Grageas III (todavía en cuarentena)
Sí, en efecto, todavía en cuarentena, después de más de 170 días.
Opinión - La columna de Eduardo09/09/2020 Eduardo ServentePOSDATA Digital Press | Argentina
Por Eduardo Servente | Ingeniero Civil
Sí, en efecto, todavía en cuarentena, después de más de 170 días.
El presidente nos dice que ya no estamos en cuarentena, no porque la haya levantado, sino porque los ciudadanos ya no le obedecen. El gobierno sigue dando órdenes para que nos quedemos en casa, que no trabajemos, que quebremos sin derramar una lágrima, que no veamos a nuestros seres queridos, que no salgamos a tomar aire. Hay que decir que poco a poco, como a dulces niños que vamos aprendiendo, nos van permitiendo hacer más cosas. Que podemos correr, en ciertos días y horarios; que podemos pasear a nuestros hijos, pero también con restricciones, así los parques descansan y nos juntamos todos en los horarios previstos, y de esa manera hay más posibilidad de contagios; que podemos tomar un café en las mesitas de la vereda, pero en un patio interior no.
Realmente considero que el gobierno piensa que somos tan inútiles, poco inteligentes, mal educados e irresponsables que no somos capaces de cuidarnos por nosotros mismos. Claro, si piensa que la sociedad cumple con esas características, debe considerar también que teniendo esas características esa sociedad lo eligió como presidente. No estamos preparados para tomar decisiones por nosotros mismos, está a la vista.
La cuarentena está desbordada, quieren prolongarla y ya no se obedece, persiguen incumplidores en vez de perseguir delincuentes, ya nadie cumple su función.
Efectivamente no estamos preparados para dirigir nuestras propias vidas y tomar decisiones. Está claro que tampoco estuvimos preparados al elegirlos para que dirijan nuestros destinos.
La situación actual no es una mera transición y ni por asomo tranquila, el descontento social es mucho, la anomia es gigante, la desobediencia es total. Ojalá dios ilumine a los dirigentes para que hagan lo que tengan que hacer y nos lleven a buen puerto, hoy siento que estamos a la deriva o quizás a propósito estamos entrando en una tormenta que nos resultará inmanejable.
Mapuches
Uno de los tantos desbordes que hay en esta cuarentena es la ocupación ilegal de terrenos y distintas propiedades. Suceden por todos lados y ya nadie está seguro.
Sin duda son grupos manejados por intereses políticos cuya intención es crear desorden y con esa actitud poner en relieve la inoperancia de las fuerzas de seguridad y de la justicia.
Hemos llegado a una situación que desde el país vecino su presidente nos pone como ejemplo diciendo que ellos no deben llegar a la confusión que tenemos nosotros de siquiera cuestionarnos si tomar un terreno está bien o mal.
Si a eso le sumamos que nuestro presidente justifica el delito diciendo que la toma de una propiedad privada debe ser la última opción que tiene el delincuente para vivir. Eso en definitiva habla mal de los mismos gobernantes que nunca supieron encontrar soluciones.
Pero analicemos en pocas palabras el conflicto planteado por la toma de tierras en nuestro sur por comunidades que se auto asignan descendencia y estirpe mapuche o araucana, aunque este término no les gusta porque hace alusión precisa de sus orígenes en la zona de Arauca, al sur de Chile.
Los mapuches vivían hacia las costas del Pacífico y cruzaron la cordillera y atacaron brutalmente a los tehuelches y otras tribus originarias de nuestro actual territorio a partir del año 1830. Es entendible que para ninguna de las tribus de entonces significara nada los límites que se establecían entre los países o bien los que respetamos ahora.
Los gobiernos argentinos, provinciales o nacionales hicieron tres campañas al desierto para combatir y apaciguar a las tribus indígenas y lograr la paz en todo el territorio.
En 1833 comandados por Rosas, quizás la más sanguinaria de las campañas, y en 1878 y luego en 1885 comandadas por Roca se logró el sometimiento total de las distintas tribus desde los límites norte hasta Tierra del Fuego. Distintas estrategias de guerra para el mismo fin. (recomiendo la lectura) Campaña del desierto. No podemos juzgar los hechos históricos bajo los ojos de nuestro presente, son circunstancias y costumbres muy distintas.
Por un lado, llama la atención que los actuales auto llamados mapuches hablen de tierras sagradas de sus ancestros cuando por las fechas surge claramente que no habrán podido estar libremente en ellas más de 50 años. En fin, argumentos subjetivos que ponen en duda toda la argumentación.
Por otro lado, las campañas mencionadas produjeron un estado y una organización a la que cualquier inmigrante, criollo o nativo de varias generaciones debiera adaptarse. Haciendo una analogía es como si hoy los descendientes de los incas reclamaran las tierras de Machu Picchu, el valle del Urubamba y la zona del Cusco, o acaso se nos puede ocurrir que descendientes aztecas reclamen las pirámides de Tehotihuacán que sin lugar a dudas eran sus tierras sagradas.
El reclamo no tiene asidero y sin lugar a dudas tiene fines políticos que, de nuevo, los gobiernos no supieron buscar una solución con la firmeza necesaria.
Por el bien de toda la nación, urge una solución y una vuelta al orden. Tomar tierras ajenas, sean de grandes capitalistas, de pequeños propietarios o del estado es un delito, y como tal hay que tratarlo.
Saludos
Volviendo a temas más livianitos, algo que apareció en la cuarentena y repudié desde el primer minuto y para no sentirme solo por suerte el mismo repudio se lo escuché hace poco a un periodista en su programa de los domingos a la noche, es el saludo inventado con los codos.
El saludo estrechándose las manos tiene un sentido y una tradición que es mostrar a quien se saluda que uno llega desarmado, para de esa manera poder tener un diálogo con tranquilidad.
El saludo con un abrazo o un beso está destinado a personas más cercanas y muestran una expresión de amor, más o menos profunda. Está reservada para personas a quienes le tenemos más confianza, con quienes tenemos más cercanía y esa es su demostración.
En las situaciones de riesgo como las que estamos viviendo podemos saludarnos a la distancia con un “hola”, “buen día”, etc. y mirándonos a los ojos, por donde transmitimos muchos sentimientos; podemos también darnos las manos o un medio abrazo palmando el hombro del otro significando así un cariño mayor, en definitiva, las manos no me las llevo a la cara hasta volver a lavarlas porque estuvieron tocando muchas cosas.
El saludo con los codos no tiene sentido, no significa nada. Y si le queremos agregar alguna incoherencia más, nos promueven chocar esos codos que nos enseñan por otro lado que sea el lugar donde estornudamos y tosemos.
En definitiva, es de las cosas más ridículas que aparecieron en esta cuarentena eterna.
Picadillo
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