOSDATA Diital Press | Argentina
A nivel mundial, el consumo de tabaco es responsable de la muerte de cinco millones de personas cada año y aumenta el riesgo de desarrollar numerosos trastornos, particularmente enfermedades pulmonares y cardiovasculares, así como varios tipos de cáncer.
Hace tiempo que se sabe que una variedad de factores, ambientales, sociales y económicos juegan un papel importante en la decisión de fumar. De hecho, durante gran parte del siglo XX, fumar se consideró como un hábito socialmente aprendido y una elección personal.
El papel de los genes
Para inicios del nuevo milenio, comenzó a ser más ampliamente aceptado el papel fundamental de la nicotina en el mantenimiento del comportamiento de fumar. Ahora se reconoce que fumar cigarrillos es principalmente una manifestación de adicción a la nicotina.
Sin embargo, en los últimos años, hemos aprendido más sobre el papel que juegan los genes en el desarrollo de la dependencia a la nicotina, lo que ha fundamentado un amplio debate.
A lo largo de los años se ha dicho que las adicciones, y especialmente el tabaquismo, se da por una conducta aprendida, ya sea por la televisión, internet o los mismos padres. No obstante, la evidencia científica sugiere que los humanos tenemos ciertas variantes en nuestro código genético que hacen que algunas personas tengan una mayor predisposición a las adicciones, incluido el tabaquismo.
La experimentación con el tabaquismo generalmente ocurre en los primeros años de la adolescencia y está impulsada principalmente por motivos psicosociales.
Estudios de gemelos y familiares han demostrado que no hay un gen específico que determine quién desarrollará adicción al tabaco, sino varios genes que hacen que un individuo se vuelva más susceptible a ser adicto a la nicotina.
Estos genes son responsables de cómo se producen y metabolizan ciertos neurotransmisores, la cantidad de receptores disponibles para actuar y la rapidez con que el individuo metaboliza la nicotina.
Adicción cerebral
La experimentación con el tabaquismo generalmente ocurre en los primeros años de la adolescencia y está impulsada principalmente por motivos psicosociales. Para un principiante, fumar un cigarrillo es un acto simbólico que transmite mensajes como “ya no soy el hijo de mi madre” o “soy duro”.
Los adolescentes que se sienten atraídos por afirmaciones como estas, o por rebeldía, tienden a provenir de entornos que favorecen el tabaquismo; por ejemplo, hogares con altos niveles de tabaquismo en los padres, hermanos o compañeros, o tienden mostrar baja autoestima, un bienestar psicológico deteriorado, sobrepeso o malos resultados en la escuela.
La absorción del humo del cigarrillo desde el pulmón es rápida y completa, produciendo con cada inhalación un bolo arterial de alta concentración de nicotina que llega al cerebro en 10 a 16 segundos, más rápido que por inyección intravenosa.
Estudios han demostrado que no hay un gen específico que determine quién desarrollará adicción al tabaco, sino varios genes que hacen que un individuo sea más susceptible a ser adicto a la nicotina.
La nicotina tiene efectos generalizados en la neuroquímica cerebral. Activa los receptores nicotínicos de acetilcolina, que están ampliamente distribuidos en el cerebro, e induce la liberación de dopamina en el núcleo accumbens.
Este efecto es el mismo que el producido por otras drogas de uso indebido, como las anfetaminas y la cocaína, y se cree que es una característica crítica de los mecanismos de adicción cerebral. La nicotina es un estimulante psicomotor, y en los nuevos usuarios acelera el tiempo de reacción simple y mejora el rendimiento en tareas de atención sostenida.
La nicotina tiene una vida media distributiva de 15 a 20 minutos y una vida media terminal en la sangre de dos horas. Por lo tanto, los fumadores experimentan un patrón de altas concentraciones de nicotina en la sangre repetitivas y transitorias con cada cigarrillo, requiriendo el consumo de más cigarrillos para mantener estas concentraciones elevadas.
El inicio del tabaquismo y el consecuente hábito de fumar se explica por factores ambientales y genéticos, compartidos y únicos en la adolescencia temprana y en la edad adulta joven cuando juegan un papel más importante. Cuanto más comprendamos estos procesos, mejor será la oportunidad de formular tratamientos efectivos.
Fuente:tekcrispy
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